Destacado Económico / N. L. ■
Las palabras pronunciadas en Aragón por Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, y secretaria general de Unidas Podemos, han generado la esperada reacción del empresariado. Belarra, que apoyó la intervención gubernamental en sectores estratégicos para frenar los precios de los alimentos, personalizó su crítica en Juan Roig, presidente de Mercadona: “Es indecente –acusó– que el señor Juan Roig se esté llenando los bolsillos siendo un capitalista despiadado. Hay que decirlo claro, son capitalistas despiadados y tenemos que frenarles los pies».

Inmediatamente reaccionó el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, denunciando la «injusta estrategia de desprestigio y descalificación que están sufriendo los empresarios españoles” apoyándose en que «en los últimos días, hemos asistido a una serie de declaraciones por parte de algunos actores políticos e, incluso, de miembros del Gobierno, que vienen a cuestionar el papel del empresariado con una agresión directa a la que se ha llegado a poner nombre propio. Cada uno de estos ataques se extiende contra toda la iniciativa privada. Contra trabajadores autónomos, comerciantes y agricultores, pequeñas y medianas empresas y, también, grandes empresas. Todos ellos forman parte del tejido empresarial y ejercen legítimamente su actividad desde la libertad de empresa que la Constitución española les reconoce».
Recordó Garamendi que la Constitución, en su artículo 38, ampara la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado y exige a los poderes públicos necesaria garantía y protección en su ejercicio. «Es incompatible el desconocimiento de estos mínimos principios con el ejercicio de un cargo en un poder del Estado», reprochó la patronal, que denunció “una estrategia peligrosísima de claro corte populista”, apuntaló la patronal.

Las patronales de la distribución señalaron a los ministros de Podemos
Las principales patronales de la distribución, Anged y Asedas, señalaron la actitud «continuada e injustificada» de los ministros de Podemos y rechazaron las críticas sobre enriquecimiento al asegurar que el alza de precios que pagan a la industria les ha supuesto un sobrecoste de 8.400 millones de euros en 2022.
Ambas asociaciones criticaron la propuesta de fijar los precios de la cesta de la compra para que no superen el precio previo a la crisis de Ucrania. Anged calculó, a partir de las cuentas de las 22 empresas más grandes del sector que, si se aplicará ese mecanismo, esas compañías entrarían en pérdidas en nueve semanas.
Roig: “Hay riqueza para todos”
El presidente de Mercadona, Juan Roig, el objeto de todas las críticas, fue el que más tarde reaccionó y el más moderado en sus palabras de defensa. Eludió hacer declaraciones a los periodistas sobre las declaraciones de la ministra, pero aprovechó la presencia del presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios, Vicente Boluda, a quien acompañaba en el Fórum Europa Tribuna Mediterránea, para defender a los empresarios españoles, de los que ha destacado su “ética” y por sentirse orgullosos de “crear proyectos” que ayuden al progreso de España. “Los empresarios –destacó– son los que generan riqueza y bienestar, y si después, a los que les toca gestionarla, lo saben hacer, hay riqueza para todos; si no, hay enfrentamiento”.

En cambio, Boluda se despachó a gusto. “Como empresarios –apuntó–, o somos todos capitalistas despiadados o no somos ninguno. Los empresarios llevan sus empresas lo mejor que pueden”. Y añadió que las declaraciones de Belarra son “una locura porque entiendo y defiendo que haya que proteger a los ciudadanos porque eso es estupendo, pero de ahí a machacar a los empresarios hay un trecho” y puso como ejemplo la subida de carburantes: “Como la gasolina ha subido, entonces… ¿Qué hacemos? ¿Hay que ahorcar al presidente de Repsol?”.
Refiriéndose a si el Gobierno fijará un tope al precio de los alimentos, declaró que “de Pedro Sánchez se puede esperar cualquier cosa” y ante la pregunta de si tiene miedo de que se intente ‘exterminar’ a los empresarios, ha aseverado que “no tengo miedo a nada porque por mucho que lo intenten siempre quedará alguno vivo que quiera crear una empresa”.
Calviño baja el tono, Podemos lo sube
Mientras el PSOE llamaba a la calma y la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, pedía bajar el tono de la trifulca y desaconsejaba la propuesta de Podemos de aplicar un impuesto extra sobre los beneficios del sector, este partido calificaba de “monopolista” al presidente de Mercadona y acusaba a Garamendi de “reírle las gracias”.
Durante un acto de Podemos en Castilla-La Mancha, Rafael Mayoral, secretario de Horizonte Republicano del partido, calificó a Juan Roig de “monopolista que exprime a las pequeñas y medianas empresas mientras la CEOE le ríe las gracias”.

Por su parte, Isabel Serra, portavoz del partido, afirmaba: “A Juan Roig se le conoce también como el que quería menos vacunas y más pico y pala, el que decía que la reforma del PP en 2012 se había quedado corta, quien quiere más deberes para los trabajadores y alguien que asegura que a los pobres les gusta comprar barato”.
Podemos se equivoca al elegir a Juan Roig como chivo expiatorio
Hay, ciertamente, razones para señalar a algunos empresarios “despiadados” que han aprovechado el rio revuelto de la inflación galopante para elevar sus ganancias al subir los precios de sus productos más de lo que justifican la elevación de sus costes. Sin embargo, Podemos se equivoca al personalizar los abusos en Juan Roig, el presidente de Mercadona, que es de lo más presentable del empresariado español, y el que ha llevado más lejos su política de contratación de personal, de salarios y demás condiciones laborales. Incluso ha sido estigmatizado por sus colegas por la heterodoxia de sus principios y la jerarquía de sus valores: “primero, los clientes; después, los trabajadores, y, finalmente, los accionistas”, lo que ha probado con el sacrificio de parte de sus dividendos.
Este singular presidente, valenciano, 73 años, casado con Hortensia Herrero, padre de cuatro hijas y abuelo de diez nietos, la tercera fortuna de España según ‘Forbes’, es el dueño de la primera compañía de la distribución, una empresa familiar que aporta el 2,2 % del PIB español y el 3,89 % del empleo, que ni está en Bolsa ni se la espera, y consiguió que en un año tan duro y complejo como el de la pandemia lograra la mejor gestión de su historia.
Juan Roig se define como un licenciado con espíritu de tendero. Es un rompedor, un disruptivo, según la expresión de moda, y un pelín provocador, aunque él califica su provocación de “humilde”. Puede decirse que es un creador, como todos los que hacen algo grande desde la nada.