
Àlex Sáez
Hace escasas fechas, Ferrovial planteó una afrenta al Gobierno de España. Si bien es legítimo que sus accionistas puedan decidir un traslado de domicilio fiscal a otro país de la UE, sus directivos lo comunicaron pésimamente. Se podría interpretar que el cambio obedecía a una situación de inseguridad jurídica para el entorno empresarial en España, lo que obligó a una reacción del Gobierno en defensa de la economía nacional. La realidad contradice claramente a Ferrovial, y a los oportunistas que lo utilizaron para sus labores de oposición –léase Feijóo–, ya que ninguna empresa más secundó su decisión, ni la campaña de descrédito. Como es conocido, Ferrovial aprobó en su junta de accionistas el traslado de la sede de la compañía desde Madrid a Países Bajos, con el objetivo de cotizar en la Bolsa de Ámsterdam y finalmente en la de Nueva York. El presidente Pedro Sánchez afirmó con razón que: “La patria no es sólo hacer patrimonio, es ser solidario, arrimar al hombro y ayudar cuando tu país lo necesita”. Rafael del Pino, presidente de Ferrovial, y una de las grandes fortunas españolas, no valoró ninguna otra consideración que no fuera la puramente economicista, o mejor dicho, la que pudiera minimizar su contribución fiscal en España.

Hipra se ha transformado en una empresa internacionalizada, líder, con centros de investigación y que ahora se convierte en un referente mundial también en su división de salud humana con la aprobación de su vacuna Bimervax contra el Covid
En las mismas fechas en que Ferrovial anunciaba este cambio de establecimiento, el presidente Sánchez visitaba las instalaciones de la farmacéutica Hipra en Amer (Girona), para saludar la aprobación de Bimervax, la primera vacuna española contra el Covid autorizada por la Agencia Europea del Medicamento y dispuesta a competir en capacidad y calidad con las grandes farmacéuticas mundiales.
El sector farmacéutico, el biotecnológico, se consolidan como punteros y estratégicos para España. Hipra se suma a otras como Grifols, Almirall, Faes Farma, Rovi, Reig Jofre, Esteve, Ferrer, Bioserch y algunas más que representan bien el nutrido tejido empresarial español en estos campos Pequeñas empresas familiares que han crecido y se han convertido en auténticas multinacionales. Como la familia Nogareda en Hipra, que transformaron un pequeño laboratorio enfocado a la prevención de la salud animal y humana en una empresa internacionalizada, líder, con centros de investigación y que ahora se convierte en un referente mundial también en su división de salud humana. El presidente subrayó el significado de la aprobación de esta nueva vacuna en su visita a Hipra como “un hito histórico para la ciencia y la investigación de nuestro país”.
Ambas situaciones, que han coincidido en el tiempo, plantean una reflexión sobre el ejercicio de la actividad empresarial. El impacto reputacional de ambas decisiones para Ferrovial e Hipra es enorme y con afectaciones bien distintas. Sin duda, la decisión de Ferrovial tiene un coste negativo –especialmente en nuestro país– en términos de reputación, responsabilidad, comunicación y marca. Muchas veces este coste es difícil de cuantificar. Lo cierto es que hoy muchos ciudadanos asociarán Ferrovial con una empresa sin alma social, enfocada exclusivamente al beneficio empresarial y sin compromiso con España, Su cambio de establecimiento y el enfrentamiento con el Gobierno hacen perder a Ferrovial mucho del crédito obtenido durante años de desarrollo de su proyecto empresarial.
Por el contrario, la valiente decisión de Hipra, la apuesta por la inversión tecnológica en el desarrollo de una vacuna, pese a los riesgos indudables en su comercialización, le otorga reputación, credibilidad, confianza, respeto, admiración de los ciudadanos y también de los poderes públicos. En este sentido, el refuerzo y apoyo público del presidente del Gobierno a una empresa estratégica para España y para la Unión Europea como Hipra, pone en valor al sector industrial en general y en particular a una empresa cuyo éxito debe reportarle a medio y largo plazo fortalezas y nuevas oportunidades. La salud global, tras la irrupción del Covid, se ha convertido en una prioridad incuestionable también para las instituciones y poderes públicos.
Las empresas deben analizar cuidadosamente sus decisiones, teniendo en cuenta sus responsabilidades sociales y las consecuencias reputacionales. Los gobiernos también deben ser más conscientes de que sin el concurso de las empresas no es posible alcanzar los niveles de riqueza, creación de empleo y redistribución necesaria para garantizar los servicios públicos de calidad. España necesita mayor diálogo, concertación y cooperación con su tejido empresarial para seguir con la senda de crecimiento para los próximos años. La experiencia de Hipra es un buen ejemplo a seguir.
Àlex Sáez es abogado especialista en Responsabilidad Civil y Derecho del Seguro. Consejero de Presidencia de Foment del Treball. Fue diputado a Cortes en la VIII, IX y X legislatura por el PSC.