Apenas un año después de que Pablo Iglesias señalara a Yolanda Díaz como nueva líder de Unidas Podemos, el exvicepresidente ya no oculta el pulso con su sucesora. La partida de póker de las negociaciones en Andalucía es sólo el preludio de la batalla que se avecina a nivel nacional. Mientras la vicepresidenta pone tierra de por medio con lo sucedido y subraya su independencia de los partidos, la dirección encabezada por Ione Belarra, con la cobertura mediática de Iglesias, se ha puesto manos a la obra ante el peligro de quedar relegados, sin espacio político y sin recursos económicos con los que sostener la organización. Minoritarios en Madrid, Cataluña o Valencia, en Podemos están decididos a hacerse valer y a vender caros los acuerdos con la IU de Alberto Garzón y el Más País de Iñigo Errejón.
“¿Cómo se va a sentir la gente de Podemos cuando ve que la gente de IU y del PCE han pactado con el partido de Errejón para apoyar a otra candidata?” Con estas palabras el pasado lunes en la Ser, Pablo Iglesias resumía el sentir del núcleo dirigente de Podemos sobre lo sucedido en la recta final de las negociaciones para construir una candidatura común en Andalucía. “Claro que la gente está dolida”, explicaba Iglesias en Hora 25, “recuerdo las cosas que se dijeron de Podemos cuando apostó por llegar a una confluencia con IU, hubo una escisión por eso”, en alusión directa a Errejón y a Más Madrid primero y Más País, después. Las cuentas pendientes, los rencores y los egos vuelven a cruzarse en el camino de las izquierdas españolas, que han demostrado capacidad sobrada para pegarse tiros en el pie.
En la dirección morada temen, y tienen razones para ello, quedar sin ningún poder de decisión y sin recursos para sostener un partido que cuenta con una escasa implantación en el territorio
“En el último momento intervino Yolanda Díaz y dijo ‘la candidata tiene que ser ésta’ y Podemos se tiene que cuadrar, aunque no estemos de acuerdo”, señalaba Iglesias, que también se lamentaba de que se haya “vuelto a los partidos, los despachos, las puñaladas y los dedazos”. Sorprendentemente, todas estas críticas y protestas no son óbice para que Iglesias subraye al mismo tiempo que “independientemente del papel que nos toque ocupar, sea más modesto y más pequeño, vamos a ser disciplinados y claros a la hora de defender la lealtad con Yolanda Díaz hasta el final”.
Y es que ese es precisamente el quid de la cuestión: el papel que va a jugar Podemos en el ciclo electoral que abren las andaluzas, continuará con las municipales y autonómicas de dentro de un año y terminará -según el calendario fijado por el presidente del Gobierno- con las generales. En la dirección morada temen, y tienen razones para ello, quedar sin ningún poder de decisión y sin recursos para sostener un partido que cuenta con una escasa implantación en el territorio y es, hoy por hoy, poco más que sus cargos y cuadros en el Congreso, en varias asambleas autonómicas y en algunos ayuntamientos.
La candidatura de Díaz, por otro camino

Podemos va tan con el paso cambiado que mientras su portavoz, Isabel Serra, señala al accidentado acuerdo político del que surge Por Andalucía como “el primer paso del frente amplio de Yolanda Díaz”, la propia vicepresidenta pone tierra de por medio y asegura que el bochornoso sainete andaluz, “nada tiene que ver” con su proyecto. “Muchas veces me han escuchado decir que estas cosas son las que alejan a la ciudadanía de los partidos políticos. Con esto me quedo”, ha indicado. La candidata por la que apostaban Díaz y Más País, la miembro de IU, Inmaculada Nieto, le daba la razón y aseguraba en RNE que “el proceso político y social que va a abrir Yolanda Díaz no es lo que hemos hecho en Andalucía, que es un acuerdo de organizaciones”.
Díaz quiere arrancar ya a nivel nacional su “proceso de escucha”, una vez celebradas las elecciones andaluzas. La idea original era haberlo hecho en otoño, pero diversas cuestiones -la negociación de la reforma laboral, la convocatoria de elecciones en Castilla y León y el estallido de la guerra en Ucrania- han forzado a posponerlo. De hecho, esta ha sido otra gran diferencia con la dirección de Podemos, que ha venido urgiendo a la vicepresidenta a darse prisa. El proceso que pretender desembocar en la articulación del frente amplio durará seis meses y será en diciembre cuando la vicepresidenta tome una decisión definitiva sobre su candidatura.
La ministra de Trabajo se inspira en lo que sucedió en las elecciones gallegas de 2012 cuando ella lideró, junto a Xosé Manuel Beiras, la construcción de Alternativa Galega de Esquerda (AGE). Esa candidatura, englobaba a Esquerda Unida y la escisión del BNG capitaneada por Beiras, pero tuvo un impulso popular enorme al rebufo del 15-M y sacudió la campaña. Hasta el punto de que se convirtió en la tercera fuerza de Galicia, con el 14% de los votos. En esa campaña, Díaz se recorrió Galicia de punta a punta en su coche -en compañía, por cierto, de Pablo Iglesias como asesor-. Salvando las distancias, porque el ciclo político no es el mismo, esa es la idea ahora: recorrer España en encuentros con la sociedad civil similares al que celebró hace algunas semanas con medio centenar de economistas en la Biblioteca Nacional, en lo que lo fundamental sea el diálogo entre los participantes.
Podemos se queda atrás
Para la articulación de su candidatura, Díaz se inspira en lo que sucedió en las elecciones gallegas de 2012 cuando ella lideró, junto a Xosé Manuel Beiras, la construcción de AGE
“El protagonismo va a ser absolutamente ciudadano”, subrayaba la vicepresidenta segunda esta semana. Y añadía: “los partidos políticos tendrán que estar, pero no son el ser”. En IU y Catalunya en Comú asumen sin problema este rol secundario que Díaz les adjudica. Sus líderes, Alberto Garzón y Ada Colau son los principales apoyos con los que cuenta la vicepresidenta en la construcción de su proyecto. En Más País, asumen esa posición sin problemas también, porque su presencia es prácticamente inexistente fuera de la Comunidad de Madrid y sumándose a acuerdos como los de Andalucía tendrán una representación que, de otra manera, no conseguirían. En el otro socio potencial relevante, Compromís, hay más división de opiniones, pero todo acuerdo que les permita sumar más representantes en el Congreso será bien recibido. Pero sucede que todos estos partidos, en el espacio político que hoy representa Unidas Podemos, son hegemónicos en sus respectivas comunidades. Sin embargo, Podemos está a la sombra de En Comú en Cataluña, de Más Madrid en Madrid y de Compromís en la Comunidad Valenciana. Y a lo largo y ancho de España, IU cuenta con mucha más implantación y muchos más representantes en municipios medianos y pequeños, donde Podemos no llega. También en Andalucía, por eso era obvio que la candidata sería Inmaculada Nieto, que proviene de la mayor organización implicada en el acuerdo y que, además, contaba con el beneplácito de Díaz y de Más País.
La insistencia de Podemos, hasta el último minuto, en su candidato elegido en primarias, Juan Antonio Delgado, sólo se explica como método de presión para lograr otras concesiones. En este caso, liderar la lista en cinco de las 10 provincias andaluzas -cuatro son para IU y una, la de Sevilla, para Más País- y conseguir más de la mitad de los recursos económicos del grupo parlamentario. Está por ver como se articula jurídicamente este acuerdo político, porque haber apurado hasta el último minuto, literalmente, ha provocado que las firmas de Podemos no llegaran a tiempo al registro y, a efectos de la Junta Electoral, los morados están fuera de la coalición suscrita por IU, Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz. Sus candidatos se integrarán en las listas como independientes, pero los fondos no se pueden transferir por las buenas a Podemos, así que los asesores jurídicos de la coalición ya están buscando fórmulas viables. En Podemos, eso sí, se eximen de responsabilidad y señalan a IU como los responsables de que los documentos no se registraran a tiempo.
En este escenario, habrá que ver hasta qué grado se implica Díaz en la campaña. Con su visita a la Feria de Abril y su largo paseo con los líderes de los partidos que integran Por Andalucía casi ha hecho más que en la campaña de Castilla y León, cuya única aparición se limitó a un acto en una pequeña localidad junto al candidato, Pablo Fernández. En Podemos consideran que los dejó de lado en Castilla y León y que si ella se hubiera implicado seguramente los resultados habrían sido mejores. “Ojalá Yolanda trabaje mucho en la campaña, la vamos a necesitar para tener un resultado mejor del que auguran las encuestas que no es bueno”, afirmaba en la Ser el lunes Iglesias, que también hacía una encendida defensa de las primarias que, a su juicio, se deberían haber celebrado en Andalucía para elegir al candidato. Unas primarias de las que no se acordó cuando él mismo señaló a Díaz como sucesora.