J.Q.
El pasado lunes se inauguró por fin la línea de AVE a Murcia, que pone fin a un proyecto que se ha alargado prácticamente dos décadas. En el viaje inaugural, que partió desde la estación madrileña de Chamartín-Clara Campoamor, participaron el rey y el presidente del Gobierno, además de la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, y el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras. Ximo Puig, presidente valenciano, se unió a la comitiva a su paso por Elche.
Sánchez remarcó que el gobierno ha saldado “una deuda histórica con Murcia”. Si bien la ciudad de Murcia parece ver al fin cubiertas sus necesidades de transporte, otras grandes urbes de la región como son Cartagena y Lorca siguen sin atisbar un proyecto firme que garantice la llegada de la alta velocidad a sus municipios.
La ruta contará con ocho frecuencias que controlará en su totalidad Renfe. Por el momento no se contempla que competidores como Ouigo hagan uso de la línea de alta velocidad para ofrecer sus servicios. Habrá dos itinerarios diferentes: uno que irá directamente a Murcia pasando por Elche y Orihuela, que tendrá una duración de dos horas y cuarenta y cinco minutos, y otro que se desviará hasta Alicante, con paradas previas en Villena, Albacete y Cuenca. En este último caso, la duración del trayecto será de unas más que cuestionables, teniendo en cuenta que hablamos de un AVE, tres horas y veinticinco minutos. Renfe ofrece hasta el próximo 29 de diciembre 30.000 billetes a 19 euros para viajar a la Región de Murcia a lo largo del año que viene.
El AVE, por otro lado, llega a Murcia soterrado, gracias a la movilización social de los vecinos del barrio del Carmen que, pese a la brutal represión policial que sufrieron durante sus protestas, no cesaron en su empeño y finalmente han evitado que la obra les dejase aislados del resto de la ciudad.