Javier Quintana
Isabel II ha fallecido este jueves 8 de septiembre a los 96 años de edad. La reina pasó sus últimas horas en su residencia de Balmoral rodeada de su familia, según ha informado el palacio de Buckingham. En el mismo comunicado Buckingham informaba de que la monarca había muerto en paz.
Carlos III, en sus primeras declaraciones como nuevo monarca de Reino Unido, tuvo unas palabras para su madre. “La muerte de mi querida madre, Su Majestad la Reina, es un momento de enorme tristeza para mí y para todos los miembros de mi familia. Lamentamos profundamente la muerte de una Soberana querida y una madre muy amada”, expresó el rey.
Desde la muerte de su marido, Felipe de Edimburgo, en abril de 2021, la salud de la reina empezó a tambalearse. Sin embargo, hasta este mismo verano seguía teniendo una agenda muy activa. Disfrutó el pasado mes de julio del 70 aniversario de su proclamación, y esta misma semana se despidió de Johnson en su residencia escocesa y encargó a Liz Truss formar un nuevo Gobierno.
Pese a estas siete décadas en el trono, la popularidad de Isabel II seguía intacta. Con los años se convirtió en el ejemplo a seguir para las monarquías europeas, con una combinación perfecta de tradición y modernidad y un gran respeto hacia todos los primeros ministros que recibió a lo largo de su reinado (que fueron ni más ni menos que 15. Se ganó el respeto, incluso, de las personalidades más complicadas que pasaron por Downing Street, como es el caso de Winston Churchill, Margaret Thatcher o el mismo Boris Johnson. No hubo ningún ego que se le resistiera. En dos ocasiones, en 1956 y 1963, tuvo que cumplir su por aquel entonces función de nombrar sucesor tras sendas dimisiones del primer ministro en cuestión.
Su padre Jorge VI, el rey imposible, se preocupó siempre de que su hija tuviera la educación necesaria para ocupar el cargo que le esperaba a su muerte. La reina se enteró de su ascenso al trono durante una estancia en Kenia, durante una ruta por diferentes países de la Commonwealth. “Ante todos vosotros declaro que mi vida entera, sea larga o corta, estará dedicada a vuestro servicio, y al servicio de la gran familia imperial a la que todos pertenecemos”, dijo en su primer discurso como reina, a punto de cumplir 25 años.
La familia real no le dio un reinado sencillo. La abdicación de Eduardo VIII, el romance de su hermana con un héroe de guerra, la muerte de Lady Di (que fue tal vez el momento más complicado de su reinado, por encima de crisis económicas y políticas), el divorcio del príncipe Andrés o la relación del propio príncipe con el pederasta Jeffrey Epstein fueron momentos complicados para la Casa de los Windsor de los que Isabel II supo sobreponerse.
Supo afrontar el proceso de referéndum escocés con naturalidad (“Espero que los votantes piensen cuidadosamente en su futuro”), en lo que es un claro ejemplo de la sobria imparcialidad que siempre mostró la monarca ante cualquier circunstancia política y que le valió para ganarse el respeto y cariño de todo el pueblo.
Desde el inicio de la pandemia sus apariciones públicas se habían visto reducidas, pasando el testigo a Carlos de Inglaterra y a Guillermo en lo que ya parecía un cambio de paradigma en Buckingham. Sin embargo, con motivo del aniversario de su coronación, la reina ha pasado un verano de gran actividad que podía hacer pensar que su salud seguía siendo férrea. Sin embargo, en la tarde de ayer jueves falleció la que para los británicos es esa voz interior que parece decir en los peores momentos que “todo va a estar bien”.