Tras los malos resultados en el País Vasco y, sobre todo, en Galicia, el espacio político de Unidas Podemos no podía permitirse otro descalabro en Cataluña. Y ha sido Jessica Albiach quien ha conseguido evitar males mayores. De haber perdido apoyos en el Parlament, la posición política de Pablo Iglesias en el Gobierno sería más débil y Pedro Sánchez tendría menos razones para atender la presión de sus socios en las cuestiones que están por resolver a corto plazo, como la Ley Trans o la Ley de Vivienda.
“Felipe González es un gran derrotado el 14-F, como El Mundo, La Razón, Marhuenda, los tertulianos…”. Así analizan desde la vicepresidencia de Derechos Sociales el resultado de los comunes en las elecciones catalanas, señalando a un conglomerado político-mediático que estaba deseando tener a tiro “al eslabón débil del Gobierno para machacarlo”. Estas fuentes recuerdan que el objetivo es Pablo Iglesias, sí, pero que el propósito principal es “tumbar a Pedro Sánchez”. Con los resultados de las urnas catalanas encima de la mesa, ese propósito se complica, porque “ya no hay socios alternativos para el PSOE”. La opción de Ciudadanos mengua y no puede sustituir a la mayoría de la investidura junto a Unidas Podemos, ERC y EH Bildu, “¿qué va a decir Page ahora?”.
Con los resultados de las urnas catalanas encima de la mesa “ya no hay socios alternativos para el PSOE”. La opción de Ciudadanos mengua y no puede sustituir a la mayoría de la investidura junto a Unidas Podemos, ERC y EH Bildu, “¿qué va a decir Page ahora?”
Desde Unidas Podemos recuerdan “un dato que ha pasado desapercibido”: Jessica Albiach es de Podemos. No viene del núcleo fundador de En Comú ni tenía vinculación directa con el núcleo duro de la alcaldesa, Ada Colau. De hecho, Albiach proviene del errejonismo, pero fue poniendo distancia con el ahora diputado de Más País, hasta que se consumó la ruptura de éste con Unidas Podemos. Fuentes próximas a la dirección morada señalan que Albiach ha conseguido fijar el mensaje potente en defensa de un Govern de izquierdas, gracias también a “algún favor” que le han hecho desde el independentismo, acusándola de “poligonera”. Así es cómo a lo largo de la campaña ha ido frenando la fuga de votos al PSC, hasta tal punto que si la campaña hubiera durado un poco más hubieran llegado hasta los 10 diputados, según recogen las encuestas que manejan los morados.
Sobre si han influido las posiciones que Pablo Iglesias ha marcado en sus últimas entrevistas, especialmente en relación a las deficiencias de la democracia española, estas fuentes explican que eso “ha movilizado al electorado”, porque “le tienen tantas ganas”, desde algunos sectores mediáticos y políticos que, “le convierten en protagonista”. Eso no significa que estás polémicas estén siempre pensadas, o sean buscadas por parte de Iglesias, pero sí tienen efecto en un electorado “al que no le gustan que se metan con su jefe”.
Además, estas fuentes recuerdan que Iglesias sí es bien valorado en Cataluña. A diferencia del resto de España, donde la valoración baja sensiblemente porque los simpatizantes de la derecha le puntúan de forma muy baja, al igual que algunos votantes socialistas, en Cataluña ese impacto es menor. De hecho, Iglesias recibe una valoración superior a la de Pedro Sánchez.
Con fuerza para el tira y afloja
No se puede desligar lo que ha pasado esta semana en el Congreso -y lo que se avecina en las próximas- de lo sucedido en Cataluña. Esta semana, Unidas Podemos ha roto la unidad de voto con el PSOE en torno a la’ Ley Zerolo’, de igualdad de trato, que los socialistas presentaron por su cuenta sin atender, según se quejan los morados, las recomendaciones del ministerio competente, el de Igualdad. El Congreso ha admitido a trámite la ley pero con la abstención de Unidas Podemos, en una sesión en la que los socios parlamentarios abroncaban al Gobierno por sus “sus pequeñas peleítas”, como las llamaba el portavoz del PNV, Aitor Esteban, que “cansan un poquito”. Y el miércoles, en la sesión de control, por primera vez los diputados morados no aplaudían las intervenciones de Pedro Sánchez y Carmen Calvo y los del PSOE no aplaudían las intervenciones de Iglesias.
El miércoles, en la sesión de control, por primera vez los diputados morados no aplaudían las intervenciones de Pedro Sánchez y Carmen Calvo y los del PSOE no aplaudían las intervenciones de Iglesias
Las “peleítas” se han venido acentuando en las últimas semanas, en las dos direcciones. La penúltima tuvo que ver con la propuesta de reforma de los delitos sobre la libertad de expresión, que los morados anunciaban un lunes por la tarde. Pocas horas después, Moncloa reaccionaba y anunciaba lo mismo. Días antes tuvo lugar la presentación de la ‘Ley Zerolo’ por parte de los socialistas en solitario, que tanto ha enfadado a Igualdad. Y en plena negociación de los Presupuestos Unidas Podemos pactaba una enmienda antidesahucios junto a ERC y EH Bildu, que terminó retirando.
El último episodio han sido las enmiendas al Ingreso Mínimo Vital que Unidas Podemos ha presentado en el Congreso, después, según se quejan, de varios meses de que el departamento liderado por José Luis Escrivá haya respondido a sus demandas.
Mientras, la tensión entre la responsable de Igualdad, Irene Montero, y su antecesora y vicepresidenta primera, Carmen Calvo, sigue creciendo. Los morados acusan a Calvo de frenar la llegada de la Ley Trans y la Ley LGTBI al Congreso de Ministros. No hay que perder de vista que el 8 de marzo es inminente y la disputa por los focos en las semanas previas están en todo lo alto, con el conflicto de la Ley Trans por resolver.
En torno a la ley de Vivienda hay “más margen de acuerdo”, según explican desde el Gobierno, aunque hay profundas diferencias entre el Ministerio de Transportes y la vicepresidencia de Derechos Sociales en torno a qué es un “gran propietario” y qué obligaciones se les impone. Sin embargo, la Ley Trans se ha convertido en el gran objetivo de disputa entre el feminismo clásico y las nuevas generaciones, que se sienten fuertes tras haber sostenido la eclosión del 8-M, en los últimos años.
El pulso principal está en torno a la autodeterminación de género, un concepto jurídico que ya está vigente en 13 comunidades autónomas, en leyes apoyadas por el PSOE en las respectivas cámaras autonómicas, pero a la que Carmen Calvo se opone. “Me preocupa fundamentalmente la idea de pensar que se elige el género sin más que la mera voluntad o el deseo, poniendo en riesgo los criterios de identidad del resto de los 47 millones de españoles; eso tiene que tener unas garantías”, afirmaba la vicepresidenta hace unos días. De momento, desde Unidas Podemos aseguran que, si se tramita en los términos que defiende Calvo, “no la vamos a votar”.