¡Vaya gente! / Mara del Prado
Feo, muy feo es lo que ha hecho Joaquín de Bélgica. Él y la treintena de personas que le acompañaron en una fiesta de aristócratas en Córdoba que acabó convertida en un festín para el coronavirus. Ni restricciones de circulación, ni fases, ni distancia social… Ahí no se respetó nada. Ni las medidas del estado de alarma vigente indicadas por los virólogos ni al personal sanitario exhausto en su lucha contra la pandemia.
Después ha venido el arrepentimiento y las disculpas. Porque lo pillaron, lo mismo que al entonces rey Juan Carlos tras su accidente en una cacería en Botsuana en plena crisis económica.
“Me gustaría disculparme por no haber respetado todas las medidas de cuarentena durante mi viaje. En estos momentos difíciles no pretendía ofender ni faltar el respeto a nadie. Me arrepiento profundamente de mis actos y acepto las consecuencias”, reza el comunicado firmado por el príncipe de 28 años, tercer hijo de Laurent y Astrid de Bélgica y sobrino del rey Felipe de los belgas.
La subdelegada del Gobierno, Rafaela Valenzuela, ha manifestado su “profundo malestar e indignación por conductas irresponsables que ponen en riesgo todo lo conseguido de manera ejemplar por la sociedad cordobesa”. El servicio de vigilancia epidemiológica de la Junta de Andalucía está haciendo un seguimiento de todos los asistentes puestos en cuarentena. La Policía Nacional ha abierto una investigación ante una presunta vulneración de las normas de la desescalada.
Todo por una fiesta de la alta sociedad cordobesa. Pero, ¿merecía la pena para que Joaquín de Bélgica se saltara hasta el control de fronteras? Según la Casa Real belga, quien ostenta el título de archiduque de Austria justificó su viaje alegando que iba a hacer unas prácticas laborales en nuestro país, razón que por otra parte encaja difícilmente en la categoría de “causa de fuerza mayor o situación de necesidad”.
Pero, señala hola.com que otra podría ser la razón para que el príncipe haya sumado un nuevo contagio al registro de víctimas del Covid-19, según fuentes de Palacio con síntomas leves y con un estado de salud que “no es preocupante”. La publicación confirmó en noviembre de 2017 su relación con la cordobesa Victoria Ortiz, hija de María Victoria Martínez-Sagrera y Antonio Ortiz, dedicados a la cría ecológica de vacas retinta en una finca de 900 hectáreas en Villafranca de Córdoba.
Según la revista, iniciaron su relación en 2014 cuando la joven, licenciada en Derecho, cursó una beca en la sede de Bruselas del Parlamento Europeo, y unas imágenes de la pareja durante unas vacaciones en Botsuana el pasado año sirvieron para confirmar que su romance continuaba porque la pareja, tan discreta, apenas ha dejado testimonio gráfico de una relación que podría haber seguido pasando desapercibida de no ser por su irresponsable desliz.