¡Vaya gente! / Mara del Prado
Nada en la proclamación de Joe Biden quedó al azar. Una proclamación que será recordada por ser la primera en que un presidente de Estados Unidos tomaba posesión del cargo en medio de una pandemia sanitaria y una crisis de seguridad tras el asalto al Capitolio; la primera en que su antecesor en el cargo abandonaba la ‘escena del crimen’ convirtiéndose en el gran ausente de la ceremonia, y la primera en que una mujer juraba el cargo de vicepresidenta.
Pero también fue una ceremonia cuajada de certezas. Como la certeza de que el país es una fábrica de sueños y no iba a defraudar al mundo pendiente de la llegada de Biden -y, sobre todo, de la marcha de Donald Trump– a pesar de las restricciones.
Así, mientras millones de personas de todos los rincones del planeta permanecían pegadas a sus pantallas, Lady Gaga interpretaba el himno nacional luciendo un espectacular diseño de Schiaparelli; Jennifer López vestía un Chanel blanco atemporal para cantar This Land is Your Land y America The Beautiful; y Katy Perry brillaba con un impoluto traje inspiración años 60 de Thom Browne para poner el broche a la ceremonia con su éxito Firework rodeada, cómo no, de unos impresionantes fuegos artificiales que iluminaron el cielo crepuscular de enero de la ciudad de Washington.
Emoción en estado puro. La última aportación de las tres divas a la campaña demócrata con sus poderosas interpretaciones parecía el final feliz de una película que, hasta los últimos minutos del metraje, preconizaba un fatal desenlace.
Otra certeza es que el America first es un eslogan que funciona también para los demócratas, que tiraron de simbolismo para copiarle la idea a Trump. Ante la explanada del National Mall de Washington cubierta por 200.000 banderas de Estados Unidos para sustituir al público ausente por el Covid desfiló Joe Biden con un traje azul del norteamericano Ralph Lauren creado en una vieja fábrica de Nueva York, y su mujer, Jill Biden, cuyo conjunto azul océano fue confeccionado en el West Villaje neoyorkino. Según los expertos citados por Hola, la primera dama estaba enviando un mensaje a favor de la moda americana emergente y por la ecología porque la autora del traje, Alexandra O’Neill, se dedica a trabajar desde la sostenibilidad y la recuperación de antiguas técnicas artesanales.
Otro mensaje político, genuinamente demócrata, lo lucía Kamala Harris. Su vestido y abrigo morados del diseñador de origen afroamericano Christopher John Rogers era toda una declaración a favor del feminismo y la diversidad del país, que completó con unos zapatos del español Manolo Blahnik y un collar del puertorriqueño Wilfredo Rosado.
Para terminar, más espectáculo. Katy Perry estuvo precedida por el actor Tom Hanks como maestro de ceremonias del concierto televisado Celebrating America y en el escenario, ante el monumento a Lincoln, por Bon Jovi, Bruce Springsteen, John Legend, Demi Lovato y Justin Timberlake, entre otros. Show must go on, parecían decir. Después de cuatro años de trumpismo, es hora de subir el telón.