
Sin Maldad / José García Abad
Me comparaba, eufórico, un diputado socialista, la situación creada con la caída de Pablo Casado con la de la Unión Soviética tras el derrumbamiento del Muro de Berlín que acabó con el “bipartidismo” nuclear mundial de Estados Unidos y la URSS sin que el templado Gorbachov pudiera evitarlo. Y me elogiaba la elegancia de Pedro Sánchez al anunciar que no se aprovecharía de la penosa situación del Partido Popular para convocar anticipadamente elecciones triunfales.
Se puede hacer esta lectura, pero también la contraria: que la caída de un Casado vacilante, insultante, simplista y sin proyecto como le acusaría José María Aznar, provoque la llegada al poder de la extrema derecha. Yo creo que en parte la desgracia de Casado es que en el fondo era un moderado que oliendo a su partido pensaba que tenia que actuar de halcón y se le notaba una sobreactuación un tanto impostada.

Estoy convencido de que si finalmente se hace con el poder ‘popular’ Alberto Núñez Feijóo, excluida Ayuso a aspirar al puesto nacional, pues según parece hay un acuerdo al respecto entre ambos barones, no pactará con Vox. Pero no es fácil moverse en el fino terreno de la moderación y si Feijóo fracasara existe el riesgo de un ‘tsunami’ de ultraderecha, lo que empieza a preocupar en la Unión Europea
Probablemente le convenció Barack Obama, quien en sus interesantes memorias, ‘Una tierra prometida’, una fuente imprescindible para políticos y politólogos, expresaba su sorpresa de que el Partido Republicano se empeñara en una obstrucción sin condiciones en una época de verdadera crisis. Y cavilando sobre su imposibilidad de un acuerdo entre ambos partidos llegó a la conclusión de que el objetivo prioritario de los republicanos de abrir a machetazos su camino de regreso al poder era una estrategia que podía llegar a tener sentido. Que, a pesar de todos los discursos sobre el deseo de que los políticos se entendieran, los votantes estadounidenses muy rara vez premiaban a la oposición cuando cooperaba con el partido gobernante.
Los republicanos no levantaron cabeza hasta que llegaron a la conclusión de que, recuerda Obama, “cualquier ayuda que ofrecieran a mi Administración para construir una respuesta sostenida y efectiva del Gobierno a la crisis sólo repercutiría en mi beneficio político y reconocería tácitamente la bancarrota de su propia retórica antigobierno y antirregulación”.
La actitud sin concesiones de la oposición republicana con el lanzamiento de falsedades más burdas tenía una gran rentabilidad de una prensa, que en su mayoría, como aquí en España, había abandonado sus principios éticos y de análisis objetivo, desde la convicción de que “el conflicto vende” y publicaban sin que se les cayera la cara de vergüenza que Obama planeaba gastar millones en un Museo de la Magia o que Nancy Pelosi (presidenta de la Cámara de Representantes) se había gastado 30 millones de dólares para salvar a unos ratones en extinción. Constataba Obama que “rara vez la verdad llegaba a los titulares”.
En consecuencia, ganó las elecciones Trump. “¿Puede la extrema derecha llegar al poder en España?, se preguntaba Juan Pedro Marín Arrese, miembro del Consejo de Sabios de ‘El Nuevo Lunes’ en ‘The Corner’, el pasado día 20, antes de la despedida de Casado en la sesión de control del Gobierno del pasado miércoles.
Sostiene Marín Arrese: “Casado apostó a que la victoria arrolladora de Díaz Ayuso en las elecciones regionales de Madrid el año pasado lo ayudaría en su candidatura a la presidencia de España. Ahora se enfrenta a la sombría perspectiva de un desafío a su liderazgo en el Congreso del partido a finales de este año. Peor aún, el centroderecha ya no puede aspirar a convertirse en la única alternativa a los socialistas para gobernar España. Están obligados a ir de la mano de Vox, lo que reduce drásticamente sus posibilidades combinadas de ganar”. Y se queda corto.
Estoy convencido de que si finalmente se hace con el poder ‘popular’ Alberto Núñez Feijóo, excluida Ayuso a aspirar al puesto nacional, pues según parece hay un acuerdo al respecto entre ambos barones, no pactará con Vox. Pero no es fácil moverse en el fino terreno de la moderación y si Feijóo fracasara existe el riesgo de un ‘tsunami’ de ultraderecha, lo que empieza a preocupar en la Unión Europea.
Lleva ejerciendo la profesión de periodista desde hace más de medio siglo. Ha trabajado en prensa, radio y televisión y ha sido presidente de la Asociación de Periodistas Económicos por tres periodos. Es fundador y presidente del Grupo Nuevo Lunes, que edita los semanarios El Nuevo Lunes, de economía y negocios y El Siglo, de información general.