J.Q.
El pasado septiembre una brecha en los gasoductos Nord Stream que conectan Alemania con Rusia vertió toneladas de metano al mar Báltico. Los expertos dudaron desde el principio de que el hecho se tratara de un mero accidente. Las sospechas, que en un principio se dirigieron a Rusia, han dado un vuelco en los últimos días.
El primero en aportar novedades al respecto fue el periodista estadounidense Seymour Hersh. En un artículo publicado el mes pasado afirmó que unos buzos del ejército estadounidense habían depositado los explosivos durante un ejercicio militar de la OTAN en junio del año pasado. EEUU desmintió la información y restó crédito al artículo al basarse en una única fuente anónima.
El siguiente en mover ficha ha sido el New York Times este pasado martes. Este medio contradice a Hersh, y sostiene que los grupos de inteligencia de la Casa Blanca han tenido acceso a nueva información que apunta a un grupo proucraniano como ejecutores del ataque al gasoducto. El Gobierno ucraniano, por su parte, ha negado tener algo que ver con el sabotaje. Mientras tanto la Fiscalía alemana prosigue su investigación sobre un barco polaco sospechoso de haber podido llevar a cabo la acción.
No sería la primera vez que la Casa Blanca realiza filtraciones a la prensa para `mandar mensajes´ a Ucrania. Hace unas semanas NBC News reveló que Biden había “levantado la voz” a Zelenski por teléfono. Por aquel entonces Ucrania era sospechosa de atentar contra la hija del ideólogo euroasianista Aleksandr Dugin. Esta nueva revelación llega entre acusaciones rusas hacia las tropas ucranianas, que según el Kremlin habrían `atentado´ en territorio ruso. Esta nueva `revelación´ de los medios podría estar perfectamente orquestado por el Gobierno estadounidense y tratarse de una nueva llamada de atención a Zelenski por este tipo de iniciativas.