Virginia Miranda
Comienza el año 2021 en Zarzuela con un amago de regulación y un sinfín de incógnitas: si se va a concretar o no, de qué manera, cómo gestionaría el PSOE una reforma que refuerce la Corona con sus socios de Unidas Podemos abogando por la república y de qué forma se va resolver la situación de Juan Carlos I. La procesal de un exmonarca investigado por presuntos negocios irregulares y la personal de un hombre anciano y enfermo que desea regresar a España para incomodidad de Felipe VI.
El año 2020 se cerraba con la noticia de que el Gobierno estudiaba impulsar una ley de la Corona. Sin tocar la Constitución, alternativa inviable porque exigiría disolver las Cortes y convertiría las nuevas elecciones en un referendo sobre la monarquía con el impulso de los socios de un Partido Socialista que en estos momentos se encuentra en mejores condiciones que ningún otro para velar por una institución que atraviesa su peor momento en 45 años desde su restauración.
Está en mejores condiciones que las demás fuerzas políticas porque forma parte del Ejecutivo y porque suma y no resta, como las opciones que arrinconan al monarca en una derecha a la que ya se le presupone mayor aceptación del modelo de Estado.
El peor momento posible
Pero también está en las peores condiciones que nunca antes haya tenido el PSOE, con un socio de Gobierno reforzando su mensaje contra la Corona aprovechando los momentos de debilidad y una oposición dispuesta a hacer causa estratégica de una Moncloa dividida, convirtiendo en un recuerdo muy lejano el acuerdo de Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba que alumbró, en un tiempo récord, una ley orgánica a la medida de Juan Carlos I tras su abdicación.

Pedro Sánchez reconocía en la rueda de prensa del balance del año que se plantea una ley de la monarquía para promover su modernización. Se hará “paso a paso” y su hoja de ruta se basará en la “renovación de la Corona en cuanto a la transparencia y la ejemplaridad”, dijo tras valorar positivamente el discurso de Navidad de Felipe VI.
Después de que sus socios de investidura y presupuestos criticaran las palabras del rey por no contener una referencia explícita a las investigaciones judiciales de las que está siendo objeto su padre, el presidente aseguró que fue “una comparecencia valiente en la que el Jefe del Estado marcó el rumbo a donde quiere dirigirse la Corona y la Jefatura del Estado: una monarquía parlamentaria constitucional, adecuada a la España del siglo XXI que se sustenta en la renovación asentada en la ejemplaridad, la transparencia y la rendición de cuentas. Y en ese sentido está trabajando el rey”.
Proteger vs controlar
Pero si bien fue Unidas Podemos quien lanzó la idea de promover una ley de la Corona, opción por otra parte defendida desde hace años por los constitucionalistas para cubrir los vacíos legales en torno a la institución y sus funciones, el fin que persigue la coalición electoral es bien distinto al del PSOE.
PSOE y Unidas Podemos coinciden en la necesidad de regular la Corona pero con fines bien distintos
Horas antes de escuchar el discurso navideño del monarca, UP anunciaba que registrará “en los próximos meses” una ley para establecer mayores controles sobre la monarquía y regular “el rol institucional” del monarca para que quede “más claro” que no puede hacer política ni perder su papel simbólico y protocolario de neutralidad.
Según declaraba en una entrevista en TVE el presidente de su grupo parlamentario en el Congreso, Jaume Asens, se trata de regular, entre otras cuestiones, “lo que puede y no puede decir” el jefe del Estado cuando interviene en público. Y recordó el discurso del 3 de octubre del 2017 pronunciado dos días después del referéndum ilegal catalán en el que, dijo el diputado, “para muchos, el rey estaba haciendo política”.
En medio de las nuevas tensiones de los socios de Gobierno a propósito de la monarquía, Pablo Casado se declaró dispuesto a apoyar una ley orgánica con el fin de reforzar la Corona, tal y como insinuó Pedro Sánchez a preguntas de periodistas en la rueda de prensa que cerró 2020 sin llegar a nombrar la iniciativa legislativa.

Del mismo modo y de nuevo ante los medios, el jefe de las filas conservadoras acusaba hace unos días al presidente de lanzar “un globo sonda” con un “coste reputacional en las instituciones”. Lo decía a propósito de una noticia de El País, donde el periódico asegura que el Ejecutivo pactará reformas con Zarzuela para mejorar su política de transparencia pero no dará pie a un debate sobre monarquía o república en el Congreso con sus socios de Unidas Podemos y el resto de fuerzas parlamentarias que acaban de apoyar las cuentas públicas para 2021.
En el nombre del padre
Porque si bien los socialistas darían más intensidad y celeridad a las reformas que requeriría una puesta a punto de la Corona, Sánchez está dejando hacer a Felipe VI. Sugiriendo y animando, a través también de sus representantes en el gabinete ministerial en ruedas de prensa o entrevistas, medidas profilácticas que preserven a la monarquía de todo cuanto acontece alrededor de Juan Carlos I.
Objeto de tres investigaciones judiciales, el emérito permanece en exilio abudabí desde que, a principios de agosto y en medio de una incesante cascada de noticias sobre comisiones, cuentas ocultas al fisco y maletines de dinero en efectivo, abandonó España para rebajar la presión sobre su hijo rey.
Desde que se marchó, el exmonarca ha dejado clara su intención de regresar a España. Pero Moncloa y Zarzuela no lo consideraron conveniente ni en Navidad ni en su cumpleaños, que ha pasado este 5 de enero en los Emiratos Árabes Unidos en compañía de su hija Elena, según Vanitatis, ni tampoco ahora, aunque tendrán que encontrar una solución que permita al emérito libertad de movimientos pero no de residencia –de ahí que una de las alternativas barajadas sea buscarle alojamiento fuera del complejo de La Zarzuela–.
El exilio de Juan Carlos I que pretendía proteger la imagen del rey puede volverse en su contra con fotos como la del emérito caminando con la ayuda de escoltas
La llamativa imagen de Juan Carlos I publicada en exclusiva por el programa Viva la vida de Telecinco, donde se le ve caminando por el puerto de Abu Dabi (Yas Marina) apoyado en dos escoltas, da idea del delicado estado de salud de un hombre que acaba de cumplir 83 años alejado de su país.
El exilio que pretendía proteger la imagen de Felipe VI se puede volver en contra del monarca con un relato de abandono filial, pero el daño paterno sigue dando razones para una respuesta ejemplar; contaba hace unos días José Antonio Zarzalejos en El Confidencial que José Ignacio Campos, fiscal del Tribunal Supremo encargado de las investigaciones prejudiciales sobre las finanzas de Juan Carlos I, ha aplazado el archivo de las diligencias relativas a la donación saudí de 100 millones de dólares que, entendía, estaba amparada por la inviolabilidad del rey.
Según el periodista, la regularización fiscal voluntaria de las tarjetas opacas de las que él y su familia hicieron uso entre 2016 y 2018 “exigen ser cotejadas porque podrían traer causa de operaciones financieras investigadas en las primeras diligencias e implicar a otras personas o entidades hasta ahora no contempladas en los trámites de la Fiscalía”.
Felipe VI se encuentra en medio de un atolladero. Y, con él, Pedro Sánchez. El presidente ha hecho de la salvaguarda de la monarquía causa común con el rey. Siguiendo la tradición del PSOE desde la llegada de la democracia, pero en medio de un clima político más desfavorable y con menos razones para ayudar a una institución con tendencia a autolesionarse.