
Julio Rodríguez López
A las pesimistas previsiones económicas del otoño de 2019 ha sucedido una evolución más sostenida de la economía mundial y de España en las últimas semanas del año. El reciente acuerdo comercial entre China y Estados Unidos ha eliminado nubarrones sobre el futuro económico mundial. La aplastante victoria del conservador Boris Johnson en las elecciones del Reino Unido ha dejado claro que habrá Brexit, seguramente más duro de lo previsto. El Banco Central Europeo va a mantener las medidas de tono expansivo de la ‘etapa Draghi’. De nuevo las Bolsas han recuperado su esplendor. El Banco de España ha anticipado para el trienio 2020-2022 una senda de moderada desaceleración del crecimiento de la economía española.
La menor expansión económica mundial de 2018-19 no vino del lado de la demanda. No hubo restricciones adicionales del gasto público ni subidas de los tipos de interés y, sin embargo, el crecimiento se ralentizó de forma más que significativa. El freno al crecimiento vino por el lado de la oferta.

Las previsiones macroeconómicas del Banco de España sobre la economía española son moderadamente optimistas a corto plazo y algo menos favorables para el medio y largo plazo
Según las Previsiones de la OCDE de noviembre de 2019, el deterioro prolongado de las expectativas reflejaba cambios estructurales y no tanto un cambio de ciclo. Según el organismo internacional citado, el cambio climático no está siendo objeto de un tratamiento adecuado, con lo cual pueden tener lugar perturbaciones significativas en la actividad económica a corto plazo. Además, la digitalización está transformando las finanzas, el modelo de negocio y las cadenas de creación de valor. Las expectativas empresariales han sufrido los cambios generales en el contexto político y económico.
La geopolítica y el comercio han sufrido cambios importantes en el último año, lo que ha modificado el orden multilateral heredado desde los años noventa. Los cambios estructurales registrados pueden afectar de forma negativa a la inversión empresarial. Como antes se indicó, los resultados de las elecciones británicas y el último acuerdo comercial China-EE UU han despejado el panorama, aunque todo indica que las cosas pueden cambiar en poco tiempo.
Así, el Gobierno británico ha anunciado que intentará impulsar nueva legislación a través del Parlamento en la segunda semana siguiente a las elecciones. Las nuevas normas obligarán al primer ministro a llegar a un acuerdo comercial con la Unión Europea en unos meses o a sacar abruptamente de la Unión a la economía del Reino Unido en los términos contemplados en la Organización Mundial de Comercio. De producirse el Brexit bajo dichas circunstancias se romperían las expectativas favorables de amplios sectores empresariales.
En este contexto las previsiones macroeconómicas del Banco de España sobre la economía española son moderadamente optimistas a corto plazo y algo menos favorables para el medio y largo plazo. Según las previsiones del organismo público citado, la economía española desacelerará su crecimiento desde el 2,4% de 2018 hasta el 2% en 2019 y el 1,7% en 2020, persistiendo la desaceleración en los dos años siguientes. Dicho ritmo de crecimiento supera ampliamente al de la Eurozona, destacando el hecho de que la demanda exterior neta reducirá su aportación positiva al crecimiento hasta hacerla negativa en 2020.
Será, pues, la demanda interna la que mantenga más firme la moderada expansión de la economía española. La inversión en capital fijo crecerá más que el consumo. El crecimiento real seguirá estando por encima del crecimiento potencial de la economía española, lo que generará tensiones inflacionistas más acentuadas que en los últimos años.
El crecimiento del empleo registrará una desaceleración mayor que la correspondiente al crecimiento de la economía. Dicha evolución implicará que la tasa de paro descienda con menor intensidad que en los años precedentes, a lo que contribuirá, asimismo, un aumento moderado de la población activa. La tasa de desempleo terminará 2019 en un nivel del 14,3%, previéndose una tasa del 13,6% para el último trimestre de 2020.
El crecimiento medio del índice de precios de consumo pasará desde el 0,8% en 2019 al 1,4% en 2020. Se reducirá el superávit de balanza de pagos. El déficit de las administraciones públicas se situará en el 2,5% del PIB en 2019, nivel equivalente al de 2018, y se reducirá hasta el 2,1% en 2020, lo que todavía resulta elevado, sobre todo ante las exigencias comunitarias, que apuntan hacia una reducción más importante del déficit.
El contexto exterior de la economía española será el principal riesgo para dicha economía después de 2019. De producirse un Brexit abrupto, como parece anunciar el Gobierno británico, sufrirán las exportaciones españolas al Reino Unido. En todo caso el principal elemento determinante para esta última será el de la realidad política. 2020 se iniciará con un gobierno que lleva un largo periodo de ejercicio en funciones, con todo el coste que ello supone, al no poder acometer de frente los problemas más serios de España.
España necesita tener un gobierno firme y un presupuesto actualizado, emanados ambos de una mayoría parlamentaria suficiente. El debate territorial, convertido en el principal problema de España, inunda la realidad sociopolítica, detrayendo energías para hacer frente a los problemas centrales de España y de su economía.
Vocal del Consejo Superior de Estadística del INE. Doctor en CC. Económicas por la UCM (1977). Es Estadístico Superior del Estado, en situación de excedencia, y Economista Titulado del Banco de España, en situación de jubilación. Ha sido consejero de Economía de la Junta de Andalucía, presidente del Banco Hipotecario de España, presidente de Caja de Ahorros de Granada, presidente del Consejo Social de la Universidad de Granada y gerente de la Universidad de Alcalá de Henares. Actualmente es miembro de Economistas frente a la Crisis.