L.M.
El pasado 11 de septiembre se celebraba el Día de Cataluña, también conocido como la Diada. Cada año es habitual que se celebren manifestaciones a favor de la independencia y que los dirigentes independentistas aprovechen la jornada para expresar sus críticas al Estado.
Sin embargo, este año, la celebración se ha caracterizado por la división entre los grupos políticos del movimiento independentista. Jordi Turull, secretario general de Junts per Catalunya aprovechó la Diada para criticar a sus socios en el Govern de la Generalitat, Esquerra Republicana. Turull mostraba su descontento con la estrategia de ERC, que apuesta por dialogar con el Gobierno de Pedro Sánchez.
El presidente de la Generalitat y coordinador nacional de Esquerra Republicana, Pere Aragonés, ha contestado a las acusaciones de Junts per Catalunya respaldando el plan de su partido, pues alega que “es la vía más inclusiva”. Igualmente afirma que lograrán la independencia “siempre con la bandera de la democracia, del progreso y de la defensa de un referéndum de autodeterminación reconocido por la comunidad internacional”.
En un par de semanas concluye el plazo que Junts per Catalunya dio a Esquerra para reconducir el rumbo del Govern y mantener la coalición. En un intento de salvar esta alianza, Pere Aragonés se ha reunido esta semana con Jordi Turull, secretario general de Junts, y con Laura Borràs, presidenta de Junts. Ambos partidos han acordado darse dos semanas, hasta el debate de política general, para salvar la continuidad del Govern.