
La Economía desde mi Observatorio / Carlos Berzosa
Las elecciones autonómicas y locales del 28 de mayo han resultado ser una hecatombe para la izquierda. El verdadero derrumbamiento se ha producido en Unidas Podemos, pues, si bien el PSOE ha sufrido una pérdida de votos, ha conseguido resistir. La reacción de Pedro Sánchez de convocar elecciones generales, ante un panorama en el que España se tiñe de azul casi al completo, ha sido de una gran audacia, aunque no exenta de riesgos. Tengo que reconocer que en un primer momento me quedé sorprendido, sobre todo por la fecha en la que se van a celebrar, pero meditando sobre ello con calma me ha parecido una decisión acertada, pues considero que no había otra opción. Resultaba imposible esperar a diciembre con todo el ruido que arma la derecha, los medios afines, que son la mayoría y las redes sociales. Se podía haber intentado hacerlas en el mes de septiembre, pero también el estruendo hubiera seguido hasta entonces.

El Gobierno de coalición se ha tenido que enfrentar a adversidades inesperadas como la pandemia y la guerra de Ucrania con la subida de los precios que ha supuesto. A esto se añade el volcán de La Palma, la Filomena y la sequía. Al tener en cuenta cómo se ha actuado, la valoración no puede ser otra que positiva
Dicho esto, me voy a centrar en la economía. Así que voy a realizar unas consideraciones sobre en qué situación se está y hacia dónde habría que ir. Para ello voy a efectuar un análisis distinguiendo, por un lado, la evolución de la coyuntura desde la pandemia hasta nuestros días, y, por otro, las relaciones estructurales que caracterizan al capitalismo español y que tienen cierto grado de permanencia.
El Gobierno de coalición, desde que se constituyó, se ha tenido que enfrentar a un conjunto de adversidades inesperadas, como la pandemia y la guerra de Ucrania con la subida de los precios que ha supuesto. Si a esto se añade el volcán de La Palma, la Filomena y la sequía, el marco en el que ha tenido que actuar no ha podido ser peor. Lo importante en estos casos es tener en cuenta cómo se ha actuado y si las decisiones tomadas han sido las correctas para salvar las dificultades o en todo caso atenuarlas. En otras palabras, se trata de abordar el estudio de la economía en tiempos difíciles.
La valoración no puede ser otra que positiva, considerando los datos que están a la vista: un crecimiento que supera las previsiones más optimistas; creación de empleo; y una mejora de las condiciones de trabajo con un empleo más estable y descenso de la precariedad. Además, una inflación cuyo crecimiento es menor que en otros países de la Unión Europea (UE). Mientras que Alemania, que ha sido tradicionalmente la locomotora de la UE, entra en recesión, la economía española sigue creciendo. Las medidas tomadas, no cabe duda de que han dado sus frutos.
Los ERTE salvaron millones de empleos y a miles de empresas. Gracias a esto fue posible la fuerte recuperación económica que hubo tras la pandemia. La subida del salario mínimo, el empleo más estable y la revalorización de las pensiones han influido positivamente sobre la demanda. El tope al precio del gas, la llamada excepción ibérica, ha sido determinante en la disminución del crecimiento de los precios. Las ayudas que hubo a los combustibles y al transporte colectivo ayudaron a sobrellevar la inflación. De todos modos, la subida de los precios, sobre todo de los alimentos, ha supuesto en general una pérdida del poder adquisitivo que se agrava más en las clases sociales de menores ingresos. Se puede concluir que, en un contexto tan complejo, se ha hecho lo mejor que se podía hacer en esta coyuntura tan llena de obstáculos. En este sentido, el Gobierno ha superado con una nota alta todos los escollos que ha encontrado en el camino con la puesta en marcha de medidas de política económica y sociales que han logrado la mejora en la marcha de la economía y de los derechos de los trabajadores. La subida del salario mínimo y la reforma laboral han desafiado con éxito a la ortodoxia de la academia y a la del Banco de España. Los logros alcanzados se tienen que hacer valer en las elecciones del 23-J.
Catedrático Emérito de la Universidad Complutense y presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Ha sido Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense (1984-1998) y Rector de esta Universidad (2003-2011). A lo largo de su carrera docente ha impartido enseñanzas de Estructura Económica Mundial y Desarrollo Económico. Tiene numerosas publicaciones entre las que destacan los libros ‘Los desafíos de la economía mundial en el siglo XXI’ (Nivola,2002) y los escritos conjuntamente con José Luis Sampedro ‘Conciencia del subdesarrollo veinticinco años después’ (Taurus, 1996) y ‘La Inflación (al alcance de los ministros)’ (Debate, 2012).