M. C.
Las elecciones en Euskadi consolidan a EH Bildu como la única formación capaz de liderar, en un futuro, un gobierno alternativo a la hegemonía peneuvista. Ocho años después de su fundación, tras haber conseguido aglutinar todas las escisiones de la izquierda ‘abertzale’, la coalición que lidera Arnaldo Otegi ha conseguido frenar la amenaza de Podemos subrayando el discurso social y se ha quedado con la bandera del soberanismo vasco. Un soberanismo que no le impide hacer política en Madrid, sacando adelante acuerdos con el Gobierno y siendo un actor relevante en la mayoría que invistió a Pedro Sánchez.
“Hemos sido capaces de adaptar nuestra estrategia y responder a las nuevas preguntas”. Así resumía Arnaldo Otegi, esta misma semana, en Radio Euskadi, la evolución de EH Bildu en los últimos años. Y es que sin olvidar la cuestión nacional y la agenda clásica de la izquierda abertzale, en la campaña de EH Bildu se ha escuchado mucho hablar de transición ecológica, feminista y soberanista. Con esta estrategia, y con la periodista Maddalen Iriarte como candidata, la coalición abertzale ha sido la única formación que ha ganado votos, 23.000, en unos comicios con una participación muy baja.
El análisis que se hace en la coalición es que, aparte de recuperar voto de la abstención, la mayor parte del voto joven, que ha votado por primera vez, se ha decantado por ellos. Son personas que no han vivido directamente los años en los que ETA estaba operativa y que los parámetros básicos por los que se ha movido la política vasca en las últimas décadas les son totalmente ajenos. “La gente ha pasado página, quiere hablar de futuro. Y eso es algo que algunos no entienden, por ejemplo, en el PP”, resumía Otegi.
Fuentes cercanas a la dirección de Podemos señalan que el escenario político en Euskadi deriva de una progresiva «normalización» de EH Bildu, «asentado en la política real», en los «nuevos debates de la política», tras una profunda renovación de estructuras, cuadros y candidatos
También asumen que ha llegado mucho voto desde Podemos, gracias a poner el acento en la cuestión social, verde y feminista. Lo cual supone un respiro de alivio para la dirección que encabeza Otegi. No hay que olvidar que, en las elecciones generales de 2016, EH Bildu fue la cuarta fuerza y consiguió apenas dos escaños, por los seis que consiguieron los morados, que fueron los más votados en Euskadi. También en Navarra se ha producido un avance muy importante de los abertzales en el terreno electoral que habían conquistado los de Pablo Iglesias. De triplicar los votos de EH Bildu en 2016, las fuerzas entre las dos formaciones han quedado prácticamente empatadas en los comicios del pasado mes de noviembre.
No han sentado bien en la coalición las razones que esgrimía en Twitter Juan Carlos Monedero para explicar el ascenso tanto de EH Bildu como del BNG. Según el fundador del partido morado, “la izquierda nacionalista vasca y gallega se ha podemizado. El discurso de Bildu y BNG no se diferencia del que antaño criticaban”. Y aunque Bildu no se haya propuesto imitar a Podemos, sí parece que las razones por las que aumentan su base electoral son las mismas por las que los morados subieron como la espuma en 2015 y 2016. Como apunta Otegi, EH Bildu ha conseguido dejar atrás el ensimismamiento de la izquierda abertzale en torno al conflicto, ETA y la represión del Estado para abordar los debates de hoy y dibujar el futuro.
En este análisis coinciden fuentes cercanas a la dirección de Podemos, señalando que el escenario político en Euskadi deriva de una progresiva «normalización» de EH Bildu, «asentado en la política real», en los «nuevos debates de la política», tras una profunda renovación de estructuras, cuadros y candidatos.
El problema para EH Bildu es que hoy por hoy le faltan socios para imitar el modelo navarro y que una suma de las izquierdas desaloje a la fuerza hegemónica, el PNV en este caso. El quid pro quo entre los jeltzales y los socialistas en Madrid y Vitoria garantiza la renovación el Ejecutivo de coalición entre ambos que lleva funcionando desde 2016. Además, esta vez se han garantizado la mayoría absoluta que se les escapó hace cuatro años.
Por mucho que desde Eh Bildu se afee al PNV su política “autonomista y neoliberal” o Unidas Podemos presione al PSE clamando que “los números dan” para poner en marcha un tripartito, ni jeltzales ni socialistas van a romper una alianza que ha funcionado bien y garantiza estabilidad. No anda sobrado de apoyos Pedro Sánchez para desalojar del gobierno vasco a quienes son sus principales aliados en el Congreso.
Pero a la espera de que se les presente la oportunidad de acceder al gobierno vasco, la dirección de EH Bildu tiene claro que va a perseverar en la estrategia en la que las proclamas por la independencia han quedado relegadas, por ejemplo, por citas de Salvador Allende. Como a la que recurrió Otegi en la noche electoral, cuando aludió al derrocado presidente socialista chileno para subrayar que la izquierda abertzale viaja “en un coche viejo, dando tumbos, pero siempre hacia delante”.