
Sin Maldad / José García Abad
La creación de un ejército europeo es una idea que viene apareciendo a lo largo de décadas con el propósito de que la seguridad europea no se circunscriba a la OTAN, aunque se acepta con reticencias que sea Estados Unidos el país que lidere la cuestión.
Es ésta, la formación de una defensa común, una idea que seduce a los euroentusiastas pero que avanza arrastrando los pies. Sigue topando con notables dificultades, como los tiene la creación de una verdadera política exterior común, donde se ha avanzado algo más.

No creo necesario que los Estados miembros confíen el mando de todos los ejércitos a Bruselas, pero sí me parece pertinente la creación de un ejército adicional para intervenciones de emergencia como la que ha planteado la invasión de Ucrania. Un comando europeo que algunos habían concretado en 50.000 efectivos pero que José Borrell, alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea, se conformaba en unas declaraciones a la SER con que contara con 5.000
La Unión Europea no dudó en establecer una moneda común y por tanto asumir la máxima responsabilidad en la política monetaria incluyendo la vigilancia bancaria. Ha dado un importante paso al coordinar la lucha contra la pandemia y ha establecido un impresionante maná para potenciar las economías de los países miembros para superar las consecuencias del Covid-19 y evitar la catástrofe que se produjo en 2018 con la gran crisis financiera. Importantes aspectos de las soberanías nacionales han sido asumidas por la Unión pero está muy lejos el consenso para crear un ejercito común, que los Estados miembros consideran sensible materia intransferible.
En mi modesta opinión, no creo necesario que los Estados miembros confíen el mando de todos los ejércitos a Bruselas, pero sí me parece pertinente la creación de un ejercito adicional para intervenciones de emergencia como la que ha planteado la invasión de Ucrania. Un comando europeo que algunos habían concretado en 50.000 efectivos pero que José Borrell, alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea, se conformaba en unas declaraciones a la SER con que fueran 5.000.
Borrell sostenía en esta entrevista del pasado miércoles que no está en la agenda crear un ejército europeo, pero sí pidió que los ejércitos nacionales se coordinen mejor al tiempo que reclamaba un aumento colectivo de los gastos en Defensa de los países miembros. «Hay que invertir más y mejor, los europeos tienen que asumir con más responsabilidad los desafíos que tenemos», sentenció.
Los intereses nacionales priman sobre la solidaridad europea
Tuve la oportunidad de asistir a una charla a puerta cerrada pronunciada por el teniente general Jaime Domínguez Buj, que fue jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra desde 2012 a 2017, hoy en la reserva, quien se quejaba de que “una tendencia que se va agudizando es que priman los intereses nacionales sobre la solidaridad europea, de la solidaridad de la OTAN o de las Naciones Unidas. Se va muchas veces a operaciones en el marco de una entidad supranacional, cogemos su bandera pero no van todos los países miembros, sino tres o cuatro”.
Uno de los efectos secundarios en lo que se refiere a la naturaleza de la OTAN, pero de primer orden para España, fue la incorporación de nuestro país a la OTAN, que contagió benéficamente a los mandos militares proporcionándolos en su contacto con los colegas una saludable perspectiva democrática. La Alianza Atlántica sigue siendo fundamental para la defensa europea, y por tanto española, pero se hace necesaria que avance una organización a nivel europeo, la formación de algo parecido a un ejército común, no sólo para asentar los valores europeos en los militares que creo los tienen asentados los que siguen en activo, sino que tendría sentido en el fondo de la cuestión, en el perfeccionamiento de la Unión Europea como verdadera unión.
No debe confiarse todo a la OTAN
Así lo contempla Francisco Aldecoa, presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, quien sostiene que no puede confiarse todo a la OTAN, a la que considera que es hoy, en términos realistas, el aparato de defensa territorial de la UE, incluyendo, probablemente, aquellos países que no son miembros de la OTAN. “Pero –asegura–, ¿quiere esto decir que la UE no necesita desarrollar su Política de Seguridad y Defensa? Por supuesto que necesita hacerlo para poder, cuando las circunstancias lo requieran, proyectar su propia potencia internacionalmente”.
El profesor Aldecoa resalta que las amenazas provenientes de nuevos actores, tanto potencias de primer orden como de carácter secundario, del terrorismo o de la proliferación de armas de destrucción masiva, hacen necesario que la UE tenga una capacidad disuasoria propia.
“En todo caso –sostiene José Ignacio Castro Torres, experto del Instituto de estudios estratégicos– parece que, en un mundo cada vez más inestable, cualquier medida que incremente la seguridad no es suficiente. Por ello, se hace necesario plantear, en el marco de las alianzas y compromisos en los que España se encuentra inmersa, una mejor defensa antimisil y aérea que garantice la supervivencia ante una situación de riesgo nuclear. En función de los acontecimientos habría que diseñar nuevas doctrinas de empleo para las fuerzas armadas, no preparadas para escenarios de ambiente nuclear”.
Son palabras mayores. De momento, mientras no se organice una organización militar europea habría que procurar que exista una mayor coordinación en los actuales operativos más o menos conjuntos.
Lleva ejerciendo la profesión de periodista desde hace más de medio siglo. Ha trabajado en prensa, radio y televisión y ha sido presidente de la Asociación de Periodistas Económicos por tres periodos. Es fundador y presidente del Grupo Nuevo Lunes, que edita los semanarios El Nuevo Lunes, de economía y negocios y El Siglo, de información general.