
El Acento/ Inmaculada Sánchez
Un destacado dirigente sindical de este país me matizaba el pasado enero su enorme satisfacción tras el acuerdo de gobierno entre PSOE y Unidas Podemos. Su principal preocupación era la convivencia de dos gobiernos dentro del Ejecutivo recién estrenado. Para mi sorpresa, no se refería al de los ministros socialistas frente al de los morados. «Nuestro enemigo ahora va a ser el ‘gobierno Calviño», me explicó. Bajo el liderazgo de la vicepresidenta económica ubicaba a una serie de ministros que, a su entender, torpedearían desde dentro las medidas más arriesgadas y sociales contenidas en el programa de gobierno pactado entre Sánchez e Iglesias.
Aunque en ese supuesto ‘Ejecutivo’, a la sombra de la ortodoxia económica y presupuestaria, incluía a algunos ministros que, después, se han mostrado más ‘sociales’ de lo previsto, como el titular de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, de quien la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, no escatima elogios, el prevenido sindicalista no erraba demasiado en sus temores: Nadia Calviño protagonizó, pese a su habitual perfil discreto, el rechazo más notorio al acuerdo del PSOE con EH Bildu, a cuenta de la ajustada votación de la última prórroga del estado de alarma, por su compromiso de derogación «total» de la reforma laboral. «Sería absurdo y contraproducente», llegó a decir en público, convirtiéndose en el freno interno a la medida, que aún hoy, nadie sabe cuándo ni cómo se ejecutará. Este Gobierno todavía está luchando contra una pandemia de dimensiones incalculables.

Si Calviño consigue la presidencia del Eurogrupo será un triunfo para el Gobierno de Sánchez y su posición negociadora sobre los fondos de recuperación europeos. También reforzará aún más su peso político dentro del Ejecutivo, lo que moverá los actuales equilibrios entre ministros ‘sociales’ y ‘ortodoxos’
Esta semana Pedro Sánchez ha formalizado la candidatura de Nadia Calviño a presidenta del Eurogrupo, cargo que dejará el próximo 13 de julio el portugués Mário Centeno. Se presenta como favorita al reunir las mejores condiciones dentro de los alambicados equilibrios en el reparto de cargos de la Unión: pertenece a un gobierno socialista, a un país del Sur, cuenta con un amplísimo historial bruselense y, además, es mujer. Alemania y Francia parecen estar de acuerdo en el relevo, pero aún falta conocer si los países más duros del Norte son capaces de urdir una jugada alternativa, ahora que la partida de los fondos de recuperación post Covid acapara todos los esfuerzos de los países miembros.
Si Calviño consigue la presidencia del Eurogrupo será un triunfo para Pedro Sánchez y para España, que ya perdió ese puesto para Luis de Guindos hace años. Reforzará la posición negociadora del Gobierno de cara a la batalla de los fondos, al conseguir una interlocutora de privilegio pero también, alertan algunos conocedores de los vericuetos europeos, puede complicar el recorrido de algunas de las aspiraciones de Moncloa al tener dentro del Gobierno a quien ha de consensuar posiciones entre socios tan dispares como Holanda o España.
Más relevante aún será el impulso que concederá a su peso político dentro del Ejecutivo de Sánchez. En el ala morada del Gobierno andan un poco ‘moscas’ y mi interlocutor sindicalista no está muy exultante con la noticia. Lo que él llamaba el ‘gobierno Calviño’ ganaría muchas posiciones en Madrid.
Periodista y directora de El Siglo desde 2011, revista que contribuye a fundar, en 1991, formando parte de su primer equipo como jefa de la sección de Nacional. Anteriormente trabajó en las revistas Cambio 16 y El Nuevo Lunes y en la Cadena Ser. Actualmente también participa asiduamente en diferentes tertulias políticas de TVE y de Telemadrid.