M. C.
El acuerdo entre PSOE y ERC para la investidura de Pedro Sánchez está prácticamente hecho, a falta de decidir el formato de la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat. Los socialistas quieren que se acoja a la comisión bilateral, la que ya recoge el Estatut. Los republicanos reclaman una nueva, ‘ad hoc’. De momento, Sánchez saca el foco de las negociaciones y anuncia que contactará con todos los presidentes autonómicos para camuflar un gesto que le reclamaba ERC: hablar con Quim Torra.
Si de algo están preocupados en la Moncloa gobernada por Iván Redondo es en llevar la iniciativa mediática, la del famoso relato. Y en los últimos días estaban viendo que se avecinaba un problema, con todos los focos puestos en unas conversaciones con ERC que no terminan de cerrarse y sometidos al calendario independentista. El día 16, Tsunami Democràtic amenaza con impedir el Barça-Madrid; el 19 se conocerá la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE sobre si Oriol Junqueras debió ser reconocido como eurodiputado en mayo, que, de rebote, puede llevar a Carles Puigdemont a la Eurocámara; y el 20 y 21 ERC celebra un Congreso Nacional que puede ser más ajetreado de lo que se espera.
Así las cosas, Sánchez y su equipo han decidido fabricarse su propio calendario. Tres recibir el encargo de tratar de formar gobierno por parte del Rey, Sánchez anunciaba que se verá con prácticamente todos los líderes políticos de España. Con los de todas las fuerzas políticas -algo usual en los trámites de investidura- pero también, atención, con todos los presidentes autonómicos.
Tres recibir el encargo de tratar de formar gobierno por parte del Rey, Sánchez anunciaba que se verá con prácticamente todos los líderes políticos de España, Torra incluido
Una ronda de contactos que permite al presidente en funciones disfrazar el hecho de que hablará con Torra, un gesto que le habían demandado los republicanos después de que Sánchez no haya atendido las llamadas que el president le ha hecho en los últimos meses. Poca profundidad puede tener ese contacto con Torra, ya que probablemente será inhabilitado en enero y Sánchez no le concede ninguna credibilidad como interlocutor. Pero le sirve al presidente para mostrar a ERC la predisposición que demandan.
Entre gesto y gesto, el nudo gordiano de la mesa de diálogo sigue sin desatarse. Se trata de una cuestión procedimental, el cómo más que el qué, porque el Gobierno está dispuesto a abrir esa vía, como lo estaba a principios de año, cuando el asunto del relator lo terminó mandando todo al garete. Sin embargo, los republicanos le conceden mucha importancia, teniendo en cuenta que tienen que poder exhibir ante el independentismo ciertas concesiones del Gobierno.
En ERC consideran que la Bilateral del Estatut es un foro administrativo, institucional, no político. E incapaz, por tanto, de encauzar el conflicto político que existe en Cataluña
El quid de la cuestión está en que los socialistas quieren que esa mesa entre gobiernos encaje de alguna forma en la Comisión Bilateral Estado-Generalitat que contempla el Estatut, en su artículo 183. Ese foro podría complementarse con otras opciones, como una mesa de partidos, a eso el gobierno no se cierra. Pero subrayan que el instrumento principal de diálogo debe estar en el marco del Estatut. Mientras, en ERC consideran que la Bilateral es foro administrativo, institucional, no político. E incapaz, por tanto, de encauzar, el conflicto político que existe en Cataluña. Y mientras se desenreda la madeja, Sánchez gana tiempo.