
El Acento/ Inmaculada Sánchez
No hay respiro. Los contagios de la tercera ola de la pandemia suben sin freno mientras la borrasca ‘Filomena’ deja a medio país paralizado y congelado. La política corriente, la de prometer, legislar y hacerse fotos en campaña está desaparecida. La emergencia lo está devorando todo. Hasta las elecciones catalanas, que podrían alumbrar algún camino al conflicto catalán, van a posponerse. No se ve el horizonte.
Ministros que, por dirigir carteras más amables o menos conflictivas, se las prometían felices para progresar en el difícil ascensor del aprecio público andan perdidos en tan complejo escenario. Lo urgente es lo que cotiza al alza. Quienes gestionan las emergencias han pasado a primera línea de fuego y el Covid y el temporal han acelerado la selección de especies en nuestra clase política.

Quién iba a decir que el aburrido Illa se convertiría en la mejor opción electoral del PSC y que el Martínez-Almeida de escaso carisma desplazaría a la belicosa Ayuso en el frente madrileño contra ‘Filomena’. Estos tiempos oscuros están alumbrando una inesperada selección de políticos
Quién iba a decir que el serio y ‘aburrido’ Salvador Illa se convertiría en la mejor opción electoral para los socialistas catalanes desplazando al hábil, respetado y locuaz Miquel Iceta. Su gestión, temple y comunicación durante estos largos meses de lucha contra el coronavirus le han hecho sobrepasar en las encuestas a su jefe y mentor en el PSC, con quien estaba prevista una dulce sucesión después de la legislatura que iba a abrir el aplazado 14-F. Otro plan destrozado.
Ahora puntúan la capacidad de gestión y los resultados a pie de calle. Y no todos aciertan en la lectura de esta nueva licenciatura política. Al fin y al cabo, se habían preparado para otra cosa. Mientras la siempre belicosa Isabel Díaz Ayuso ha escatimado pasos a dar durante este temporal que ha destrozado Madrid, no fuera a resbalarse, su compañero de partido, el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, se ha calzado las botas de nieve y no ha parado de moverse y mostrarse cercano a los problemas ciudadanos. ¿Otro alcalde -como fue Illa en su momento- que despega pese a su escaso carisma?
El líder de ambos, Pablo Casado, no ha sabido a qué carta quedarse y ha jugado a las dos. Un día nos sorprendía pala en mano retirando nieve de la puerta de un centro de salud y al siguiente acompañaba a su baronesa más pintona a visitar el centro de emergencias 112 y criticar desde allí la operativa del Gobierno. Por su parte, Pablo Iglesias y los suyos han optado por no jugar carta alguna, salvo recordar a su socio de gobierno el acuerdo programático para reducir la factura de la luz. Poca exposición para alguien tan habituado a los focos. Y difícil aventurar la puntuación que por ello le dará a cada uno la agotada ciudadanía.
Palas y vacunas ocupan estos días nuestros anhelos y esperanzas y puede que de ellas afloren los políticos que sobrevivirán a estos tiempos oscuros. Lo que es seguro es que la selección ya ha comenzado.
Periodista y directora de El Siglo desde 2011, revista que contribuye a fundar, en 1991, formando parte de su primer equipo como jefa de la sección de Nacional. Anteriormente trabajó en las revistas Cambio 16 y El Nuevo Lunes y en la Cadena Ser. Actualmente también participa asiduamente en diferentes tertulias políticas de TVE y de Telemadrid.