
Juantxo López de Uralde.
La comunidad científica lleva décadas alertando, con datos cada vez más alarmantes, con múltiples evidencias, con infinidad de llamadas de atención y mensajes cada vez más elocuentes y contundentes, de la gravedad de la crisis climática y sus impactos sobre nuestro planeta y nuestras vidas.
Hoy, esa crisis ya es una emergencia, y cada día que pasa sin que se tomen medidas contundentes, tan radicales como lo es el reto que tenemos enfrente, es un día perdido que nos lleva directamente al colapso.
Cuando el mundo entró en shock hace apenas cuatro meses por las duras medidas que muchos gobiernos hubieron de tomar para hacer frente a la pandemia del coronavirus, confinando a una parte importante de la población mundial y restringiendo la movilidad, todos empezamos a reflexionar sobre la necesidad de que esta crisis fuera una un aviso sobre otros riesgos como el cambio climático. ¿Nos había dado la naturaleza un aviso? ¿Hemos cometido demasiados excesos?
La nueva normalidad suena a vieja. Muchos gobiernos han vuelto a contaminar, fomentar el consumo o un modelo de desarrollo basado en el ladrillo y la especulación
Desgraciadamente, los síntomas que tenemos de la “apertura” están siendo más de lo mismo. La nueva normalidad suena a vieja, y en la desescalada muchos gobiernos han vuelto con ganas para recuperar, parece ser, estos “meses perdidos” y volver a contaminar, fomentar el consumo o el modelo de desarrollo basado en el ladrillo y la especulación.
Ciertamente, las reflexiones que hayamos podido hacer durante estos meses han quedado en el olvido, o en algún cajón con todas las tareas y lecturas pendientes. Mientras tanto, mientras hemos salido a la carrera en nuestra desescalada con las mascarillas tapándonos los ojos para no ver la realidad que se nos echa encima, en la ciudad siberiana Verkhoyansk, donde la temperaturas medias oscilan entre los -46,2 °C de enero y los 15,2 °C de julio, los termómetros marcaron el pasado 20 de junio, 38 grados centígrados. La temperatura más alta alcanzada nunca dentro del Círculo Polar Ártico y tan al norte. La ONU ha lanzado la voz de alarma, recordando que la carrera por reducir las emisiones es una carrera, literalmente, por la supervivencia.
“Quiero que entren en pánico, quiero que sientan el miedo que siento yo cada día. Y luego quiero que actúen, quiero que actúen como si lo hicieran en una crisis. Quiero que actúen como si la casa estuviera en llamas, porque así es”. Este fue el primer discurso de Greta Thunberg ante el Foro de Davos. Un discurso tachado de alarmista, y que sin embargo tuvo que ser reiterado por la propia Greta, ante el mismo Foro de Davos, un año más tarde, este mes de enero. “Nuestra casa sigue ardiendo. Vuestras innaciones están avivando las llamas por ahora. Os estamos diciendo todavía que tengáis miedo, que actuéis, si queréis a vuestros hijos por encima de todo lo demás”. La llaman alarmista, pero no lo es.
La ciudadanía sólo ha entrado en pánico ante una grave pandemia y ha respondido a durísimas medidas, concienciada de que era la única forma para vencer al virus. Quizá sea el momento de que los gobiernos venzan el miedo a los poderes económicos, porque es ahora cuando necesitamos, también, de esas medidas drásticas, pero valientes para vencer a la emergencia climática. Ya no tenemos más tiempo, ahora estamos en plena batalla por la supervivencia.
Juantxo López de Uralde (Donosti, 1963), diputado de Unidas Podemos, ha dedicado toda su vida a la defensa de la Naturaleza y al activismo ecologista. Ha navegado en los barcos de Greenpeace (organización de la que fue director entre 2001 y 2010) y ha participado en sus campañas más conocidas. En 2010 fundó el partido político EQUO, del que fue su coportavoz. En las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, salió elegido diputado por la provincia de Araba. Tras la repetición electoral del 26 de junio de 2016, y nuevamente tras las elecciones del 28 de abril de 2019 y en las del 10 de noviembre, sigue desempeñando su trabajo desde el Congreso, como diputado en el Grupo Parlamentario Unidas Podemos.