
La Economía desde mi Observatorio / Carlos Berzosa
La fuerte subida en los precios de alquiler que se han venido produciendo antes de la pandemia resulta escandalosa y, en consecuencia, deja a mucha gente sin posibilidad de alquilar un piso en condiciones. Es una muestra más de la desigualdad creciente que se ha dado en nuestro país y a que su vez la agudiza más en cuanto a la habitabilidad de las viviendas. Los datos son significativos. Entre 2014 y 2019 el precio medio de los alquileres han subido un 52% en Palma de Mallorca, 51% en Barcelona y un 45% en Madrid, por poner un ejemplo del estudio realizado por David López Rodríguez y María de los Llanos publicado en el Boletín Económico 3/ 2019 del Banco de España y que recoge Manuel Gabarre en Tocar fondo (Traficantes de Sueños, 2019). El incremento mayor se ha producido en las grandes ciudades y ciudades turísticas.

Un argumento que se utiliza en contra del control de precios consiste en señalar que si se produce disminuiría la oferta, debido a que los propietarios no estarían dispuestos a poner en alquiler pisos a unos precios que tuvieran unas limitaciones. Esto es muy discutible y en muchos casos la realidad no se comporta como se dice
Resulta evidente que estos hechos ponen de manifiesto que estamos ante un mercado muy imperfecto que deja fuera a la gente con menos ingresos económicos, y a los jóvenes, lo que es otro obstáculo más para que se emancipen del hogar familiar. Un mercado de estas características requiere la intervención pública para corregir tantos fallos. No obstante, siempre que se plantea cualquier tipo de actuación por el sector público salen en tromba muchos economistas que, favorables al mercado libre, lo consideran una injerencia inadmisible. Un razonamiento muy común a todos ellos es el de Jeff Jacoby que cita Michael Sandel en su libro Justicia: “No es abusivo cobrar como el mercado pueda soportar. No es codicioso o desaprensivo. Así es como se asignan los bienes y servicios en una sociedad libre». A lo que añado que una sociedad poco libre es si esa libertad consiste en tener dinero y condenar al que no lo tiene. En concreto, como decía Sampedro: «La libertad del mercado es la libertad del dinero».
Las formas de intervención pública pueden ser varias, pero últimamente en España se está centrando en la regulación de los precios, en donde se está provocando una controversia en el Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos. Un argumento que se utiliza en contra del control de precios consiste en señalar que si se produce disminuiría la oferta, debido a que los propietarios no estarían dispuestos a poner en alquiler pisos a unos precios que tuvieran unas limitaciones. La restricción de la oferta traería consigo una demanda mayor no satisfecha, con lo que sería peor el remedio que la enfermedad. Esto es muy discutible y en muchos casos la realidad no se comporta como se dice.
En varias ciudades europeas en países desarrollados, se ha realizado regulación de los precios ante el reconocimiento de las imperfecciones a las que está sujeto el mercado. Para que esto no sirva de ejemplo, se manifiesta, por los defensores del libre mercado, que en los casos en los que ha tenido lugar esta regulación ha resultado un fracaso, eso sí, sin aportar ninguna prueba que lo sustente. Esto sucede en países que tienen una mayor oferta de viviendas sociales en alquiler que en España, siendo aquí demasiado baja y que por si fuera poco ha disminuido en los últimos años.
Ante este problema estoy muy de acuerdo con Gabarre cuando dice: «La vertiginosa subida de los precios del alquiler en España requiere la regulación del mercado. Ésta se puede llevar a cabo mediante el control de precios u otras medidas que protejan al inquilino frente a los especuladores, si bien el remedio más efectivo a largo plazo es la adquisición de viviendas por la Administración Pública para su alquiler social. Para que realmente sean efectivos, los planes de vivienda en alquiler social deben incluir a las rentas bajas y a las rentas medias». Mientras tanto, el control de precios, como una medida coyuntural, me parece que es urgente y necesaria.
Catedrático Emérito de la Universidad Complutense y presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Ha sido Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense(1984-1998) y Rector de esta Universidad(2003-2011). A lo largo de su carrera docente ha impartido enseñanzas de Estructura Económica Mundial y Desarrollo Económico. Tiene numerosas publicaciones entre las que destacan los libros ‘Los desafíos de la economía mundial en el siglo XXI’ (Nivola,2002) y los escritos conjuntamente con José Luis Sampedro ‘Conciencia del subdesarrollo veinticinco años después’ (Taurus, 1996) y ‘La Inflación (al alcance de los ministros)’ (Debate, 2012).
De lo que no hablan los contrarios al control de precios de los alquileres es de los graves perjuicios causados por los llamados fondos buitre a miles de personas con pocos recursos cuyos alquileres han subido desproporcionadamente hasta el punto de verse en la calle. ¿Libertad de mercado para quién? Lo decía muy bien Sampedro: libertad para el dinero. «Es el mercado, amigo», dijo un ex ministro y director del FMI nada menos acusado de graves delitos económicos
Echo de menos que cite los casos en que tal medida ha sido efectiva y no ha llevado a una restricción de la oferta que ha perjudicado a las rentas menores. Vista la eficacia o no de la medida en mercados comparables, lógicamente se pasa a discutir las causas de la falta de parque de vivienda social o el efecto de la venta de vivienda protegida de la emvs y el Ivima a los fondos. Como sabe, parte del parque era protegido pero no social. Tachar al que piensa diferente, no permite avanzar. Creo