Javier Quintana
Letizia Ortiz Rocosolano cumple este 15 de septiembre 50 años. La reina soplará las velas 18 años después de contraer matrimonio con Felipe de Borbón, y 8 años después de convertirse en reina de nuestro país tras la proclamación de su marido, Felipe VI, el 19 de junio de 2014. No se espera ningún acto público para celebrar este especial aniversario, que llega con la Corona intentando salir de una de sus peores crisis.
Ya desde su presentación como prometida del Príncipe, en noviembre de 2003, Letizia dejó claro qué clase de reina iba a ser. El “déjame terminar” que le espetó a su marido en el mencionado acto la marcó para siempre y auguró que Letizia no había llegado a la Casa Real para ser un simple ornamento. Esta mujer misteriosa, tan capaz de destacar por su simpatía como por su sequedad según le convenga, no ha tenido una trayectoria sencilla desde su entrada a la familia real.
Inicios complicados
Los primeros años no fueron fáciles. Su relación con las infantas y la reina Sofía nunca ha terminado de ser la mejor (es célebre su desplante a la reina emérita en Palma en 2018), y con Juan Carlos nunca terminó de entenderse. Además, fueron años difíciles para la Corona. La aparición del caso Nóos, el declive físico de Juan Carlos, o la relación del monarca con Corinna Larsen sumieron a la Casa Real en unos años de auténtica decadencia. Asimismo, el suicidio de su hermana Erika y los complicados embarazos que sobrellevó Letizia agudizaron aún más la situación.
Hasta el momento de su coronación, Letizia se dedicó a mantener a su familia unida. El único momento de aparente crisis matrimonial, que no llegó a trascender, llegaría en 2013, cuando el por aquel entonces príncipe heredero Felipe de Borbón se puso del lado de su padre, Juan Carlos I, en cuanto a las funciones públicas de la entonces princesa, según las crónicas palaciegas.
El 19 de junio del año siguiente Letizia se convirtió en reina de España, y fue entonces cuando dio un paso adelante en pos de una Corona renovada, que hiciera olvidar los escándalos de años atrás y diera un giro a su declive. Han sido ocho años en los que ella y su marido, Felipe VI, han tenido que dar un lavado de cara a la Corona mientras que, simultáneamente, sobrellevaban como bien podían la situación de la Casa Real. Su coronación llegaba justo a continuación de la famosa cacería de Juan Carlos I en Botsuana acompañado de la ya bien conocida en suelo español Corinna, que precipitó su abdicación, y en plena investigación de Iñaki Urdangarin por corrupción. Este último episodio culminó en marzo de 2016 con el propio Urdangarin y su mujer, la infanta Cristina, sentados en el banquillo. El primero, como principal acusado en el caso Nóos, y la segunda, imputada por una presunta cooperación con su marido. En enero de 2018, el cuñado del rey ingresaría en prisión. La evolución de este caso marcó estos primeros años de reinado.
Sin embargo, lo peor para la Casa Real llegaría en 2020, cuando el diario El País reveló dos fundaciones con sendas cuentas en bancos suizos, relacionadas con una comisión que el monarca Juan Carlos I habría cobrado por el Ave a La Meca. Se retiró la partida de Juan Carlos de los presupuestos de la Casa Real y Felipe VI renunció a su herencia. En los últimos años de reinado se han seguido sucediendo los lamentables episodios protagonizados por la Corona: acusaciones al monarca de beneficiarse de la sociedad offshore de su padre, tres investigaciones de la Fiscalía por los dólares saudíes, la cuenta del paraíso fiscal de Jersey, el exilio del emérito en Abu Dabi, su regreso a España… En conclusión, infinidad de problemáticas con las que el matrimonio real ha tenido que lidiar.

En busca de una nueva imagen de la Casa Real
Entretanto, durante estos primeros 8 años Letizia ha ido trabajándose una agenda pública que la mostrase como una reina feminista, ecologista y comprometida con los problemas sociales que asolan a nuestro país. La prensa rosa ha tratado de convertirla en celebrity, sin embargo, la reina ha tratado siempre de evitar esa etiqueta de mujer florero del monarca. Además, su experiencia como periodista le ha valido para dar efectivos discursos que han hecho que su popularidad crezca considerablemente en estos años. Sin embargo, no se ha jactado nunca de esta dote para el discurso dando entrevistas, de las que se ha mantenido alejada desde su entrada a la Casa Real.
La moda ha sido otra de sus armas en su compromiso con la sociedad. Una de sus apariciones más vistosas se dio en junio del pasado año, en una reunión del Patronato de la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción, donde se presentó con un vestido confeccionado desde la APRAMP (Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida). La reina se ha involucrado en más de una ocasión con esta asociación, e incluso se la ha visto presidir actos de la misma acompañando a la ministra de Igualdad, Irene Montero. También se ha pronunciado contra la violencia de género, y en 2019 recibió el Premio del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, en la categoría de Personalidad más destacada. Asimismo, ha hecho acto de presencia en eventos de índole feminista como el Santander WomenNOW o el homenaje a Clara Campoamor en el Congreso, que conmemoró el 90 aniversario de la aprobación del sufragio femenino en España. En definitiva, en los últimos años la Casa Real ha tratado de convertir a Letizia en una nueva abanderada de este feminismo transversal que fomentan figuras como Ana Botín o Angela Merkel. Todo esto, sumado a su papel en la Asociación Española contra el Cáncer (de la que es presidenta de honor) refleja el interés de la Corona por renovarse e implicarse en la visibilización de diferentes causas sociales en su constante lavado de imagen.
En definitiva, su compromiso social, aunado con su capacidad comunicativa, persigue mejorar la imagen de la Casa Real. De hecho, recientes encuestas la catalogan como la miembro de la familia real cuya aceptación entre la ciudadanía ha crecido más en el último año.
Juan Carlos I, aún con cuentas pendientes

En cuanto a su suegro, el emérito no debe estar para muchas celebraciones. Es cierto que su situación con la justicia española parece haberse regularizado en los últimos tiempos. El pasado mes de marzo la Fiscalía archivó todas las causas pendientes del monarca por su patrimonio en el extranjero, al “no encontrar indicios suficientes para interponer la correspondiente querella al Tribunal Supremo”. Tanto la investigación por el presunto cobro de comisiones por su intermediación en el contrato de obras del Ave a La Meca, como la de sus posibles fondos ocultos en la isla de Jersey y la que indagaba sobre el uso de fondos del empresario mexicano Allen Sanginés-Krause se dieron por finalizadas. El archivo de las causas llegó apenas un año después de que Juan Carlos pagara más de 4 millones de euros a la Agencia Tributaria.
Sin embargo, su causa en Reino Unido por acoso a Corinna sigue abierta. De hecho, a finales de agosto la ex amante del emérito retiraba todas las referencias al CNI de su denuncia y, por tanto, niega cualquier intervención de los servicios de inteligencia en los hechos. Cabe destacar que Reino Unido denegó la inmunidad a Juan Carlos el pasado mes de marzo, por lo que el proceso judicial sigue su curso a expensas de que el monarca recurra su presunto derecho a la inmunidad en suelo británico.