¡Vaya gente! / Mara del Prado
Tiene 15 años y ya es una ‘estudiante en prácticas’ aventajada en Zarzuela. También su hermana que, mientras la heredera no forme su propia familia y Felipe VI siga al frente de la Corona, habrá de acompañar a la princesa como su más fiel y firme apoyo institucional.
Leonor protagonizaba a finales de abril en Cartagena un nuevo hito en su formación como futura reina de una monarquía bajo el escrutinio público, una monarquía que necesita recuperar el brillo perdido y que ha depositado en las nuevas generaciones no ya sus esperanzas futuras, sino sus urgencias presentes.
La mujer llamada a ser la jefa suprema de todos los Ejércitos creaba “su primer vínculo” -en palabras de Hola– con las Fuerzas Armadas. Junto a sus padres los reyes y la infanta Sofía presidía el inicio de la puesta a flote del S-81 ‘Isaac Peral’ en los astilleros de Navantia, “haciendo los honores de madrina en un día histórico para la industria militar española” con esta “nueva era de los submarinos españoles”.
El momento más destacado de la ceremonia, relata la publicación, tuvo lugar cuando, “tras ser bendecido el sumergible por el capellán”, la princesa, tijeras en mano, cortó la cinta con los colores de la bandera rojigualda para liberar la botella de vino que se estrelló contra el casco, botadura seca símbolo de la puesta a flote.
Como ocurre con su madre doña Letizia, las apariciones públicas de Leonor van a venir indefectiblemente acompañadas por el escrutinio estilístico de la crónica social. En esta ocasión, por el abrigo blanco de Adolfo Domínguez heredado de su madre y el vestido de tweed a la venta por 29,95 euros en Zara, un guiño a la sostenibilidad y a la austeridad.
Pero sirve también para incorporar a la agenda mediática el apoyo de la Corona a un proyecto valorado en 3.907 millones de euros de la empresa naviera española, el de cuatro submarinos diseñados y construidos íntegramente en España con unas características que los convierten en la nave no nuclear más avanzada del mundo.
La pulcritud con la que escogen en Palacio los actos a los que asiste la heredera alcanzan a la esfera semiprivada. Como la salida familiar del domingo 2 de mayo. Coincidiendo con la celebración del día de la madre, asistió con sus padres y su hermana a la representación de Peter Grimes, la ópera de Benjamin Britten en el Teatro Real.
La prensa ha vuelto a interesarse por la biker negra de la primogénita de los reyes, otra pieza rescatada del vestidor de doña Letizia, pero también ha tirado de hemeroteca para recordar la educación cultural que reciben las nietas de Juan Carlos I, a años luz de la afición taurina que el emérito transmitió a la infanta Elena y a sus hijos.
Sus lecturas, su afición al cine, su apoyo al teatro, la danza y la música… Parecería que la imagen de la Corona empieza a descansar en la imagen de su heredera. Tal vez demasiado pronto. Tal vez demasiado peso sobre las espaldas de una joven de 15 años.