La familia de Juan Carlos de Borbón ha coincidido en Semana Santa. Toda menos Felipe VI y la reina Sofía, la única que parece guardarse su opinión sobre el trato que el hijo dispensa al padre desde que se descubrieran los millones saudíes, las máquinas de contar efectivo y el patrimonio sin declarar. La foto de las infantas Elena y Cristina visitando al exiliado emérito es una enmienda borbónica al reinado de Felipe VI, que ve cómo sus más cercanos le hacen el vacío por haber asumido el reproche de la izquierda a la viciada relación del exmonarca con el dinero. Primero fueron las primas, después la tía y ahora son las hermanas y sobrinos quienes han dejado al rey en la más absoluta soledad de un Palacio que ha dejado de recibir visitas.
Las infantas Elena y Cristina visitan con frecuencia a Juan Carlos I en su exilio emitarí. Sobre todo la mayor de los tres hijos de los reyes eméritos, aunque su hermana también vuela desde Ginebra con escala en Barcelona o Madrid para ver a su padre.
En sus últimas visitas ha aprovechado para consultarle los pasos a seguir tras la publicación, hace tres meses, de las fotos de Iñaki Urdangarin con otra mujer. Como la disolución de las capitulaciones matrimoniales el pasado 25 de marzo, cuenta Semana, un paso previo al divorcio donde se acuerda que la custodia de los hijos será para la hermana de Felipe VI –sólo afectaría a Irene, la única que aún no es mayor de edad– y ninguna de las partes recibirá pensión de su excónyuge.
La de Abu Dabi ‘reemplaza’ la tradicional foto de la misa de Pascua y subraya la ausencia del rey
Algunas de estas idas y venidas han trascendido a los medios, convenientemente informados de que el exmonarca cuenta con el respaldo implícito de sus hijas después de que, a sugerencia de su hijo, abandonara España el 3 de agosto de 2020 “ante la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados” de lo que él llamó en un comunicado “vida privada”.
La foto de la discordia
El salto cualitativo lo han dado ahora las infantas, después de que el archivo de las causas de la Fiscalía contra su padre no sirviera para rebajar la pena de Palacio y, de nuevo a sugerencia de Casa Real, el emérito anunciara que permanecerá en Abu Dabi y viajará a España de forma ocasional.
Al comienzo de las vacaciones de Semana Santa, Elena y Cristina volaron a la capital emiratí con sus hijos –todos, salvo Felipe (Froilán) de Marichalar– y se hicieron unas fotos con su padre y abuelo. Como tantas otras veces, aunque en esta ocasión un amigo del emérito hizo llegar la instantánea a la agencia de noticias Europa Press para que le diera difusión.
La imagen contrasta con otra que solían protagonizar los mismos personajes por estas mismas fechas hasta la abdicación de 2014 y, por eso, destacan las ausencias. Sobre todo porque no ha habido posado a las puertas de la catedral de Palma de Mallorca tras la misa de Pascua, a la que este año no ha asistido ningún miembro de la Familia Real.
En la foto emitarí no aparece doña Sofía, de quien no hay constancia que haya viajado aún al país árabe para ver a Juan Carlos de Borbón. Tampoco los reyes y sus hijas. Después de que Felipe VI levantara un muro entre él y su hermana Cristina tras el estallido del caso Nóos y entre él y su padre tras el escándalo de las fundaciones opacas y los millones saudíes, ahora son sus hermanas y sobrinos quienes ponen distancia con él.
Familia lejana

No son los primeros. Tras la marcha del emérito camino de un exilio que entonces parecía temporal, sus sobrinas más conocidas en el papel couché, Simoneta Gómez-Acebo y María Zurita, hicieron una cerrada defensa de su tío, ignorando el daño que estaba haciendo al reinado de su primo desde que la Fiscalía comenzara a investigarle por la presunta comisión de delitos fiscales y blanqueo de dinero. “Viva Don Juan Carlos, Viva el Rey de España”, escribía la hija de la fallecida infanta Pilar en Instagram bajo una foto del emérito, aunque más reveladores fueron los hashtags “sin palabras”; “toda mi admiración y respeto”; “todo mi agradecimiento”; “qué día más triste para España”.
La hija de la infanta Margarita compartía varias stories donde daba las “gracias” al exmonarca sobre una imagen suya, con el escudo de su reinado y la palabra VERDE (Viva el Rey de España). En su día, Vanity Fair se hizo eco de ambos mensajes y de las reacciones. Entre ellas, las de Miriam Lapique o Cristian Abelló. La primera, viuda de Alfonso Cortina. El segundo, hijo de Juan Abelló. Ambos, empresarios e íntimos amigos de Borbón y Borbón.
Desde entonces y a pesar de todo lo sabido sobre la relación del exmonarca con el dinero –su examante, Corinna Larsen, la llamó “su peor adicción”– y el estado de opinión hacia la Corona que representa Felipe VI, Gómez-Acebo y Zurita han seguido respaldando a su tío.
«Qué día más triste para España», señaló Simoneta Gómez-Acebo tras la marcha del emérito. «Quiero que se valore su entrega», acaba de decir Victoria Federica
En un reportaje fotográfico para Hola publicado el pasado mes de noviembre, Simoneta manifestaba su deseo de que regresara cuanto antes a España. María no deja pasar sus cumpleaños sin felicitarle en Instagram con los hashtags #FelicidadesMajestad y #Graciasportanto. También su madre Margarita, tras el archivo de las causas investigadas por la Fiscalía y coincidiendo con su 83 cumpleaños, manifestó a los periodistas apostados a la puerta de su casa su deseo de que su hermano volviera pronto.
La última en hacer campaña en favor del emérito es Victoria Federica de Marichalar que, en una entrevista de portada para la revista Elle del mes de marzo, declara: “espero que todo el trabajo y el esfuerzo que ha hecho durante toda su vida sea reconocido y estimado”. Según el autor del reportaje, la joven continúa con la mirada empañada y la voz temblorosa: “Sólo quiero que se valore su entrega por este país. Aunque hace tiempo que no estamos juntos, hablo mucho con él y sigue siendo mi mayor fuente de inspiración”. Su mayor fuente de inspiración.
Pedro Sánchez, con la aquiescencia del PP, conmina al rey desde 2020 a dotar a la Corona de transparencia para evitar nuevos escándalos. La familia, cada vez más indiscreta, le presiona para poner a los suyos por encima de la ética y la ejemplaridad.
Los dos partidos mayoritarios están dispuestos a acompañar al jefe del Estado en un proceso modernizador. De manera perentoria para un PSOE que ha dado sobradas muestras de apoyo al monarca y ahora necesita que no le pase factura entre los votantes de izquierda. Una izquierda que la familia considera responsable de que Felipe VI adolezca de un exceso de escrúpulos. En medio, él y sus circunstancias, entre el deber democrático y la filiación de los Borbón, que le han dejado más solo que nunca.