
Jesús Lizcano
El estado actual del mercado y los precios de la electricidad suponen una situación de emergencia social, ya que afecta gravemente al conjunto de la sociedad española, tanto a los ciudadanos, especialmente a los más vulnerables, como a los profesionales, los pequeños negocios y comercios, y en general a todo tipo de empresas y sectores.
En este contexto resulta especialmente preocupante la evidente y consentida falta de transparencia institucional y política en cuanto a los costes, por una parte, y a los precios, por otra, de la electricidad. Resulta tan importante como urgente que sean de dominio público, con sumo detalle y de una forma clara y comprensible para el ciudadano medio, cada uno de los ‘inputs’ que integran el coste total de la producción y el suministro de la electricidad. Es igualmente necesario que se difundan pública y pormenorizadamente los componentes reales de los precios que se están cobrando a los consumidores por dicha electricidad, así como consecuentemente los distintos márgenes que se están obteniendo por parte de las compañías eléctricas en cada uno de los vectores y modalidades de electricidad que colocan diariamente en el mercado, y que son la fuente de sus ingentes beneficios económicos.

Resulta tan importante como urgente que sean de dominio público, con sumo detalle y de una forma clara y comprensible para el ciudadano medio, cada uno de los ‘inputs’ que integran el coste total de la producción y el suministro de la electricidad
Sin entrar en detalles técnicos por lo breve de este artículo, podemos recordar que el proceso eléctrico integral se compone de cuatro etapas: 1) Producción eléctrica; 2) Transporte de la electricidad (al por mayor en grandes redes); 3) Distribución eléctrica (el suministro al por menor hasta los puntos de consumo); y 4) Comercialización de la electricidad. Este proceso puede ser bastante dispar en la primera etapa de producción, ya que hay numerosas y diversas fuentes de energía, tanto convencionales como renovables; el transporte y la distribución, al tratarse del traslado de la electricidad desde los puntos de producción a los de consumo, suele ser más homogéneo, estructurado y previsible; la comercialización, finalmente, suele ser diversa por las diferentes formas, empresas, tarifas, etc. existentes en la venta de la electricidad. En todo caso lo que es cierto es que la electricidad en sí misma es absolutamente homogénea, ya que no es otra cosa que electrones acelerados, sea cual fuere el origen o fuente de producción de la misma.
Cabe recordar, por otra parte, que los costes de las empresas eléctricas pueden ser de muy distintos tipos, desde los combustibles, el uso y las amortizaciones de las instalaciones, los costes operativos y de mantenimiento, los de estructura, los financieros, o los comerciales, entre otros. El hecho de que sean numerosos y técnicamente muy diversos estos costes no supone impedimento alguno para que se publiquen de una forma clara los importes y la evolución de cada uno de ellos, y lo complejo de los datos no puede ser pretexto para no publicarlos, ya que siempre habrá ciudadanos e instituciones tan interesados como capaces de entender dichas cifras, y todo lo que subyace a menudo en las mismas, en especial la muy opaca relación entre los costes y los precios eléctricos, y por ende en los misteriosos márgenes unitarios y segmentados, que no acaban de conocerse y salir a la luz pública.
Sería necesario, por tanto, que los ciudadanos pudiesen acceder a una información puntual y permanente sobre los costes y los precios eléctricos, los gravámenes que acompañan a éstos, así como el margen concreto que en cada caso, fuente de producción y tipos de mercados y territorios están obteniendo las empresas eléctricas, y ello pasaría porque se obligase a estas empresas a publicar en una página web de titularidad publica una información diaria, detallada y entendible al respecto, y que además compareciesen ante la sociedad como mínimo mensualmente para informar con detalle de todos estos datos. Nuestros representantes públicos y las formaciones políticas, en lugar de invertir su tiempo en ataques recíprocos sobre la culpabilidad presente o pretérita de los altos precios de la electricidad, deberían coordinarse para encauzar este proceso de información, y en definitiva de transparencia social, sobre un bien tan preciado y necesario para los ciudadanos como es la electricidad, ya que la supervivencia de muchos de ellos puede depender en determinados segmentos de la población, territorios y periodos de tiempo invernales, de su acceso a ese bien de primera necesidad.
En estos momentos las compañías eléctricas tienen una oportunidad inmejorable para poner en valor y en evidencia esa transparencia y responsabilidad social que tanto publicitan a los cuatro vientos. La sociedad les quedará muy agradecida si cambian sus coordenadas de actuación haciendo ese importante ejercicio de transparencia social.
Catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad Autónoma de Madrid. Académico de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras. Es miembro fundador y expresidente de Transparencia Internacional España. Director de dos revistas: Encuentros Multidisciplinares y Revista Iberoamericana de Contabilidad de Gestión, y codirector de la Revista Internacional de Transparencia e Integridad. Entre 1989 y 1991 fue Catedrático en la Universidad de León. Es autor de catorce libros y de más de ciento cincuenta artículos en publicaciones tanto nacionales como internacionales. Forma parte del Consejo de Redacción o editorial de otras cinco revistas (nacionales y extranjeras). Ha recibido diversos Premios, y ha dirigido y/o participado en numerosos trabajos y proyectos de investigación, siendo miembro de varias Asociaciones académicas nacionales e internacionales.
Gracias y muy de acuerdo con la necesaria transparencia e información pública de costes etc. Interesante análisis de proceso distribuir y comercialización.
Es tan alta la dependecia energética de España y Europa?