Javier Quintana.
El profesor Ramón Tamames ya es historia. El resultado de la moción de censura que lo presentaba como candidato a la Presidencia del Gobierno ya se conocía desde que el grupo de ultraderecha la registró en el Congreso. Se concretó este miércoles, al ser rechazado con 201 `noes´ y el único apoyo de los diputados ultraderechistas y un tránsfuga de Ciudadanos. No obstante, su celebración tenía como uno de sus principales alicientes las posibles consecuencias que la misma podía acarrear a la relación entre Vox y Partido Popular. El tono amable empleado en el hemiciclo por un Santiago Abascal que, pese a erigirse como baluarte de la oposición, aprovechó para tender la mano a los populares, y por la portavoz del PP, Cuca Gamarra, evidencia la imperiosa necesidad para ambas formaciones de mantener una concordia que allane el terreno de cara a futuros acuerdos y a los meses de campaña contra Sánchez que la oposición tiene por delante.
Hace casi tres años, con el coronavirus azotando a la población en toda su crudeza, el por aquel entonces líder de los populares, Pablo Casado, subió a la tribuna del Congreso de los Diputados para justificar su `No´ a aquella primera moción de censura propuesta por Vox. La postura del PP ante aquella iniciativa de la ultraderecha distaba mucho de la que esgrimió esta semana durante la propuesta de Ramón Tamames como alternativa al gobierno de Sánchez. «Señor Abascal, en política lo que no es posible es falso. Antonio Cánovas, confío que le suene”. Así arrancó por aquel entonces Casado un discurso durísimo contra el partido de ultraderecha. Poco tienen que ver esas palabras con el tono empleado este pasado miércoles por la mañana por la actual portavoz popular, Cuca Gamarra. Si comparamos el inicio de su intervención con aquella cita de Casado salta a la vista que el contexto político ha cambiado por completo. Esta vez Gamarra inició su discurso dando una cordial bienvenida al candidato de la ultraderecha al hemiciclo. El trecho entre aquel `No´ de Casado, justificado en un severo discurso donde indicó que Abascal no estaba “capacitado para ser presidente de la cuarta economía del euro”, hasta esta abstención popular, amparada en el “respeto a Tamames” y, a su vez, “a la ciudadanía”, es considerable. Por otro lado, la abstención tal vez merecía una mejor defensa, más aún teniendo en cuenta que la portavoz coincidió en su intervención con la idea de Vox de adelantar las elecciones generales.
Gamarra no destaca las `diferencias ideológicas´ con Vox que Casado sí subrayó en la anterior moción de censura
Si hace tres años el discurso de Casado fue una retahíla de estocadas contra la ultraderecha, el PP centró sus ataques esta semana contra el Gobierno. La portavoz, además, reconoció “elementos coincidentes” en el discurso de Tamames, y calificó tímidamente la moción de “ociosa”. Criticó puntualmente la iniciativa, apuntando que esta no era más que “un inexplicable regalo al Gobierno, porque podrá exhibir una unidad que no tiene”. No obstante, Gamarra no subrayó las `diferencias ideológicas´ con Vox que Casado sí destacó en su discurso de hace tres años. Aquel “no queremos ser como usted” del entonces líder del PP es ya agua pasada.
El líder ausente
Pero las palabras que los populares, en boca de Gamarra, pronunciaron en la Cámara Baja y su abstención en la votación del miércoles no fueron las únicas evidencias de la equidistancia que la formación ha tratado de mostrar respecto al movimiento de la ultraderecha. Y es que la ausencia de su líder, Alberto Núñez Feijóo, y su silencio mediático durante las dos jornadas que duró el debate fueron gestos populares aún más relevantes. El líder del partido prefirió no exponerse ante la difícil papeleta que tenía su formación en este debate. Una postura demasiado cercana a Vox podría haber dilapidado las opciones de los populares de atraer al electorado socialista más conservador. De la misma forma, un `No´ como el de 2020 podría haber facilitado el trasvase de votos al partido protagonista de la semana. La situación no se presuponía cómoda para el PP, por lo que el gallego quiso alejarse de los focos y dejar que su portavoz defendiera la posición del partido. Su decisión se llevó el reproche de Abascal el martes. “Lamento no poder dirigirme hoy al autoproclamado líder de la oposición, digo autoproclamado porque yo entiendo que para liderar la oposición sería bueno estar aquí y sería bueno hacer oposición, por lo menos una de ambas cosas”, indicó el líder de la ultraderecha.

No es la primera vez, por otro lado, que Feijóo evita citas `molestas´. Ya se ausentó de la manifestación contra el Ejecutivo para evitar una nueva foto de Colón o de la investidura de Alfonso Fernández Mañueco.
Pese a, aparentemente, haber salido más o menos indemne del debate, la factura de la moción para Feijóo aún puede ser elevada. Se avecinan semanas donde las campañas autonómicas y municipales, con Isabel Díaz Ayuso a la cabeza, le robarán todo el protagonismo hasta prácticamente la llegada del verano. Después de una semana donde Vox ha hecho esfuerzos por autoproclamarse como líder de la oposición, Feijóo tendrá que emplearse a fondo para no desaparecer de la primera plana política. Ya su agenda durante estos días de moción, con sendos encuentros con embajadores de la UE y con la misma presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, parece pretender contraponer este “circo” que, según el popular, Vox montó en el Congreso con la imagen de un líder serio y con `presencia´ en Europa.
Los populares trataron también de posicionarse como cabeza visible de una “mayoría moderada”. Podría ser toda una declaración de intenciones respecto a su línea a seguir en los próximos meses. El PP tiene ante sí la difícil misión de repescar el voto socialista más conservador sin dejar que esta moderación provoque una fuga de votantes a la ultraderecha. La contradictoria moción de censura personal a la que Gamarra sometió a Sánchez este miércoles (puesto que su partido en ningún momento se ha planteado apoyar la iniciativa de Vox) es una prueba más de estas arenas movedizas en las que se mueve el ala popular. El bombardeo a Sánchez podría servir, por otro lado, para atraer a aquellos votantes de Vox menos radicalizados que no hayan terminado de ver con buenos ojos la cita de esta semana en el Congreso. No romper el hilo con la ultraderecha y, a la vez, seguir una línea `moderada´ podría ser la estrategia popular para los próximos meses.
“Borrón y cuenta nueva”
Vox llegó este martes al Congreso con la consigna clara de postularse como líder de la oposición. Pese a las críticas a la formación popular por su abstención y a Feijóo por no acudir al debate, Abascal tendió la mano a los populares nada más empezar su primera intervención del martes. «No creo que Vox sea el enemigo a batir. Les pedimos votar juntos para acabar con esta legislatura suicida y convocar elecciones urgentes. Por mi parte, borrón y cuenta nueva», manifestó en su discurso.

La propuesta de Tamames como alternativa a Sánchez, por otro lado, ha servido para presentar al partido como una formación `abierta´, donde cabe todo el mundo que quiera “derrocar el sanchismo”.
Está por ver si este debate sirve realmente al partido liderado por Abascal para ganar adeptos. Lo que sí parecen vaticinar estas intensas jornadas en el hemiciclo es que la campaña entre la derecha y la ultraderecha no será bronca.
Contra Sánchez unidos… pero no revueltos
Por delante esperan meses en los que ambos partidos harán oposición al Gobierno, aunque cada uno desde su papel. Tanto populares, aun conscientes del daño que Vox ha tratado de infringirles con esta moción de censura, como ultraderechistas son sabedores de que cualquier esperanza de llegar a la Moncloa (así como de formar gobierno en numerosos territorios) pasa por mantener esta concordia que se atisbó esta semana en el Congreso. Las dos formaciones seguirán arremetiendo contra el Gobierno en los próximos tiempos. No obstante, probablemente cada una tratará de hacerse con el papel que presentó en esta moción: Vox, el de la oposición `valiente´ contra un “gobierno en descomposición”; y PP, el de principal alternativa para el sector `moderado´ de la sociedad. En resumidas cuentas, los dos partidos aspiran a congregar el mayor número de votantes posibles desde su propia parcela sin dinamitar una relación que será importante para el futuro. Un escenario sin tensiones entre la oposición sería, además, ideal para dirigir las acometidas en una sóla dirección: Pedro Sánchez.