Javier Quintana
Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha hecho saltar las alarmas esta semana. Durante una conferencia en el Council on Foreign Relations Lagarde indicó que el periodo de relativa “estabilidad” iniciado con el fin de la Guerra Fría podría haber llegado a su fin para dar paso a una “inestabilidad permanente”. Respecto al objetivo de inflación, actualmente en el 2% a medio plazo, Lagarde ha indicado que “no hay ninguna razón” para modificarlo. «Los bancos centrales deben proporcionar estabilidad en una época en la que hay de todo menos estabilidad», sentenció.
Actualmente la tasa inflacionaria de la zona euro se encuentra en el 6,9% y, pese a estar reduciéndose, parece difícil que alcance los niveles previos a la pandemia. “Un estudio reciente basado en datos desde 1900 encuentra que los riesgos geopolíticos llevaron a una alta inflación, una menor actividad económica y una caída en el comercio internacional. Y el análisis del BCE sugiere que se pueden esperar resultados similares para el futuro», ha explicado Lagarde. El estudio al que se refiere la presidenta es Do Geopolitical Risks Raise or Lower Inflation?. En relación a ello, Lagarde ha animado a reforzar las cadenas de suministro y a ahorrar energía.
Durante su intervención Lagarde volvió a defender la “utilidad” de las subidas de tipos llevadas a cabo en los últimos meses, e indicó que “están empezando a funcionar”. También aprovechó para abogar por la cooperación entre Estados Unidos y Europa y para indicar que China puede ser importante para la deuda de países frágiles.