
El Acento/ Inmaculada Sánchez.
Las listas electorales de EH Bildu a las municipales del 28-M fueron un eficaz arma para el PP en la recta final de la campaña. La inclusión en ellas de 44 expresos de ETA, siete de ellos con delitos de sangre, pese a sus condenas cumplidas y su perfecta legalidad, se convirtió en el mensaje central de la derecha, que relacionó obscenamente al Gobierno de Pedro Sánchez con la banda terrorista y sus asesinatos.
La renuncia a que los señalados ocupasen un futuro puesto de concejal si saliesen elegidos y el reconocimiento del error por parte de Bildu no sirvieron para reconducir los mensajes de un PP desatado y crecido. Fue la puntilla para el castigo electoral a las fuerzas políticas que han sostenido a este primer gobierno de coalición de izquierdas que se venia fraguando bajo la máxima de ‘derogar el sanchismo’. A todas menos, curiosamente, a EH Bildu que ha obtenido el mejor resultado de su historia, superando, incluso, al PNV en número de concejales y en plazas tan emblemáticas como Vitoria.

El avance electoral de la izquierda abertzale el 28-M es nada menos que de 5,4 puntos porcentuales: todo un respaldo a la apuesta de EH Bildu por hacer política ‘en Madrid’, negociando desde la subida de las pensiones hasta determinadas partidas de los Presupuestos Generales del Estado.
El avance electoral de la izquierda abertzale es nada menos que de 5,4 puntos porcentuales respecto a 2019 y se extiende por la mayoría de los municipios vascos poniendo en solfa la tradicional hegemonía institucional de los de Ortuzar a un año de las próximas elecciones autonómicas. Para Arnaldo Otegi estos resultados son todo un respaldo a su apuesta por hacer política ‘en Madrid’, negociando con el Gobierno de Sánchez leyes y apoyos que abarcan a toda España pero que, obviamente, también tienen beneficiarios en Euskadi: desde la subida de las pensiones mínimas hasta determinadas partidas de los Presupuestos Generales del Estado.
Los electores vascos de izquierda han dado este 28-M su visto bueno a ese audaz paso dado por un espacio político que tanto tiempo ha girado únicamente en torno a ETA y sus presos. Ahora, en mi opinión, falta que el resto de España lo normalice, por el bien de todos. Aunque aún queda camino por recorrer para que la memoria del dolor no se pierda, para que el relato sea justo y, quizá, para que en primera línea se sitúen dirigentes de otra generación sin deudas con el pasado, el papel jugado por Bildu en esta legislatura que tan abruptamente acaba de concluir debería ser reconocido por lo que significa.
Otegi ha anunciado que en sus listas para el 23-J no habrá un solo expreso de ETA y que sus futuros diputados, al igual que los que han ocupado escaño esta legislatura (cinco, tan solo uno menos que los seis del PNV) trabajarán para que la derecha no llegue al gobierno. Dudo que el PP deje de usar a Bildu y la desaparecida ETA en la campaña electoral que ya está desatada, pero el escenario político español gana cuando la izquierda abertzale quiere disputar la partida desde dentro. Más de 366.000 vascos han votado este pasado domingo por ello.
Periodista y directora de ‘El Siglo’ desde 2011, revista que contribuye a fundar, en 1991, formando parte de su primer equipo como jefa de la sección de Nacional. Anteriormente trabajó en las revistas ‘Cambio 16’ y ‘El Nuevo Lunes’ y en la Cadena Ser. Actualmente también participa asiduamente en diferentes tertulias políticas de TVE y de Telemadrid