
Carlos Berzosa
La cruel invasión de Rusia en un país soberano como Ucrania está teniendo unas consecuencias de una extrema gravedad. Los ciudadanos ucranianos están sufriendo los efectos de las bombas con muertes y heridos, desabastecimiento de productos alimenticios y dificultades para conseguir dinero. Se está en presencia de una gran catástrofe humanitaria que irá aumentando en función de cómo evolucionen los acontecimientos. Los daños causados están ya provocando una gran cantidad de refugiados que tenderán al aumento . Los países de la Unión Europea (UE) se preparan para acoger a los refugiados ucranianos, y España ya está poniendo en funcionamiento los dispositivos necesarios para la recepción.

La tragedia humanitaria es la más grave pero no es la única. Rusia, pero también los países sancionadores sufriremos las consecuencias, lo que supondrá una mayor inflación y freno de la recuperación. No salimos de una crisis y ya entramos en otra
El día 24 de febrero, en el que comenzó la invasión de madrugada, se presentó el Libro Blanco del Sistema de Protección Internacional en España elaborado por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado( CEAR), que me cabe el honor de presidir. El Libro Blanco comienza con una aproximación a la situación de protección internacional en el que se recoge la tremenda situación de los refugiados en el mundo. Actualmente, según los datos que Acnur proporciona en su informe del primer semestre de 2021 publicado en noviembre, más de 84 millones de personas en todo el mundo han tenido que huir de sus hogares por guerra, persecución, violación de los derechos humanos u otros motivos relacionados con la protección internacional. A estos datos, ya escalofriantes de por sí, hay que sumar los millones de ucranianos que se encontrarán forzados a huir de su país.
El acelerado aumento de las migraciones forzosas se debe, en primer lugar, al crecimiento del número de países del mundo implicados en guerras, conflictos y situaciones de violencia prolongada con lo que supone de violación de los derechos humanos. En segundo lugar, entre las causas de las migraciones forzosas, se encuentran el cambio climático y desastres naturales, que en 2020 provocaron 30,7 millones de nuevos desplazamientos en el mundo. No obstante, los desplazamientos por esta segunda causa, no son reconocidos aún como un motivo para lograr la protección internacional.
En el informe de Acnur, ya mencionado, hay un dato significativo: el 67% del total de personas refugiadas y desplazadas se origina tan sólo en cinco países, Siria (6,6 millones), Venezuela (3,7 millones), Afganistán (2,7 millones), Sudán del Sur (2,3 millones) y Myanmar (un millón). Los países que reciben mayor número de refugiados, en contra de los que se suele pensar, son los menos desarrollados: Turquía (3,6 millones), Colombia (1,7 millones), Pakistán (1,4 millones) y Uganda (1,4 millones). En quinto lugar aparece el primer país desarrollado en acogida Alemania (1,2 millones). Así que espero que la UE sea más generosa de lo que ha venido siendo hasta ahora.
La tragedia humanitaria es la más grave pero no es la única. La sanciones económicas impuestas a Rusia por Estados Unidos, la UE y otros países que se han unido ya se están haciendo sentir en la economía del país invasor e irán a más. La economía rusa sufrirá una recesión y las condiciones de vida de la población se empiezan a deteriorar. Pero también los países sancionadores sufriremos las consecuencias, lo que supondrá una mayor inflación y freno de la recuperación. No salimos de una crisis y ya entramos en otra. La incertidumbre es muy grande y no sabemos lo que el dictador ruso es capaz de hacer. El armamento nuclear en manos de Putin resulta un peligro para nuestra supervivencia. También puede ser el principio del fin para Putin, como apunta en un excelente artículo Rafael Poch, «Hacia una quiebra en Rusia», en CTXT que se puede consultar en Internet. Ante esta situación de extrema gravedad no caben excusas ni justificaciones ni ambigüedades ante un hecho que debe ser firmemente condenado.
Catedrático Emérito de la Universidad Complutense y presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Ha sido Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense(1984-1998) y Rector de esta Universidad(2003-2011). A lo largo de su carrera docente ha impartido enseñanzas de Estructura Económica Mundial y Desarrollo Económico. Tiene numerosas publicaciones entre las que destacan los libros ‘Los desafíos de la economía mundial en el siglo XXI’ (Nivola,2002) y los escritos conjuntamente con José Luis Sampedro ‘Conciencia del subdesarrollo veinticinco años después’ (Taurus, 1996) y ‘La Inflación (al alcance de los ministros)’ (Debate, 2012).
No sé yo si la decisión-por miedo a las acciones de un tirano- de no establecer un corredor aéreo en Ucrania por parte de la OTAN serán las más acertadas. Putin es un bravucón, pero no es un loco, tiene mucho que perder, y no se atrevería a apretar el botón nuclear, dejar que masacren a los Ucranianos me llena de tristeza y de impotencia. Pienso que es una cobardía por parte de occidente. Si en mis manos estuviera…no creo que dudara. Si gana el tirano ruso se va a burlar de la OTAN y de occidente en nuestra cara, y como dicen los independentistas catalanes a los que apoyaba «lo volverá a hacer». Hay que salvar a los ucranianos y no ser tan «prudentes». Bueno, eso pienso.