No ha habido manera. Entre la prórroga que se ha concedido la Fiscalía del Tribunal Supremo para archivar la causa contra Juan Carlos de Borbón y la cuarentena impuesta tras ser contacto directo de Rafa Nadal, positivo en Covid tras su partido de exhibición en Abu Dabi en compañía del emérito, el padre de Felipe VI ha vuelto a pasar las navidades y el cumpleaños lejos de casa.
Tanto ha amagado con volver que ocurrirá como en el cuento del lobo. Esto es, cuando menos se lo espere su hijo el rey, se presentará en la puerta de Zarzuela reclamando su sitio. Pero hasta que llegue ese momento, que llegará más pronto que tarde, el monarca ha podido pasar unas fiestas tranquilas.
Fiestas que coinciden con el cumpleaños de su padre. El 5 de enero, víspera del Día de Reyes y de la Pascua Militar, Juan Carlos I ha cumplido 84 años. Y lo ha hecho, por segundo año consecutivo, en los Emiratos Árabes, país que confiaba haber abandonado por estas fechas y donde sigue residiendo a su pesar.
Ni siquiera ha contado con la compañía de sus hijas, que habían preparado el viaje para acompañar al emérito como hicieran el año pasado y que, según adelantó Vanitatis, cambiaron a última hora de planes. Las infantas Elena y Cristina tenían previsto volar al país árabe el lunes, 3 y cancelaron la visita un día antes, tras comer en Zarzuela con su madre, Sofía de Grecia.
Las razones no han trascendido, pero no resulta difícil imaginar que han dado más motivos al emérito para impacientarse aún más por un regreso interminable.