La unidad y la coordinación de administraciones, organizaciones, agentes sociales, empresas y centros tecnológicos, científicos y formativos ha sido imprescindible para alcanzar pactos cuya finalidad no es otra que la de combatir el virus. Los presidentes de las Comunidades Autónomas y los alcaldes de las principales ciudades tienen claro que con las correctas medidas sanitarias, económicas y sociales vamos a conseguir un futuro próspero para todos los sectores, en especial, para los más afectados por el virus.
Todos a una frente a la pandemia
Juan Manuel Moreno Bonilla
Presidente de la Junta de Andalucía
La pandemia por la Covid-19 ha llevado a España a la que probablemente es la crisis sanitaria, social y económica más dura de nuestra historia reciente. Desde Andalucía creemos que sólo desde el diálogo, la cooperación y la lealtad institucional entre territorios y con el Gobierno de la Nación será posible afrontar esta compleja situación con las mayores garantías posibles. Es fundamental que así sea.
Ahora toca que todos rememos en la misma dirección, con el único horizonte la recuperación social y económica. En este difícil viaje no caben las confrontaciones estériles ni los intereses particulares o partidistas que, aunque son legítimos, nos alejan de esa restauración del Estado del Bienestar que absolutamente todos deseamos.
El virus ha puesto contra las cuerdas a muchos sectores económicos en España, como el turismo. En abril, propuse al presidente del Gobierno Central un plan nacional de rescate del turismo, con medidas que ayudasen a sostener una industria que es estratégica para Andalucía y para España.
En Andalucía hicimos nuestros deberes. De hecho, hemos sido el destino más demandado en los meses de julio y agosto porque pusimos medios e invertimos en la seguridad de nuestras playas y el turismo de interior. España debe reclamar a Europa fondos y llevar a cabo iniciativas concretas que vengan acompañadas de una dotación presupuestaria. El futuro de muchas familias está en juego.
Como ocurre en el campo. Miles de personas han arriesgado su salud y la de sus seres queridos para garantizar el abastecimiento de alimentos seguros y de calidad. Resignarnos ante el hachazo de la UE a la Política Agraria Común (PAC) sería despreciar el trabajo duro y el sacrificio de nuestros agricultores. También nos preocupa que esta situación pueda verse agravada por los criterios de reparto de fondos que se apliquen entre las comunidades autónomas.
En un contexto como el actual, no tiene cabida el beneficiar a unos territorios por encima de otros. La PAC, el objetivo de déficit, las ayudas a las comunidades autónomas, todo se debe regir por criterios transparentes y justos. En Andalucía no queremos más que nadie, pero tampoco menos que nadie. La igualdad entre territorios es crucial ahora y siempre. Es la única forma de que avancemos hacia esa meta que nos debe interesar: el progreso de todas las regiones españolas.
Y ese impulso a España debe venir acompañado también de proyectos sostenibles. Europa ha anunciado que pondrá encima de la mesa cifras multimillonarias para políticas relacionadas con el medio ambiente. Este tren no podemos dejarlo pasar. En Andalucía ya hemos puesto en marcha la ‘Revolución Verde’, por convencimiento de ser posiblemente la región europea más vulnerable al cambio climático y por tratarse de una oportunidad para nuestra tierra. No existe un fin más justificado que dejar a nuestros hijos y nietos un mundo mejor en el que vivir. Pero para eso, como decía al principio, todos debemos remar en la misma dirección.
Saldremos adelante si estamos unidos
Javier Lambán Montañés
Presidente de Aragón
Han pasado seis meses desde que el coronavirus empezó a golpear nuestras vidas y se decretó el estado de alarma. Como sociedad hemos tenido que adaptarnos a nuevas formas de relación y trabajo y, como gobiernos –central y autonómicos-, enfrentarnos a un desafío sin precedentes.
Aragón ha sido un ejemplo de superación de esta crisis sanitaria, pero también de unidad para afrontar el futuro. Y muestra de ello es la pionera Estrategia Aragonesa para la Recuperación Económica y Social que firmamos el pasado 1 de junio con todas las fuerzas políticas aragonesas –salvo Vox-, los cuatro agentes sociales y los ayuntamientos aragoneses.
Ahora nos toca al Gobierno ir ejecutando esa Estrategia que contempla 273 medidas, que ya ha requerido reenfocar todos nuestros recursos para reactivar la economía, pero también para combatir la desigualdad y, sobre todo, para garantizar que nadie se queda atrás.
Aragón tiene claro que seguirá impulsando los sectores estratégicos de la economía que nos convertían, antes del estallido de la crisis, en una de las comunidades más pujantes, como es el turismo, las energías renovables, la agroalimentación, la automoción o la logística.
Nuestra voluntad es, además de aportar nuestros recursos propios, promover una alianza público-privada para movilizar el mayor número de inversiones en un momento tan crucial. Tenemos el compromiso de ser más eficientes para facilitar futuras inversiones o reactivar el tejido económico actual, por lo que estamos inmersos en la elaboración de un proyecto de ley de simplificación y normalización administrativa, que supere el exceso y ralentización de burocracia administrativa, sin renunciar a la transparencia y eficiencia. Hemos creado un grupo de trabajo para la revisión o derogación de normas, y avanzar en la Administración Electrónica, y nuevas propuestas de procedimientos de regulación genérica, incluyendo la eliminación de duplicidades.
El esfuerzo colectivo de los aragoneses en la lucha contra esta grave crisis sanitaria ha aportado lo mejor de nosotros mismos para seguir adelante, trabajando por el bien común. Por eso, debemos seguir siendo muy diligentes para no echar por tierra el gran esfuerzo realizado por nuestros sanitarios y conscientes de que todos debemos poner de nuestra parte y que solo juntos saldremos adelante.
Nuestro ejemplo, nuestra unidad frente a la mayor crisis que hemos soportado, debe ser igualmente seguido en todo el territorio nacional porque es de la única manera que la pandemia no nos superará a todos.
Unión, Estado de Bienestar y economía sostenible
Ángel Víctor Torres
Presidente de Canarias
Ante todo, mi felicitación por el 29 aniversario de El Siglo y mis deseos de que sean muchos más. Y que los sean, además, pese a estos complejos tiempos de la COVID-19, con una pandemia que se ha revelado como la mayor crisis y reto planetario desde la II Guerra Mundial. Precisamente, la profundidad de los efectos sanitarios y socioeconómicos me convenció desde el principio de la necesidad de unión entre las administraciones, agentes económicos y sociales, y más en una región como la canaria, en la que el peso turístico representa el 35% del PIB y el 40% del empleo. Por ese motivo, el mismo 15 de marzo, un día después del estado de alarma, emplacé a la sociedad canaria en general y a sus representantes públicos y privados en particular a trabajar en un pacto y un plan conjunto hasta 2023 que no solo minimicen las consecuencias de esta crisis totalmente imprevista, sino que nos permitan salir con un Estado de Bienestar reforzado. Unos servicios básicos que, como la sanidad, educación, derechos sociales o la vivienda, lejos de agrandar las brechas existentes antes, las reduzcan, con especial atención a los sectores más vulnerables.
Estas metas no solo son aplicables a toda España, sino al mundo. Además, y a la espera de una vacuna efectiva, lo que resulta esencial, ellas se completan con el aprovechamiento de esta situación para afrontar el cambio climático con una economía mucho más sostenible, que aquí encauzamos con la Agenda Canaria 2030. También, con un salto en la digitalización, el mantenimiento y recuperación del empleo, objetivo en el que los ERTE son claves, y con un sector turístico, del que ya somos líderes, más moderno y competitivo. Para esto, y mientras dure la pandemia, los corredores turísticos seguros con los países emisores se vuelven determinantes.
De la búsqueda de acuerdo impulsada por el gobierno que presido nació el Pacto para la Reactivación Social y Económica de Canarias, firmado el 30 de mayo, día de la Comunidad, con los siete cabildos, los 88 municipios, la mayoría de los grupos parlamentarios y los principales agentes empresariales y sindicales. Un acuerdo concretado en este septiembre en el Plan Reactiva Canarias, con siete ejes prioritarios de actuación y que no tiene precedentes en la historia de las Islas y que además cuenta con ficha financiera adicional para 2020 de 1.425 millones. Eso sí, el esfuerzo alcanza los 18.500 millones si se suman todas las aportaciones públicas y privadas en este ejercicio y calculamos, de momento, hasta 4.300 más en aportaciones de la UE y gobiernos central y regional entre 2021 y 2023. También trabajamos para que Canarias desarrolle su Régimen Económico y Fiscal y el Estatuto de Autonomía renovados en 2018, aparte de reforzarse como región ultraperiférica en la UE. Para todo esto resulta esencial que haya nuevo presupuesto estatal en 2021 y que esa unidad se mantenga ante los organismos superiores. Una palabra, unidad, sin la que no concibo que se salga mejor de este trance, ya sea a escala autonómica, estatal o internacional.
La política al servicio de los ciudadanos
Emiliano García-Page
Presidente de la Junta de Comunidades de Castilla – La Mancha
Para empezar, España debe afrontar el futuro como lo que somos: un país unido, solidario, que estructura y organiza la gestión pública mediante Comunidades Autónomas para buscar la eficacia, la cercanía y la expansión del progreso a todo el territorio. A partir de ahí, teniendo muy claro que la política debe estar al servicio de los ciudadanos para buscar soluciones al gran problema que se nos ha planteado, y nunca convertirse en parte del problema, o en un problema añadido.
España ha demostrado enormes fortalezas durante los momentos más duros de la pandemia gracias a la solidez de nuestra sanidad pública y al altísimo grado de responsabilidad ciudadana. Lo mismo podemos concluir con respecto a la educación, o a la atención social a las personas más desfavorecidas. Es cierto que lo que hemos visto en el terreno de las residencias de mayores obliga a repensar muchas cosas, empezando por ser más exacto en lo que entendemos por mayores en un país que hasta la llegada de la pandemia, se alzaba como el de mayor esperanza media de vida. Por tanto, el futuro pasa por confiar y afianzar los servicios públicos esenciales, tomando nota de que el futuro va a estar marcado por una amenaza permanente de nuevos retos en el ámbito sanitario y de salud pública que nos obligan a prever escenarios hasta ayer impensables. Ello pasa por la formación general en el uso y manejo de modos y medios de protección, el desarrollo decidido por infraestructuras de comunicación que permitan el acceso universal a la tecnología 5G y la apuesta real por la conciliación laboral en la medida en que esto lo permite. También por la aceptación de nuevos modos de relación social y personal.
Debemos hacer de la coordinación institucional costumbre y no excepción. Creo sinceramente que todos, y cuando digo todos lo hago conscientemente, hemos comprobado que las video-conferencias de presidentes, las reuniones conjuntas entre consejeros, la colaboración entre administraciones, a todos los niveles, nos mejora como país, nos permite ser más conscientes de la realidad en cada rincón de España y nos mueve a la solidaridad y el entendimiento. También nos proporciona foros de reivindicación, de contraste, de discusión, que benefician al conjunto del país porque en cierto modo nos obligan a llegar a acuerdos y a buscar soluciones.
Considero, en definitiva, que debemos afrontar el futuro convencidos de que el Estado de las Autonomías que consagra la Constitución del 78 ha sido primordial, pese a distorsiones, errores de comunicación y ataques interesados, y se ha impuesto finalmente como la mejor herramienta cuando hay coordinación y concepto de Estado, frente a quienes propugnan una recentralización de competencias o deslegitimación de las Autonomías.
Cooperación vertical y horizontal
Alfonso Fernández Mañueco
Presidente de la Junta de Castilla y León
Ante todo, mis felicitaciones para El Siglo por ya 29 años de fructífera existencia. Entrando en el tema, de las diferentes actuaciones que España debería acometer tras esta pandemia, destaco la clara necesidad de perfeccionar nuestro modelo autonómico.
Las Comunidades hemos estado en primera línea de batalla contra la Covid-19. La experiencia adquirida en estos duros momentos nos muestra que debemos avanzar en el Estado de las Autonomías a través de tres vías. La primera, afianzando los cometidos constitucionales de las diferentes instancias. Las Comunidades Autónomas, como prestadoras de unos servicios públicos fundamentales que se han demostrado decisivos en esta pandemia y que deben ser garantizados mediante una financiación suficiente. El Estado, cumpliendo su función de dirección estratégica y coordinación general con los medios necesarios para ello y con presencia en todos los territorios de España.
Una segunda vía sería avanzar en las relaciones Estado-Comunidades –la llamada “cooperación vertical”- a través de cauces estables y garantes de la igualdad entre territorios, excluyendo relaciones bilaterales que signifiquen privilegios para algunos. Una Conferencia de Presidentes con contenidos sustanciales para las Comunidades y con la preparación debida, como sucedía antes de la pandemia, me parece muy necesaria. Reconociendo la voluntad de participación que expresaban, no creo que los encuentros mantenidos estos meses hayan sido Conferencias de Presidentes reales.
Y la tercera se refiere a la necesidad de que las Comunidades actúen de manera conjunta, desde la plena lealtad con la Constitución y con España, para resolver problemas que atañen a las personas y que no entienden de fronteras, como este coronavirus ha demostrado. Se trata de reforzar la “cooperación horizontal” entre autonomías, sobre todo si son limítrofes, por encima de intereses particulares o colores políticos. Así se ha hecho para luchar contra la pandemia, con claros ejemplos como el dado por Castilla y León, Castilla-La Mancha y Madrid.
Creo que podemos avanzar en estas líneas si existe la suficiente iniciativa política y, sobre todo, la voluntad decidida de actuar para que España avance superando carencias y disfunciones actuales. Los que amamos a España y somos leales a su Constitución apostamos por ello.
Unidad y cohesión para salir reforzados
Guillermo Fernández Vara
Presidente de la Junta de Extremadura
La crisis provocada por la pandemia de la Covid-19 nos ha llevado, por un lado, a reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos en este momento excepcional, y por otro, a actuar desde las instituciones de manera eficaz y coordinada para salir hacia delante con esfuerzo, compromiso y humildad.
El sistema sanitario español ha sabido responder con fuerza y tesón al terrible desafío de la Covid-19 por encima de sus posibilidades, ante una pandemia que nadie previó ni había conocido antes. Y lo ha hecho gracias, fundamentalmente, a la profesionalidad, al sacrificio y a la dedicación de todos y cada uno de los ciudadanos de nuestro país.
La unidad y la solidaridad en estos tiempos nos han demostrado la gran sociedad que formamos como país y como región. También como continente. El camino hacia el progreso debe partir de la base de que la prosperidad compartida tiene como eje fundamental el crecimiento y la redistribución de la riqueza.
El gran pacto aprobado por Europa será la hoja de ruta para la reconstrucción. Una agenda que nos permitirá seguir mirando al futuro con esperanza.
Los Fondos Europeos de Recuperación transformarán esta década y la posicionarán como una de las más importantes para nuestras vidas y también para nuestros territorios, en cuanto a modernización y desarrollo.
La Covid-19 ha provocado de manera inexorable la aceleración de tendencias relacionadas con el valor de lo público y de lo colectivo, pero también con el cambio y el progreso a través de la digitalización, la sostenibilidad y la transición energética. Elementos fundamentales que reflejan que la política es el mejor instrumento que tiene la ciudadanía a su disposición para tener un proyecto de vida sin dejar a nadie atrás.
Para ello, debemos afrontar este tiempo con responsabilidad y prudencia, pero también con optimismo ante un futuro en el que verán la luz los acuerdos construidos sobre la base del diálogo con los agentes sociales y económicos, aprovechando las oportunidades del presente desde la seguridad y la estabilidad.
Diálogo, servicios públicos y Europa
Francina Armengol
Presidenta del Govern de les Illes Balears
Nos encontramos ante una situación compleja que requiere unidad de acción. La mejor forma de frenar esta pandemia mundial la tenemos todos y todas en nuestras manos. Hasta que no haya una vacuna, actuar con responsabilidad —tanto administraciones como ciudadanía— y cuidar de los colectivos más vulnerables constituirán el mejor remedio para acelerar en el proceso de reactivación económica y social. Sin salud, no puede haber nada más.
En primer lugar, para conseguir el propósito de ir todos a una, es muy importante que establezcamos el diálogo como pilar fundamental de la toma de decisiones. Este es el camino que han seguido las Illes Balears, comunidad que tengo el honor de presidir, y que se ha basado en los encuentros constantes entre administraciones, agentes sociales y económicos, grupos políticos, entidades, científicos y expertos de todos los ámbitos. Uno de los resultados más importantes de todo ello ha sido la consolidación de un Pacto de Reactivación Económica y Social, al cual todos los actores principales de nuestra comunidad se han sumado.
También ha quedado demostrado durante este tiempo que, sin la fortaleza de nuestro sistema público, la respuesta ante la COVID-19 hubiera sido peor. Ahora más que nunca todos los sectores han visto la importancia de tener un sistema sanitario capaz de dar respuesta a la situación; de tener un sistema educativo que pueda hacer frente a la complejidad que presenta este curso, y de tener medidas de protección, como lo son el ingreso mínimo vital o los expedientes de regulación temporal del empleo, frente a los despidos.
Y ahora Europa nos brinda una nueva oportunidad para acelerar en esta reactivación, con los fondos de recuperación para las regiones. A corto plazo, es fundamental el Plan Específico de Inversiones para el Turismo, el sector más afectado por esta crisis y principal motor económico de nuestra comunidad. Es importante que España, segundo destino mundial, presente un plan que tenga en cuenta la especial incidencia que este sector tiene sobre las Illes Balears.
Pero a medio y largo plazo, los fondos europeos nos tienen que servir para transformar nuestro modelo y hacerlo más diverso y competitivo. Esto significa seguir avanzando hacia un modelo de proximidad y sostenibilidad, que crea en la innovación y la investigación, que impulse la industria y el comercio. Hablo también de tener proyectos basados en economía circular, energías limpias y protección de nuestros territorios. Un modelo que también apueste por la formación. Por la tecnología. Por la igualdad. Un modelo que no deje a nadie atrás.
Tenemos esta oportunidad para seguir adelante con una apuesta que, en el caso de Balears, iniciamos ya en los últimos años. Porque el futuro depende de las decisiones que hoy tomemos. Y hoy vivimos una situación excepcional de grandes dimensiones que requiere un trabajo vital para proteger a nuestra ciudadanía, a nuestros trabajadores y trabajadoras y a nuestras empresas.
Reformas, iniciativas y proyectos para el futuro
Iñigo Urkullu
Lehendakari del País Vasco
Vivimos tiempos excepcionales. Desde marzo el País está sufriendo las consecuencias de la Covid 19.
Las instituciones democráticas nos encontramos nuevamente ante el reto de proteger a todas las personas a través de los servicios públicos y las políticas sociales.
Hoy Euskadi, más que nunca, necesita emprender reformas, iniciativas y proyectos que nos ayuden a superar la crisis económica, generar empleo y retomar la senda que nos garantice el futuro.
Todas las instituciones públicas tenemos que hacer un especial esfuerzo por reforzar todos los cauces de coordinación y colaboración.
Euskadi debe tomar un nuevo impulso para la recuperación de todo el empleo perdido y la reactivación de la economía. Debemos recuperar la senda de crecimiento que logramos antes de la pandemia del coronavirus.
El Programa de reactivación económica tiene previsto comprometer más de 10.000 millones de euros en cuatro años e incentivar 135.000 empleos.
Nuestro compromiso es garantizar la salud, los servicios públicos y las políticas sociales.
La cogobernanza rige como máximo principio de actuación. Aunque en Euskadi las competencias implicadas en estas materias correspondan al Gobierno Vasco, todas las decisiones presentes y futuras se adoptan de común acuerdo con todos los ámbitos institucionales.
De esta manera, asumimos el compromiso de profundizar en la coordinación con Diputaciones Forales y Ayuntamientos para garantizar la sostenibilidad del Sistema Vasco de Servicios Sociales y la atención socio sanitaria. Potenciaremos la innovación, evaluación y calidad de los servicios sociales, incorporando indicadores de evaluación de calidad y de utilidad pública.
En el ámbito sanitario vamos a reforzar la atención primaria avanzando en la integración asistencial. Procederemos a la modernización y adecuación de instalaciones y equipamientos sanitarios. Desarrollaremos un ecosistema propio de investigación sanitaria y de impulso del tejido empresarial ligado a la salud. Vamos a ampliar las plantillas y mejoraremos la formación y el reconocimiento de los y las profesionales de la salud.
Una sociedad resiliente que responda a los desafíos
Ximo Puig Ferrer
Presidente de la Generalitat Valenciana
Siempre resulta difícil hacer previsiones de futuro, y mucho más trazar hojas de ruta. Y, sin duda, en unas circunstancias tan excepcionales y volátiles como las que vivimos, ese empeño es más arriesgado aún. Con todo, se pueden señalar algunas ideas basadas en el sentido común, en la racionalidad, en la evidencia científica y en la experiencia.
La pandemia ha puesto de manifiesto nuestros puntos débiles como sociedad. No podemos seguir dando la espalda a desafíos que deben ser afrontados sin demora, ni mucho menos debemos caer en actitudes escapistas.
En este sentido, uno de los retos más relevantes que encaramos es, sin duda, la lucha contra la desigualdad social. La pandemia se ha cebado con las clases sociales más desfavorecidas, con aquellos que no tenían recursos para adoptar las medidas sanitarias o de protección más elementales. Una vez más ha quedado de manifiesto que la pobreza, la exclusión y la marginación matan, y no podemos permanecer impasibles ante ese hecho.
La lucha contra la desigualdad pasa por la potenciación de los servicios públicos, por un sistema de protección social que atienda de manera suficiente a las necesidades fundamentales de todas las personas. Sanidad, educación, atención a la dependencia, protección a la infancia y a la familia, acceso a bienes básicos como la cultura o a oportunidades de promoción personal deben ser consideradas como pilares de nuestro estado del bienestar, como piedras angulares de una sociedad que quiere seguir cohesionada y aspira a proporcionar bienestar a todos sus miembros.
Sostener esa sociedad inclusiva pasa por potenciar un tejido económico equilibrado, con presencia de todos los sectores, especialmente los más innovadores, y por un sistema fiscal justo que actúe como el mejor instrumento para hacer realidad la solidaridad que todos propugnamos en el plano teórico, pero que tan difícil resulta llevar a la práctica y materializar en aspectos concretos.
Otra de las grandes asignaturas pendientes que arrastramos es la de dar una respuesta adecuada al cambio climático. Ya no hablamos de algo que puede suceder en el futuro. El cambio climático es una realidad y debemos estar preparados para afrontar sus consecuencias y minimizar su impacto. La Comunitat Valenciana conoce bien sus terribles efectos y estamos trabajando para sentar unas bases sólidas que nos permitan luchar contra ellos, más allá de los parches y las soluciones puntuales y provisionales. Es necesario dedicar más recursos y crear una nueva sensibilidad social que haga posible que todos seamos elementos activos en la empresa de conseguir una sociedad sostenible, responsable y respetuosa con nuestro entorno.
En suma, el reto al que nos enfrentamos es el de configurar una sociedad más justa y solidaria, más responsable y sostenible, inclusiva y cohesionada. Debemos ser capaces de aprender de los errores cometidos y conformar una sociedad resiliente, que sepa dar respuesta a los nuevos desafíos que surjan a su paso, y hacer frente a nuevas crisis que puedan surgir en el futuro.
Unidad y ambición
Adrián Barbón Rodríguez
Presidente del Principado de Asturias
En las circunstancias extraordinarias que vivimos, las más difíciles y dramáticas en décadas, no podemos renunciar a ninguna de esas dos palabras.
Intento explicar por qué elijo cada término. Con la unidad me refiero a la necesidad de superar la inercia partidista tan habitual en nuestro país. La gravedad de la crisis sanitaria y su impacto económico exigen respuestas de Estado en las que deben involucrarse las fuerzas parlamentarias, el empresariado, los sindicatos y las instituciones. Desde el inicio de la pandemia lo he repetido en numerosas ocasiones: si ahora no demostramos la utilidad de la política, ¿cuándo lo haremos?
Ese consenso político y social es necesario para hacer frente a la epidemia, pero también para afrontar con ambición los retos que tenemos. Para simplificar, los agrupo en tres desafíos: modernización económica, consolidación del Estado de bienestar y funcionamiento institucional.
En el orden económico, la epidemia ha vuelto a poner de manifiesto debilidades estructurales como la atomización empresarial, la carencia de una base industrial más sólida o la dependencia del turismo. Por dura que sea la situación, no podemos descolgarnos de esa gran oportunidad que ofrecerán los fondos europeos —y, en particular, los ligados a la transición verde— para modernizar y robustecer nuestra industria. Como presidente de una comunidad especialmente afectada por este proceso, tengo que hacer hincapié en ello: son fondos fundamentales para Asturias.
La ampliación y consolidación de nuestro Estado de bienestar tienen que ser también objetivos prioritarios. Como estamos comprobando día a día, no se pueden regatear recursos para la sanidad y la educación porque los recortes se pagan a un precio altísimo (gran parte del acierto de la respuesta asturiana frente al coronavirus se debe a contar con un buen sistema sanitario). La implantación del Ingreso Mínimo Vital impulsada por el Gobierno de España es, en este capítulo social, un paso de gigante.
El tercer desafío tiene que ver con el funcionamiento institucional. La crisis ha desnudado carencias de nuestro Estado autonómico, pero sobre todo ha demostrado la importancia de la cooperación institucional. Hemos escuchado a gobernantes abominar del estado de alarma para luego ser incapaces de asumir sus responsabilidades. Siempre he defendido la conveniencia de avanzar hacia un modelo federal; ahora estoy más convencido que nunca. Y recuerdo que, precisamente, una de las bases del federalismo es la lealtad institucional, que ahora tanto hemos echado de menos.
Reactivación desde la responsabilidad
Fernando López Miras
Presidente de la Región de Murcia
España afronta la mayor crisis sanitaria y económica de su historia reciente, cuyas gravísimas consecuencias están teniendo una gran incidencia a todos los niveles, muy especialmente en el ámbito económico, social y laboral.
De cumplirse las predicciones más realistas, nuestro país tardará en dejar atrás los dañinos efectos causados por el Covid-19 en sectores clave como el turismo, el comercio o la hostelería. Un proceso al que la Región de Murcia no ha sido ajena, pese a las medidas adoptadas desde el comienzo de la pandemia por el Gobierno regional que incluyen, entre otras cosas, la contratación de 1.500 nuevos profesionales sanitarios y 1.500 docentes para afrontar esta emergencia social con las mayores garantías.
El otro pilar fundamental en la lucha contra la pandemia, junto con el sanitario, es el de la revitalización de la economía. Con ese objetivo, el Gobierno de la Región de Murcia ha puesto en marcha una Estrategia de Reactivación económica y social para dejar atrás cuanto antes los efectos de esta crisis, y que incluye 260 medidas y tiene un presupuesto de 737 millones de euros, que se traducirán en una inversión total de 1.679 millones de euros.
Una Estrategia en la que invité a participar a todos los agentes económicos, políticos y sociales de la Región con el fin de contar con el máximo consenso posible, y en cuya definición han intervenido finalmente hasta 164 organizaciones de todos los sectores implicados, como muestra clara de diálogo y acuerdo.
Porque, en estos momentos tan difíciles, es necesaria unidad política y de acción para afrontar el mayor reto sanitario, económico y social al que nos enfrentamos en décadas. Por eso, desde la Región de Murcia consideramos imprescindible la puesta en marcha, por parte del Ejecutivo de Sánchez, de un nuevo fondo extraordinario destinado a reforzar la prevención y la lucha contra la pandemia; un fondo que atienda las necesidades reales de la población y que trate por igual a todos los españoles a la hora de distribuir sus recursos.
En el caso concreto de la Región de Murcia, estamos haciendo frente a la pandemia en clara inferioridad respecto al resto de comunidades autónomas debido al injusto modelo de financiación autonómica vigente desde 2009, que discrimina negativamente a nuestros ciudadanos al destinar menos recursos por habitante que la media nacional.
Y, también, por la insuficiente dotación asignada por el Gobierno Central en el fondo autonómico creado ex profeso para combatir el virus, cuyos arbitrarios criterios de reparto no se corresponden con nuestro peso demográfico, y, aún menos, con los esfuerzos que hemos llevado a cabo en materia sanitaria.
A pesar de todo, el Gobierno de la Región de Murcia seguirá abogando por la responsabilidad y la lealtad institucional, y no escatimará ni un solo recurso para hacer frente a la pandemia. Y, lo que es aún más importante, no eludirá ninguna responsabilidad ni se escudará detrás de la crisis sanitaria, porque nuestra prioridad ha sido, es, y será siempre, salvaguardar la vida y la salud de las personas.
Respuesta conjunta y solidaria
Pablo Hermoso de Mendoza
Alcalde de Logroño
Atravesamos una crisis sanitaria sin precedentes inmersos en una crisis social y económica. Los organismos internacionales como el FMI reevalúan las perspectivas de crecimiento y declaran que hemos entrado en una recesión tan grave como la del año 2009.
Es imprescindible responder de forma conjunta para, en primer lugar, evitar la propagación del virus y contribuir a que la ciencia avance y tenga pronto una vacuna o un tratamiento eficaz para la COVID-19.
Las instituciones deben tomar medidas sanitarias, sociales y económicas, en este orden, para paliar la situación. Por tanto, se debe responder de forma coordinada y a escala mundial como corresponde a una pandemia de esta virulencia, que ha azotado la salud, las condiciones laborales y la economía mundial.
Es importante, además, la solidaridad entre continentes, países y territorios con aquellos más vulnerables porque la responsabilidad es compartida y la respuesta debe ser la unidad. La vacuna llegará, tarde o temprano, y se debe garantizar el acceso universal a ella.
Nuestros sistemas de salud terminarán la crisis con un estrés considerable del que será necesario reponerse con más medios humanos y con un refuerzo que se ha demostrado en esta situación que es necesario.
Por último, debemos salir de la crisis ayudando a los más vulnerables y también a aquellos a los que la situación afecta más: personas mayores, mujeres, juventud… En el caso de una ciudad como Logroño, la situación afecta también a las pequeñas y medianas empresas y tendremos que ser capaces de poner en marcha políticas que apoyen a estos colectivos que, a su vez, dan trabajo a la mayor parte de las familias de nuestras ciudades.
Política útil con medidas urgentes y ayuda de Europa
Mario Simón Martín
Alcalde de Palencia
Estimados lectores de la Revista El Siglo de Europa: Recibo con cariño el encargo de dirigirme a todos vosotros, al tiempo que doy la enhorabuena a esta histórica publicación por su 29 cumpleaños. El siglo ha sido durante todos estos años un remanso de tranquilidad y reflexión periodística, y confío en que lo pueda seguir siendo durante muchos más.
Este año 2020 quedará en nuestra retina para siempre. También en nuestra memoria. El duro confinamiento que soportamos entre los meses de marzo y junio tuvo un coste social tremendo, pero también lo va a tener desde el punto de vista económico. Los coletazos de una crisis económica que arrastramos desde 2008 se van a superponer a los efectos de esta pandemia por Covid-19. Los Ayuntamientos españoles hemos sido, de alguna manera, las primeras instituciones en la línea de batalla. Las primeras decisiones que tuvimos que tomar fueron clave para evitar la propagación del virus: los cierres de parques infantiles, la supresión de servicios como el bus urbano o los aparcamientos regulados, adaptar el teletrabajo a todos los departamentos, y posteriormente adoptar medidas de apoyo y pymes, principalmente hotelera y turismo para los hosteleros, así como prestar servicios muy deficitarios por la reducción de aforos, son solo algunas de esas situaciones con las que nos topamos, y que requerían de una respuesta inmediata.
Estas situaciones y decisiones difíciles que hemos tenido que tomar, y que seguiremos tomando nos van a lastrar en materia económica de una forma severa, pues será necesario posponer algunos proyectos políticos que ya teníamos en nuestra hoja de ruta para poder hacer frente a las medidas más urgentes que demande la lucha contra la pandemia. En este sentido, los Ayuntamientos miramos con esperanza al resto de administraciones supramunicipales, pues no podemos hacer otra cosa que pedir su ayuda para hacer frente al déficit que nos viene encima. Las entidades locales financiamos nuestros presupuestos en gran medida con las transferencias estatales. Por ello, desde el Ayuntamiento de Palencia alzamos la voz y nos opusimos firmemente frente a aquellos que querían privarnos del superávit de las arcas municipales que con tanto esfuerzo nos costó obtener, así como para mostrar nuestra solidaridad con quien menos tiene.
La bandera que defiende Ciudadanos es la de hacer política útil, una que, por encima de todo, beneficie a todos los españoles en última instancia. Por eso hemos sido responsables apoyando las medidas del Gobierno Central durante la crisis, aun sabiendo que muchas de las decisiones que se tomaron en esta crisis no han sido del todo acertadas, pero entendemos que solo con la ayuda de todos y la lealtad institucional vamos a salir hacia adelante.
Finalmente miramos con esperanza a Europa. En última instancia, vamos a necesitar del apoyo de la Unión Europea para poner en marcha la rueda de los países, lo que supone que los Ayuntamiento podamos hacerlo también.
Futuro unido, responsable y sostenible
Enrique Maya
Alcalde de Pamplona
Debemos afrontar el futuro unidos, elevando nuestra cuota de responsabilidad individual y sin victimismos. Hay que asumir que, a corto plazo, el mundo no será igual. Y que nos vamos a enfrentar -de hecho, ya lo estamos haciendo- a una severa crisis económica y social. Desde el punto de vista sanitario nos siguen asaltando grandes incógnitas, pero los efectos sobre nuestro modelo productivo son tan evidentes que es fácil anticipar un gran impacto en la economía a corto y a medio plazo.
En el caso de España, el fuerte peso del sector servicios en el Producto Interior Bruto -especialmente en las comunidades más turísticas- y la elevada atomización del tejido empresarial, con más de un 80% de pequeñas y medianas empresas, supone un reto añadido. Además, parece claro que el comportamiento de los consumidores está cambiando y eso obliga a las empresas a un esfuerzo suplementario de adaptación.
Eso sí, no debemos olvidar que estamos en una situación temporal. Aunque ahora no veamos la luz al final del túnel, la COVID-19 pronto será solo un mal recuerdo, una pesadilla. Como ha ocurrido con otras pandemias que hemos sufrido a lo largo de la historia.
Por eso es clave mantener en la medida de lo posible el tejido productivo, apoyar a esa nutrida red de pequeños empresarios para que no se vean obligados a cerrar sus fábricas o a echar la persiana de sus negocios. Desde las administraciones debemos velar por ellos, animar al consumo y contribuir a su sostenibilidad.
No quiero terminar sin recordar que esta dura experiencia nos ha recordado la importancia, no solo de los trabajadores sanitarios (eso ya lo sabíamos), sino de otros sectores que se han convertido en esenciales: limpieza, transportistas, alimentación, cuidadores, fuerzas de seguridad… Espero que no lo olvidemos.
Y termino felicitando a la revista El Siglo por sus 29 años en los quioscos. Ojalá sigamos disfrutando de ella por lo menos otros tantos. Y ojalá también pase pronto esta maldita pandemia y la normalidad deje de ser “nueva” lo antes posible.
Abordar las necesidades con visión estratégica
Miguel Anxo Fernández Lores
Alcalde de Pontevedra
La denominada Era Covid está siendo un baño de realidad para todos los gobiernos del mundo. Todas las ciudades, desde las más pequeñas a las más grandes, han puesto sobre la mesa una serie de necesidades que sería conveniente abordar desde una visión estratégica que a grandes rasgos, pasa por la reducción de la contaminación ambiental colectiva, la promoción de la economía circular y verde, y la reordenación del espacio público.
En el camino de la reducción de la contaminación ambiental colectiva, que constituye uno de los grandes lastres de nuestro tiempo, se hace más necesario que nunca promover y fomentar el uso de las tecnologías de descarbonización. Para avanzar en este objetivo se podrían mencionar ejemplos como el de reducir o eliminar las emisiones de las calderas y de de motores que emplean combustibles fósiles para su funcionamiento por otras menos contaminantes.
Paralelamente, y en sintonía con lo anterior, es necesario apostar por incentivos que supongan una reducción del consumo de energía buscando soluciones de eficiencia tanto en los ámbitos públicos como en los privados. En la Era Covid también se evidencia la necesidad de hacer una fuerte apuesta por el fomento e implementación de acciones encaminadas a desarrollar una economía circular y verde que rodea a la actividad económica en el día a día, desde conseguir que la industria del automovilística fabrique coches que generen menos residuos al control de los residuos electrónicos. En este marco productivo, y con el objetivo de fomentar esa economía circular y verde, no debieran quedar de lado los graves problemas que generan los residuos agro-forestales ganaderos. Para ello, es prioritario trabajar en la gestión eficiente de la contaminación que generan los residuos del sector ganadero, por ejemplo, o en el tratamiento de los residuos del monte. En este momento, el circuito de reutilización de estos residuos está quebrado, por lo que es necesario volver a ponerlo en marcha con un plan de actuación integral que incida globalmente en los tres sectores interrelacionándolos. También hay que trabajar en la reducción y tratamiento de los residuos urbanos empleando sistemas testados de reutilización de los biorresiduos con el objetivo dar cumplimiento real a las normativas vigentes a nivel europeo en materia de residuos.
Por último, no puedo dejar de mencionar una obligación ineludible de los gobiernos locales: aumentar la calidad de vida de la ciudadanía, creando ciudades atractivas, amables y vivibles, más aún ahora que el Covid-19 puso en evidencia la necesidad de recuperar los espacios públicos para las personas manteniendo las distancias de seguridad. Para ello es imprescindible poner en marcha medidas encaminadas a la reducción de todos los tráficos innecesarios para el funcionamiento de la ciudad, recuperar todo el espacio público posible para las personas, calmar el tráfico, implantar las velocidades 30 y 20 en las zonas de preferencia peatonal, apostar por la movilidad peatonal y ciclista y, en definitiva, por la accesibilidad universal.
Resiliencia, Retorno, y Reinvención
Gema Igual
Alcaldesa de Santander
La pandemia de la COVID-19 ha marcado un antes y un después en la sociedad y en la economía mundial, y estamos viendo con preocupación que su impacto y repercusiones van a ser especialmente notorias en España.
Lo más importante ha sido la crisis sanitaria. No podemos olvidarnos de los miles de fallecidos, enfermos y familias, ni de nuestros mayores, que lo han sufrido con más dureza. Por si fuera poco, la situación económica atraviesa un escenario convulso, plagado de inestabilidad. Esta disrupción debe superarse con un esfuerzo importante y coordinado por las instituciones públicas y las entidades privadas. El frenazo en seco que supuso el confinamiento desde marzo arrastra unas consecuencias aún imprevisibles. Por ello es preciso reactivar la economía sin perder de vista el primer objetivo de las administraciones: proteger la salud de las personas.
España debe reinventar sus estrategias con políticas que aceleren su recuperación, usando la crisis para transformar las estructuras de las empresas en los diferentes sectores y lograr la adaptación de la sociedad a la situación. Los expertos alertan que el PIB español podría caer entre el 5,7% y el 13,5% en 2020, comparado con un rango de entre el 5,2% y el 11,1% en la eurozona, y entre el 2,7% y el 6,5% a escala mundial. Revertir esta situación exigirá medidas ambiciosas y sin precedentes, así como la colaboración del sector privado.
Nada volverá a ser igual. Es momento de abordar los cambios con valentía y ser conscientes de que cada bar, tienda o empresa que cierre repercutirá negativamente en el conjunto. Debemos aferrarnos a los sectores menos afectados, ya que su margen de descenso de ingresos no superará el 10%, sin obviar que representan el 31% del mercado laboral y el 26% del Valor Añadido Bruto. El país debe buscar alicientes dentro de la nueva realidad económica mientras se protege la salud y el bienestar de las personas con políticas activas de empleo. Nuestra hoja de ruta debe estar marcada por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030 para crear nuevos puestos de trabajo dirigidos a transformar el espacio público, la movilidad, la sostenibilidad y las tecnologías. El camino no es fácil y sus etapas pasan por las tres R: Resiliencia, Retorno, y Reinvención.
La unidad es el arma definitiva
Clara Luquero
Alcaldesa de Segovia
Unidos. Por encima de todo, estamos obligados a afrontar nuestro futuro como país desde la unidad y la colaboración interinstitucional. En mi opinión, las posturas frentistas, la confrontación o las disputas políticas en nada ayudan a combatir esta maldita pandemia que nos ha tocado vivir y que nos está golpeando con extrema dureza y con inusitada crueldad.
El futuro tras la epidemia de COVID-19 está en las manos de cada uno de nosotros y nosotras. Y es que la unidad de todos y todas, de las administraciones, de las instituciones, de los partidos políticos y del conjunto de la sociedad es el arma definitiva que salva vidas y evita contagios.
Estamos obligados a asumir nuestra parte de responsabilidad, para construir ese esperanzador futuro, dejando atrás el miedo y apostando por el pensamiento crítico y la cooperación. Luchando, en definitiva, cada día por la igualdad de todos los españoles y las españolas para que nadie se quede atrás en esta pandemia.
Deseo que llegue pronto la ansiada vacuna para la COVID-19, es necesario. Debemos ser capaces de volver a construir una sociedad basada en la igualdad, la colaboración y la modernización, pero sin dejar a nadie atrás. Desde las administraciones no podemos permitir que vayamos hacia la desigualdad social ni el individualismo, el Estado debe actuar como protector y garante de esa igualdad. Mi duda es si, nuestra sociedad occidental volverá a la anterior realidad, o nos veremos inmersos en una nueva realidad donde prime la seguridad, la individualidad y la distancia social, características que tan poco tienen que ver con nuestra cultura latina.
Siempre digo que, tras estos meses de pandemia, que ya parecen siglos, nos debemos demasiados abrazos. Y es que, yo no me imagino una sociedad definitivamente parapetada detrás de mascarillas y frías pantallas en la que las relaciones sociales sean a distancia y ya no nos reunamos, abracemos, miremos a los ojos o, simplemente, comamos juntos codo con codo.
Lo que también espero es que todas y todos, en ese futuro que estamos dibujando, seamos capaces de poner en su justo valor nuestra sanidad pública y universal, como auténtica ‘Marca España’, y como elemento fundamental que ha sido, y está siendo, en la lucha contra la pandemia.
Por otra parte, hemos de ser capaces de aprovechar la cobertura social y económica que nos ofrece la Unión Europea para, con la vista puesta en un futuro cada vez más sostenible, apostar social e institucionalmente por proyectos estratégicos de transformación digital, de I+D+i, de innovación cultural y de transición ecológica, garantizando la defensa del medio ambiente y la calidad del aire, aumentando las zonas peatonales y verdes, y por unos servicios públicos más fuertes, ágiles, modernos y eficientes, por el consumo de proximidad, por un transporte público eficaz, por una cohesión social y territorial, en definitiva, por construir, entre todos, una sociedad cada vez más fuerte… Porque no podemos olvidar todo lo que ha sucedido ni tampoco a todos aquellos que han quedado en el camino.
Solidaridad y coordinación entre administraciones
Emma Buj
Alcaldesa de Teruel
El 29 cumpleaños de la revista EL SIGLO se produce en un momento en el que nuestro país continúa inmerso en la crisis sanitaria y económica producida por la pandemia de coronavirus que cambió de manera radical nuestras vidas el pasado mes de marzo.
Creo que en esta situación, tan dolorosa para miles y miles de familias en todo el mundo que han perdido a sus seres queridos, la coordinación entre administraciones es fundamental para afrontar de la mejor manera posible y con todos los medios a nuestro alcance las necesidades de los ciudadanos, que son cambiantes dada la incertidumbre en la que nos desenvolvemos en nuestro día a día por la evolución de la enfermedad.
En ese sentido, considero que también es muy importante que dediquemos un tiempo a analizar los errores cometidos en la gestión desde el inicio de la pandemia, para aprender de ellos y no volver a repetirlos. Parece que la llegada de una vacuna efectiva y segura es, hasta el momento, la única vía que nos permitirá recuperar la normalidad perdida. Mientras tanto, es responsabilidad de todos procurar que se produzca el menor número de contagios posible, al mismo tiempo que se continúa con las actividades que se puedan llevar a cabo, eso sí, cumpliendo con todas las medidas de seguridad establecidas por las autoridades sanitarias.
En Teruel, la pandemia ha desatado una gran corriente de solidaridad que se ha canalizado a través del programa de voluntariado “Aislados pero no solos”, puesto en marcha por el Ayuntamiento y la Federación de Asociaciones de Vecinos San Fernando. Así, durante el estado de alarma se ha atendido a todas las personas que lo necesitaban por su situación particular, realizándoles la compra y acompañándolas a través de asistencia psicológica, entre otras cosas. Un programa que tiene su continuidad en estos momentos con “Acompañando-Teruel”, que asiste, también a través de voluntarios, a las personas que viven solas.
Muchos turolenses, y muchos españoles, han dado y están dando lo mejor de sí mismos en esta crisis, y esto nos ayuda a mejorar como personas. Como decía anteriormente, mientras llega la vacuna que nos proteja de esta enfermedad, o un medicamento que la cure, debemos intentar seguir haciendo una vida “lo más normal posible”, siempre cumpliendo con todas las medidas de seguridad. Porque la actividad económica tiene que mantenerse para que, cuando esto pase, la recuperación sea lo más rápida posible, todo el que quiera trabajar pueda obtener un empleo y la vida vuelva a ser como antes, o incluso mejor.
Finalizo felicitando a esta publicación por su nuevo aniversario y con el deseo de que las circunstancias que acompañen su 30 cumpleaños sean mucho mejores para todos.
Responsabilidad personal y colectiva
Milagros Tolón Jaime
Alcaldesa de Toledo
Vivimos tiempo de incertidumbre, pero no podemos dejarnos abatir por el pesimismo. La pandemia de la Covid-19, que tan duramente está golpeándonos desde el pasado mes de marzo, ha removido muchas de las cosas con las convivíamos durante décadas y que ahora es tiempo de replantearnos. Dicen algunos investigadores sociales que para afrontar el futuro debemos conjugar tres elementos: la pendiente, lo posible y lo necesario. La crisis sanitaria nos ha situado ante un espejo en que han quedado reflejadas muchas de nuestras debilidades como comunidad. Ahora es tiempo de corregirlas y, al igual que se nos requiere responsabilidad personal para evitar la proliferación de contagios, también debemos esforzarnos para conseguir mejorar nuestro posicionamiento colectivo para afrontar el futuro post-Covid siendo más fuertes.
En el ámbito municipal, los retos que se nos plantean son amplios: refuerzo de los servicios sociales con las personas mayores y colectivos más vulnerables, administraciones más ágiles y participativas, ciudades con menos coches y más espacio para los peatones, transporte público seguro, urbanismo sostenible con mayor peso de los espacios verdes, mejor financiación para afrontar las nuevas obligaciones y competencias que “de facto” hemos asumido, viviendas más accesibles a los ciudadanos, y, sobre todo, dar mayor protagonismo a los vecinos, sin cuyo concurso y complicidad, cuantas medidas auspiciemos desde las administraciones estarán condenadas al fracaso.
Son tiempos, por tanto, de cambios y de ajustes. Hay que afrontar la recuperación económica, social, cultural, laboral y sanitaria de nuestro país. Ello requiere, más que nunca, unidad y lealtad. Alguien, en especial en los ámbitos políticos de quienes se oponen a la gestión del Gobierno de España, piensan que ese llamamiento implica entreguismo y seguidismo. Quienes así opinan se equivocan. La irrupción de la pandemia nos puso a todos ante una amenaza desconocida y ante la que no teníamos conocimientos para atajarla. Quienes afirman que todo esto se venía venir, mienten o pretenden sacar ventaja de la gran tragedia de vivimos. Ello no es, desde luego, ninguna garantía de esperanza futura y, desde luego, ninguna muestra de respeto a las víctimas ni a quienes en estos duros meses están dejándose la piel por cuidarnos y por sacar adelante el día a día de todos nosotros.
Diálogo, valentía y esperanza
Joan Ribó
Alcalde de Valencia
Comenzamos a vislumbrar las consecuencias de una crisis inédita en nuestra historia reciente. La COVID-19 ha provocado una emergencia sanitaria a la que se suman una emergencia social y económica que requieren de una respuesta inmediata, pero que a su vez siente las bases de un nuevo sistema global. Vivimos un momento de incertidumbre que está agravando las situaciones de vulnerabilidad social. Pero también es un momento de cambio, en el que se aceleran los procesos de transformación y se abren nuevas oportunidades que nos deben ayudar a superar y afrontar los retos globales como el de esta pandemia o el del cambio climático. Por ello, nuestro futuro, el futuro de nuestras ciudades y pueblos, ha de ser sostenible y saludable, o no será.
Una reconstrucción que ha de venir desde el diálogo. Es lo que hemos hecho en el Ayuntamiento de València donde aprobamos un acuerdo para la recuperación de la ciudad post-COVID-19. Un acuerdo amplio, apoyado por la inmensa mayoría de los grupos políticos municipales incluyendo la oposición, y que contó con las contribuciones de un amplio abanico de expertos y entidades.
En esta guía de gestión no sólo contemplamos las respuestas imprescindibles e inmediatas sino también los escenarios que se abren para el modelo de ciudad que queremos. La primera es la necesidad de avanzar hacia una ciudad resiliente, preparada para hacer frente a la adversidad. La segunda, impulsar un modelo de ciudad saludable, pensada para mejorar la vida de las personas: aire limpio, alimentación sostenible, naturaleza urbana, entornos amables para las personas mayores y los niños y niñas, relaciones sociales, movilidad activa. La tercera base sobre la que trabajamos es en la reactivación económica, ayudar a los sectores y ámbitos que más han sufrido atendiendo a criterios de equidad social.
En definitiva, tenemos un desafío que afrontar con valentía y esperanza para avanzar juntos y juntas hacia un modelo de ciudad ineludiblemente saludable y sostenible que no deje a nadie atrás.
Sanidad pública, Unión Europea y ayuntamientos
Óscar Puente
Alcalde de Valladolid
Durante estos últimos meses nuestra vida diaria se ha visto perturbada a causa de la inesperada aparición de la pandemia generada por el COVID-19, a consecuencia de la cual atravesamos situaciones arduas, a las que no estamos acostumbrados, y que, como trágica añadidura, han venido acompañadas de dolorosas pérdidas de vidas humanas. Aún más, la crisis sanitaria ha traído de la mano importantes escollos en los planos económico y social que afectan notablemente al conjunto de la sociedad.
Se suele decir que toda crisis conlleva nuevas oportunidades. En la que nos ocupa, la provocada por el COVID-19, esas circunstancias ventajosas sólo habrán de llegar si somos capaces de obtener enseñanzas útiles de la crisis que ahora atravesamos, de manera que nos permitan enfrentarnos con solvencia a otras que se pudieran presentar en el futuro. Por lo pronto, algunas nociones ya las tenemos claras, entre ellas la certeza de que en esta ocasión no vale aplicar recetas que se han manifestado injustas, por gravosas para la mayoría, como las que promovían la austeridad en las políticas económicas que se aplicaron durante la crisis financiera que tuvo lugar durante buena parte de la segunda década de este siglo.
¿Cómo hemos, pues, de prepararnos en nuestro país para el futuro? A tenor de lo que hemos aprendido, y por dar tan solo algunas pinceladas de trazo grueso, se deben reforzar tanto la sanidad pública –que ha sufrido importantes recortes en los últimos ocho años- como los sistemas de protección social para que nadie quede atrás. Además, han de impulsarse la I+D+i y las industrias estratégicas, especialmente aquellas que nos proporcionen autonomía en el ámbito sanitario. Asimismo, se ha de incidir en medidas que contribuyan a frenar el cambio climático, lo que está ligado a la lucha contra la del COVID-19 y otras pandemias.
Y creo fundamental, asimismo, fortalecer a la Unión Europea, porque las respuestas que nos permitan superar esta y ulteriores crisis pasan por la acción coordinada de las instituciones europeas, lo que requiere del compromiso y la solidaridad de los países miembros.
Quiero, por último, reivindicar el decisivo papel que los municipios, como instituciones más cercanas a los ciudadanos, están desempeñando en la atención a las personas y a los sectores más afectados por la crisis económica y social generada por la pandemia. Pero para que esa labor la puedan desarrollar con eficiencia, ahora y en el futuro, se hace necesario dotar a los ayuntamientos de los recursos necesarios; de ahí la importancia de revisar con prontitud la financiación local.
Unidad, compromiso y responsabilidad
Jorge Azcón
Alcalde de Zaragoza
Llevamos ya más de medio año sufriendo los embates de una pandemia inédita, una enfermedad implacable con la que nadie contaba que nos ha obligado a combatir con todos los recursos posibles de forma acelerada. De este tiempo de enorme dureza para todos hay un par de lecciones que extraer. Una, la excelente capacitación y profesionalidad de nuestros trabajadores sanitarios. Gracias a ellos la segunda ola está teniendo repercusiones menos severas que las que hubo en el periodo de marzo a junio.
La segunda lección es que sólo con unidad, compromiso y responsabilidad por parte de todos -ciudadanos, asociaciones, empresas y administraciones- podremos dejar atrás esta crisis, convertida en la etapa más aciaga de las últimas décadas. No debemos olvidarlo, va a resultar esencial mantener esa actitud y valores para lograr dos objetivos: evitar rebrotes que nos obliguen a dar pasos atrás con medidas de restricción draconiana, y salir cuanto antes de la profunda crisis económica y social que está generando la COVID-19.
En esas dos cuestiones deben centrarse los esfuerzos: la completa recuperación de la normalidad sanitaria y la reactivación de la actividad económica y el empleo con la mayor rapidez posible. Desde el Ayuntamiento de Zaragoza hemos puesto especial empeño en colaborar en esa doble responsabilidad, compartida con otras administraciones. Fruto de ese trabajo, hemos rubricado un acuerdo global por el futuro de Zaragoza entre los cuatro principales grupos políticos del Pleno, los agentes sociales y las entidades vecinales. Un pacto de 286 medidas plasmado gracias al ejercicio de los tres valores que titulan este artículo por parte de cientos de colectivos, asociaciones y entidades que participaron en su debate y elaboración.
Nuestra obligación como Ayuntamiento supone una triple responsabilidad: la necesidad de ayudar a los más vulnerables, la participación en los estímulos para recuperar la actividad económica, y garantizar, al mismo tiempo, la prestación eficiente y segura de servicios públicos que precisan nuestros vecinos. Hay que decirlo con claridad, la tarea no va a ser ni fácil ni cómoda. Va a ser un camino lleno de dificultades en el que tenemos que dar lo mejor de nosotros, desde la política, la administración y la sociedad, para salir adelante sin dejar a nadie atrás. Únicamente juntos, trabajando codo con codo, podremos recuperarnos de este golpe brutal que tan rápida y cruelmente nos ha zarandeado.
La administración, más cercana que nunca
Rafael Sánchez
Alcalde de Alcobendas
Las administraciones locales hemos dado un gran ejemplo de capacidad de adaptación ante la complicada coyuntura sanitaria y social que ha traído la pandemia. De la noche a la mañana, nos hemos visto obligados a responder a situaciones que no estaban en el guión. Creo que los ayuntamientos hemos reaccionado con solvencia a un escenario inédito.
Hemos demostrado, una vez más, que se cumple la premisa básica del municipalismo: la esfera local permite actuar de manera directa con la gente. Por lo tanto, nuestra capacidad transformadora es mucho más potente, si disponemos de los medios adecuados.
Obviamente, desde las ciudades nos hemos volcado para hacer cumplir las medidas que nos marcaban las autoridades sanitarias y hemos apoyado a quienes se han encontrado en una situación más vulnerable. Creo que hemos tenido un papel esencial en la organización de la solidaridad en los momentos más duros.
Ahora toca darle a la tecla de reinicio. Como todos, estamos en pleno proceso de reinvención con un objetivo claro: que nadie se quede atrás. Y en este contexto, como alcalde de Alcobendas me enorgullece poder afirmar que en nuestra ciudad ha habido consenso y colaboración absoluta de todos los agentes sociales, desde el principio, para acordar medidas.
En los primeros meses fueron medidas de choque que respondían con la mayor celeridad posible a las situaciones que se iban presentando. Pero mientras tanto pensábamos en el futuro y en cómo íbamos a enfrentarnos a la nueva realidad social y económica.
De esa unanimidad con partidos políticos –con la excepción de Vox-, empresarios y sindicatos ha surgido lo que hemos denominado Plan ReActiva Alcobendas que comprende 134 medidas concretas para afrontar el futuro. Un futuro diferente pero que, desde las corporaciones locales, vamos a enfrentar con fuerza y esperando contar con más facilidades de financiación, una eterna reivindicación del municipalismo que ahora ha quedado patente que es ineludible.
El futuro pasa por los municipios
Marta Farrés
Alcaldesa de Sabadell
Cuando un ciudadano o ciudadana tiene algún problema, la primera puerta a la que suele llamar es la de su Ayuntamiento. Como administración más cercana, los municipios siempre estamos en primera línea, luchando por dar respuesta a las necesidades de nuestros vecinos y vecinas. Y muchas veces sin tener recursos ni competencias para ello.
Esto, que lleva siendo así en los más de 40 años de Ayuntamientos democráticos, se ha puesto todavía más de relieve con la situación provocada por el coronavirus. Sin ir más allá, en el caso de Sabadell, desde el primer minuto nos pusimos a trabajar para garantizar el mantenimiento de los servicios públicos esenciales durante el confinamiento así como para proporcionar el apoyo necesario a las personas vulnerables, velando a la vez por la salud y la seguridad tanto de la ciudadanía en general como de los trabajadores públicos.
Ha sido una tarea inmensa que lejos de frenarse, se ha mantenido con la desescalada y la nueva normalidad y que, aun superando en numerosas ocasiones nuestro ámbito competencial, asumimos por responsabilidad y porque entendemos que nuestros vecinos merecen que su Ayuntamiento haga lo posible para que las soluciones lleguen de forma rápida y efectiva.
Los efectos del coronavirus han sido devastadores y salir adelante requerirá grandes esfuerzos y un gran compromiso colectivo. En este marco, es imprescindible que a la hora de abordar el futuro del país, este pase necesariamente por el fortalecimiento de los municipios. Todos estos años, también durante la pandemia, los ayuntamientos hemos estado ahí para intentar que los problemas tuvieran salida. Paradójicamente, sin embargo, también hemos sido siempre la última pieza a la hora de repartir recursos. Y eso es un obstáculo muchas veces insalvable para materializar proyectos y servicios.
Ante el gran reto que tenemos por delante, los municipios deben ganar protagonismo. Tanto en la distribución de los fondos europeos para luchar contra los efectos de la pandemia como en la consolidación de un sistema estable de financiación que otorgue a los Ayuntamientos la importancia que sin duda nos hemos ganado. Sólo así podremos avanzar hacia una sociedad capaz de identificar aquello que nuestros vecinos realmente necesitan y desde la coordinación con el conjunto de administraciones, buscar el mejor camino para darles respuesta. Sólo así el resurgimiento después de esta gran crisis será posible y podrá ser duradero.
La lección del coronavirus
Abel Caballero
Alcalde de Vigo
La incertidumbre. La sensación de que muchas cosas escapan a nuestro control. La certeza de nuestra fragilidad. Y junto a todo ello, el valor de unas políticas sociales tan amplias como eficaces, del “paraguas” público y de la solidaridad ciudadana. Estos son, quizá, algunos de los principales legados que nos deja la pandemia del coronavirus, contra la que aún hoy seguimos librando una batalla que estoy seguro de que ganaremos.
El Covid-19 supuso una situación inédita que puso en jaque al mundo de la noche a la mañana, obligándonos a adoptar medidas extraordinarias para combatirlo. El sufrimiento provocado por esta enfermedad y la crisis que ha generado han sido, y por desgracia siguen siendo, de enormes dimensiones. Especialmente para aquellas personas que han sufrido el dolor infinito de la muerte de un familiar, pero también para las que han visto desmoronarse sus anteriores formas de vida y tienen ahora que buscar nuevos caminos para sobrevivir. Personas que deben reinventarse.
Sin embargo, dentro de la inmensa tragedia del Covid-19, estoy convencido de que esta crisis nos va a hacer más fuertes en muchos aspectos.
No me canso de aplaudir el coraje, la firmeza y la creatividad que están demostrando los ciudadanos. Sanitarios, profesores, modestos autónomos, empresarios… En todos los ámbitos encontramos profesionales que, lejos de bajar las manos, se levantan cada día imbuidos de un optimismo admirable; miles de personas capaces de desarrollar su trabajo pese a las restricciones que exige la situación actual y lograr muy buenos resultados. Y yo me siento orgulloso de todos ellos.
Siento que el maldito virus nos ha unido más, nos ha fortalecido como sociedad. Y, como suele ocurrir en los periodos de crisis, ha vuelto a realzar el papel clave de lo público para afrontar los enormes desafíos que tenemos ante nosotros. En nuestro caso, el Ayuntamiento de Vigo está realizando un inmenso esfuerzo por ayudar a quien más lo necesita, por no dejar a nadie atrás, por reforzar una red de protección social sin parangón en la historia de la ciudad, y una de las más potentes de España.
Mientras seguimos luchando contra la enfermedad y tratando de frenar los devastadores efectos que está provocando en la economía, nos preguntamos en qué va a cambiar el mundo.
La humanidad ha hecho frente a muchas otras situaciones trágicas a lo largo de la historia y creo que el liderazgo político y social y la credibilidad son pilares sobre los que construir el futuro. La complejidad de la tarea que tenemos que afrontar requiere de una estrategia muy bien definida, no solo de una gestión eficaz. Y también de una gran capacidad de comunicación que nos ayude a todos a comprender el escenario y las respuestas que se van dando.
No quiero dejar de destacar en esta escueta reflexión el valor de la solidaridad. El coronavirus nos ha dejado un mensaje claro: la única manera de afrontarlo es estar unidos y recuperar el sentimiento de pertenencia a un colectivo. Solo juntos podremos seguir avanzando. Y ya lo estamos haciendo.
Juntos y sin egoísmo
Luis Partida
Alcalde de Villanueva de la Cañada
Es difícil encontrar en la historia reciente de nuestro país, desde la llegada de la Democracia, una situación tan dramática y devastadora como la que estamos viviendo por la COVID-19. Epidemiólogos y sanitarios nos alertan de que ya estamos inmersos en la segunda ola de contagios y los expertos económicos anuncian que España estará cada vez más endeudada y debilitada. La pandemia ha provocado una crisis sanitaria sin precedentes y ha dado paso a una crisis económica, que va unida inexorablemente a otra: la crisis social, cuyas consecuencias no han hecho nada más que empezar pues el número de familias sin recursos y de empresas que tienen que echar el cierre va cada día en aumento.
La pandemia nos ha mostrado la debilidad de nuestro sistema sanitario público, pese a ser uno de los más prestigiosos del mundo, y la importancia de apostar por el desarrollo tecnológico, la ciencia y la innovación como fuentes de crecimiento económico. Aparte de las reformas estructurales que España deberá hacer, en gran medida para recibir la ayuda europea, la recuperación de nuestro país pasa ineludiblemente por el diálogo y el consenso entre el Gobierno Central y el principal partido de la oposición: el Partido Popular. Algo que es fundamental para aprobar, entre otros asuntos, los Presupuestos Generales del Estado.
Sin embargo, en estos últimos meses, hemos constatado la falta de liderazgo por parte del Ejecutivo de Pedro Sánchez, así como su improvisación y actitud prepotente, prueba de esto último ha sido su intento de apropiarse de los ahorros de los Ayuntamientos, algo que finalmente no ha conseguido gracias a la iniciativa de muchos alcaldes españoles, entre ellos, los del Partido Popular.
La deslealtad entre administraciones y el continuo enfrentamiento político es el pan de cada día, cuando lo que quiere el ciudadano es que sus representantes busquen soluciones para paliar esta situación. Quien pretenda obtener réditos políticos de esta pandemia y sus consecuencias no ha entendido nada. Somos servidores públicos. Estamos aquí para servir, no para servirnos.
Es necesaria la unidad de todos: administraciones públicas, fuerzas políticas, patronal, sindicatos…, desde el primero hasta el último de los españoles. Llevaremos a nuestro país al fracaso si seguimos actuando por libre, de forma partidista y egoísta. Trabajemos unidos, pensando en el bien común, esforzándonos de verdad por dotar a nuestro país de todo aquello que necesita para acabar con esta horrible pandemia y hacer frente a las venideras.