Alberto Núñez Feijóo lo ha apostado todo a la economía. Lo permite la coyuntura y lo recomienda la estrategia centrista, intentando que sean las baronías autonómicas las que asuman las contradicciones de los pactos con Vox. Para ello cuenta con Juan Bravo, vicesecretario en la dirección nacional y toda una declaración de intenciones. El también consejero andaluz bebe de las mismas fuentes que el Rajoy de la mayoría absoluta de 2011: Cristóbal Montoro, Fátima Báñez o Álvaro Nadal. Los tres formaron parte del equipo económico que participó de la victoria electoral del 20N y los tres, y alguno más, han participado del nuevo plan económico del PP con rebaja de impuestos y reducción del gasto público. La receta es parecida, pero cambia la cocina, que despidió a los economistas ultraliberales para dar paso a los tecnócratas con experiencia de gestión.
Alberto Núñez Feijóo no quiere más experimentos. Después de que Pablo Casado se encomendara al economista ultraliberal, Daniel Lacalle, el hoy líder del PP ha tirado de pragmatismo para rodearse de un equipo que, cuanto menos, tiene experiencia en la Administración y sabe lo que es gestionar un presupuesto público.
A la cabeza, Juan Bravo, consejero de Economía del Gobierno andaluz y vicesecretario del ramo en la dirección nacional del PP hace poco más de un mes. Entonces aterrizaba en Génova con unas credenciales que son ejemplo de lo que la formación conservadora pretende para el país; ajustó el gasto público tras tomar posesión de su cargo en el Ejecutivo de Juanma Moreno y presume de haber transformado el déficit en superávit.
También fue quien negoció con Vox las cuentas aprobadas en Andalucía desde 2019 salvo el último ejercicio por cálculo estratégico de Santiago Abascal y, llegado el caso, podría ser la baza del líder gallego para pactar unos eventuales presupuestos con la ultraderecha.
Báñez, que sonó en las quinielas del equipo de Feijóo, le asesorará desde su puesto en CEOE al menos mientras siga en la oposición
Según las últimas encuestas, éste sería el escenario electoral más probable, aunque no el más deseable para Feijóo. Porque a nadie le gusta repartirse el poder con otro partido, menos aún si no se está acostumbrado después de tres mayorías absolutas, y porque su intención es ensanchar su base electoral por el centro, una posibilidad incompatible con los debates ideológicos que prefiere dejar a sus baronías autonómicas.
De eso va su plan “en defensa de las familias y la economía española”, donde proponía hace unas semanas a Pedro Sánchez reducir el IVA en la electricidad y el gas, bajar el IRPF a las rentas de menos de 40.000 euros, recortar el gasto público, emprender reformas estructurales y lo que llaman rediseñar los fondos europeos para, entre otras cosas, destinar ayudas directas de entre 200 y 300 euros a las personas con menos recursos.
Salvo este último punto por novedoso y coyuntural, los demás son los ingredientes básicos de la receta económica del PP. La diferencia con la etapa de Casado es que el partido ha descartado las esferificaciones en política y ha optado por la inspiración clásica para que el resultado guste al mayor número posible de personas. Lo que se conoce como ‘liberalismo social’, practicado por aquellos dirigentes a quienes los críticos califican de ‘socialdemócratas’.
La llamada del presidente
Así llamaban los ultraliberales o ‘liberales sin complejos’ a Cristóbal Montoro de forma pretendidamente despectiva. El que fuera secretario de Estado de Economía con José María Aznar y ministro de Hacienda con Mariano Rajoy es una de las personas que cayeron en el olvido tras el congreso extraordinario de julio de 2018 y que hoy vuelven a ser tomadas en consideración.
De hecho, es más fácil decir quién no ha recibido la llamada de la nueva Génova que enumerar a todos los exministros con los que cuenta Alberto Núñez Feijóo. Singularmente, habría que descartar a su eterna competidora en el delfinato del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, aunque casi todos los sorayistas estén viviendo una nueva ‘primavera’ popular.

El propio Montoro fue uno de los apoyos de la exvicepresidenta en el Consejo de Ministros. Ya lo era Fátima Báñez y también los hermanos Álvaro y Alberto Nadal, otros dos tecnócratas que conformaron el equipo económico de Mariano Rajoy siendo líder de la oposición y que se apuntaron parte del éxito electoral de 2011, cuando los populares firmaron una mayoría absoluta histórica a lomos de otra crisis que el país venía arrastrando desde 2008.
La prensa vuelve a hablar de ellos como los ‘gurús’ económicos del PP. Porque han tomado partido en la redacción del plan de urgencia para hacer frente a las consecuencias de la inflación y porque tienen el perfil requerido por la Oficina del Presidente, un comité asesor ajeno a la estructura orgánica de la formación conservadora encargada de canalizar “el talento de personas ajenas a la política activa”. El órgano, donde también tienen cabida altos ejecutivos o diplomáticos, está pensado particularmente para recibir las aportaciones de personas que forman parte del presente o del pasado reciente del PP, como es el caso de los exministros.
Inspiración clásica
La que fuera titular de Empleo, Fátima Báñez, es la actual presidenta de la Fundación CEOE y la persona que ha ayudado a normalizar, lo cierto es que sin grandes dificultades, la relación entre la patronal y el Partido Popular, que habría invalidado su acuerdo de reforma laboral con el Gobierno y los sindicatos de no ser un el error fortuito del voto de un diputado. El nombre de la onubense sonó en las quinielas del equipo de dirección de Feijóo, pero de ella y de otros viejos colegas está sacando provecho el gallego sin tener que obligarles a elegir entre el sector privado y la política. Al menos estando en la oposición.
La Oficina del Presidente es un comité asesor ajeno al partida donde tienen cabida los exministros
Lo mismo ocurre con los hermanos Nadal. Álvaro, exministro de Energía y hoy consejero económico en la Oficina Económica y Comercial de España en Londres, y Alberto, exsecretario de Presupuestos y actual consejero senior para España en el Banco Interamericano de Desarrollo.
Otro exministro al que consulta Feijóo es Román Escolano, el breve titular de Economía que sustituyó a Luis de Guindos cuando fue nombrado vicepresidente del Banco Central Europeo. Escolano ya había sido uno de los economistas de cabecera de Rajoy y hoy, desde el Banco Europeo de Inversiones (BEI) donde ejerce de jefe del grupo de la oficina de riesgos, vuelve a ser escuchado por el hoy líder popular.
El que fuera secretario general del Tesoro y Política Financiera y secretario de Estado de Economía y actual presidente del Instituto de Estudios Económicos, Íñigo Fernández de Mesa, también aparece en la lista de los expertos rescatados por Feijóo para descargar todo el peso de su oposición contra Sánchez en la economía.
Pero, a diferencia de su antecesor en el cargo, el presidente del PP no se ha deshecho de la herencia recibida y cuenta también con Elvira Rodríguez, vicesecretaria de Sectorial en el comité de dirección de Casado, vicepresidenta de la Comisión de Presupuestos del Congreso y todavía voz del partido en materia económica, como también lo fue en tiempos de Rajoy.
El propio Luis de Guindos o Rafael Catalá, que hace un año fichaba por Carles Cuesta Abogados, bufete especializado en recuperaciones empresariales, refinanciaciones de deuda y derecho concursal, han visto cómo sus nombres aparecían otra vez en los medios junto a las siglas del nuevo PP.
Un partido que, tras las fórmulas ultraliberales que no a todos disgustan en el partido, ha optado por volver a las personas y a las recetas que funcionaron en el pasado y que generan consenso en Europa. Es lo mismo que con Pedro Sánchez y Nadia Calviño, con la diferencia de que Alberto Núñez Feijóo presume de tener muchos ‘calviños’.