Javier Ortega Smith ha estado en el punto de mira del Ministerio de Defensa durante unos días duros para el secretario general de Vox. No tanto por las innumerables bromas y comentarios que han circulado en redes sociales sobre su particular estilo arma en mano y tirantes en los pantalones como por la investigación abierta contra un hombre de ley como él.
El número dos del partido de ultraderecha y abogado de profesión participaba en un curso organizado por el Centro Superior de Estudios de la Defensa cuando tomó un fusil de asalto HKG36 para disparar sobre una diana en la base Jabalí Nuevo (Murcia) e, imaginando que se trataba de un “hijoputa del Daesh”, se puso a disparar al más puro estilo Chuck Norris.
Aquello se grabó, circuló como la pólvora por internet y acabó en investigación. Entre otras cosas, porque se trataba de un civil con un arma del Ejército y porque no se cumplieron las normas de seguridad. Sin embargo, los primeros datos del informe sobre los disparos de Ortega Smith le permiten respirar tranquilo; en Defensa consideran lo sucedido una deferencia hacia alguien que hacía un curso, no una irregularidad o falta.