
Sin Maldad / José García Abad
Son tristemente impresionantes las conclusiones del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España correspondiente al primer semestre del año, que confiesa tener el triste honor, con apenas 1,5 personas jóvenes de cada 10 viviendo en un hogar independiente, de registrar la tasa de emancipación más baja de este siglo. Viven en un hogar con «carencia material severa», que nos retrotrae a niveles muy similares a los que se encontraban durante la crisis de 2008.
Es importante señalar que la franja comprendida de los 18 a los 23 años no tiene acceso al Ingreso Mínimo Vital (IMV) y que para muchos de los hogares jóvenes de edades superiores es imposible acreditar algunos de los requisitos de acceso a dicha ayuda, los cuales son más restrictivos que para el resto de la población: las personas jóvenes de entre 23 y 30 años deben acreditar tres años de emancipación para poder solicitar el IMV, frente al año para las personas de 31 en adelante, una discriminación arbitraria y que dificulta todavía más el acceso del colectivo.

Son tristemente impresionantes las conclusiones del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España correspondiente al primer semestre del año, que confiesa tener el triste honor, con apenas 1,5 personas jóvenes de cada diez viviendo en un hogar independiente, de registrar la tasa de emancipación más baja de este siglo
Con esta situación de inestabilidad laboral y escaso poder adquisitivo no es extraño que el acceso a la vivienda sea una meta improbable para los jóvenes. Aunque en el primer semestre de 2021 se redujo ligeramente el precio de las viviendas libres, esa bajada no fue, ni mucho menos, equiparable a la bajada de la capacidad adquisitiva de la población joven, por lo que el coste efectivo de la vivienda para ellos aumentó durante el período.
El mercado los expulsa
Considerando la frontera económica de solvencia que establece que no ha de dedicarse más del 30% de los ingresos del hogar a los gastos de vivienda, la única opción para la emancipación sin riesgo de sobreendeudamiento de las personas jóvenes en el primer semestre de 2021 era compartir piso con varias personas, lo cual dificulta en muchos casos la consolidación de las diferentes trayectorias vitales.
Al contrario de lo que se suele pensar, ni compartir piso hasta pasados los treinta ni seguir en el hogar familiar a esa edad son decisiones o modas generacionales, sino las inevitables consecuencias de un mercado inmobiliario cuyas condiciones expulsan a las personas jóvenes de forma constante: en el primer semestre de 2021, una persona joven que quisiera emanciparse en solitario dedicaría, de media, el 81,9% de su sueldo al alquiler o debería ajustarse a una superficie máxima tolerable de 29,3 metros cuadrados.
El retroceso de la emancipación estuvo en parte motivado por las personas jóvenes que ya estaban emancipadas pero se vieron obligadas a volver al hogar familiar porque sus trayectorias de independencia se hicieron inviables. En este sentido, los hogares jóvenes con un mayor nivel de precariedad fueron los más afectados por esta crisis y, previsiblemente, los que fueron reabsorbidos por sus hogares de origen.
Esperemos que este informe, realizado por un equipo liderado por el sociólogo Joffre López Oller, presentado el pasado 16 de diciembre, tenga una mayor repercusión en los medios periodísticos y políticos de las que han tenido otros toques de atención del Consejo de la Juventud de España, una plataforma transversal con los partidos y un tanto difusa compuesta por más de 60 entidades juveniles creada por ley en 1983.
Torturar los números
Me refiero a la argucia parlamentaria que ha recurrido a la prestidigitación en los Presupuestos para exagerar las ayudas a la juventud. Parecen seguir el consejo de un auditor que ordenaba a sus empleados: “Hay que torturar los números hasta que canten lo que queremos”.
Y el Gobierno los ha torturado para cantar que los jóvenes recibirán una barbaridad de dinero. Es verdad, pero no toda la verdad. La mayor parte de estos fondos proceden de la Unión Europea, pero en lo que se refiere a las opciones de los PGE propiamente dichos, los que reflejan sus prioridades, lo que se dedica a cañones y lo que se aplica a mantequilla, según la vieja expresión, sólo se transfiere a la juventud un miserable 1 %.
El Consejo de la Juventud de España dio la vara sobre este asunto alertando del espejismo del aumento en un 85% de la inversión en materias relacionadas con la juventud respecto a los PGE del año anterior.
Que se destine el 20% de los Fondos de Recuperación a aspectos que afectan a la juventud esconde una realidad preocupante para la estabilidad de las políticas de juventud. En primer lugar –precisan–, el aumento en 5.760 millones de euros del presupuesto en políticas de juventud se debe, en un 80%, a las aportaciones de los Fondos de Recuperación recibidos de la Unión Europea.
Por tanto, respecto a 2021, la subida estructural, proveniente de los ingresos recurrentes del Estado, no ha superado el punto porcentual. El porcentaje destinado a juventud respecto del global de los PGE ha pasado tan sólo del 6,8% al 7,7%, en unos presupuestos en los que, según el Gobierno, “la gente joven es protagonista”.
Lleva ejerciendo la profesión de periodista desde hace más de medio siglo. Ha trabajado en prensa, radio y televisión y ha sido presidente de la Asociación de Periodistas Económicos por tres periodos. Es fundador y presidente del Grupo Nuevo Lunes, que edita los semanarios El Nuevo Lunes, de economía y negocios y El Siglo, de información general.