C. B.
El Gobierno ha aprobado esta semana el proyecto de Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación (LOMLOE), cuyo objetivo es acabar con la segregación del alumnado, fomentar una educación más personalizada y la escuela inclusiva y participativa.
Isabel Celaá, ministra de Educación y Formación Profesional, ha declarado ante los medios de comunicación que esta futura nueva ley de educación «busca la calidad del sistema para todos» y que «se fundamenta en la excelencia y la equidad». Las medidas propuestas son la eliminación de las pruebas finales de etapa, la jerarquía de materias que las dividía en troncales, específicas y de libre configuración, y además, Bachillerato y Formación Profesional serán equiparados en categoría.
Asimismo, la Religión será una asignatura de oferta obligada para los centros, pero voluntaria y no evaluable en cuestión de becas y ‘curriculum’ para los alumnos. Además, se incluirá una nueva asignatura de Educación en Valores Cívicos y Éticos, durante los últimos años de Primaria y primeros de Secundaria. Al mismo tiempo, los modelos de educación mixta tendrán preferencia a la hora de recibir las subvenciones por delante de los de educación que segregan por sexos a la hora de recibir las subvenciones.
Desde la oposición, Cuca Gamarra, vicesecretaria de Política Social del PP, considera que esta reforma es una “imposición” ya que “no garantiza la pluralidad para que los padres puedan elegir la educación para sus hijos”.