
Sin Maldad / José García Abad
No se produjo el milagro que anunciaba Tezanos para la reconquista por la izquierda de la Comunidad de Madrid donde se alza el castillo famoso que rezaba el verso de Nicolás Fernández de Moratín: “Madrid, castillo famoso que al rey moro alivia el miedo”.
La culpa no la tiene Ángel Gabilondo, ni Pedro Sánchez, ni Pablo Iglesias, aunque todos deben asumir parte de culpa, la cuota parte, que diría Felipe González y sin quitarle mérito a Isabel Díaz Ayuso, sobresaliente en el discurso populista. Todos ellos han contribuido a que la derrota de la izquierda pueda calificarse de histórica.

No se produjo el milagro que anunciaba Tezanos. La reiterada pérdida de Madrid, en la ciudad y en la región, simboliza la frustración del PSOE por recuperar unas plazas cuyo desenganche marcó la decadencia del partido que más ha gobernado en España, cuyo fundador fue concejal de Madrid, al mostrar sus dificultades para enganchar a las grandes urbes, una debilidad que comparten las socialdemocracias europeas
La reiterada pérdida de Madrid, en la ciudad y en la región, por parte del PSOE viene de lejos. Simboliza la frustración del partido centenario por recuperar unas plazas cuyo desenganche marcó la decadencia del partido que más ha gobernado en España, cuyo fundador, el otro Pablo Iglesias, fue concejal de Madrid al mostrar sus dificultades para enganchar a la mayoría ciudadana, mayormente informadas, de las grandes urbes, una debilidad que comparte la socialdemocracia de aquí y del resto de Europa. No así de la que representa Joe Biden al otro lado del charco.
Todo empezó con la derrota del PSOE hace 27 años, en 1994, en la Comunidad, cuando Alberto Ruiz-Gallardón se impuso holgadamente a su buen amigo Joaquín Leguina, que permaneció en el cargo 12 años, de 1983 a 1995, y que ahora se ha pasado a Isabel Díaz Ayuso, todo un símbolo del que Leguina debería hacer examen de conciencia. Y aún antes: cuando, hace 35 años, en 1986, los socialistas perdieron el Ayuntamiento, en un momento en que el PSOE gozaba todavía de potencia y hasta de prepotencia.
Ya en esa fecha se inocularon virus durante mucho tiempo dormidos ante la falta de alternativa fiable por la derecha pero que terminarían con la hegemonía socialista, llevando a los socialistas al diván del psicoanalista.
Ahora el PSOE de Sánchez, que había levantado la moral socialista y que se había empeñado personalmente en las elecciones se estrelló estrepitosamente en la Comunidad de Madrid donde, aunque sea por los pelos, ni siquiera ha conservado el liderazgo de la izquierda tras el adelantamiento por unas décimas de Más Madrid, dirigido sabiamente por Mónica García, una rama escindida del Podemos de Pablo Iglesias al que ha retirado a la vida privada.
En la última batalla de Madrid hemos visto, además de la frustración del PSOE, dos acontecimientos significativos: el primero, la retirada total de un Pablo Iglesias que tuvo el mérito de meter en las instituciones al movimiento de los indignados sin partido –este mes, precisamente, se cumple el décimo aniversario del 15-M–, pero que últimamente no se cansaba de cometer errores, el más nocivo para su persona, su dimisión como vicepresidente del Gobierno. Una torpeza táctica que confirmaba la opinión negativa que de él tenía el presidente Sánchez.
De momento, como efecto colateral, Sánchez se ha quitado un peso de encima. Tras las elecciones generales en las que Sánchez no obtuvo el crecimiento de votos que esperaba para gobernar en solitario, tuvo que aceptar gobernar con él. Pero Sánchez había dejado claro su lamento sobre “la falta de visión política de Iglesias” que expresó recién llegado de nuevo a la Secretaría General.
El segundo acontecimiento es la desaparición de Ciudadanos, un partido prometedor que con la bandera de un centro difuso ha ido de error en error hasta la derrota total.
Lleva ejerciendo la profesión de periodista desde hace más de medio siglo. Ha trabajado en prensa, radio y televisión y ha sido presidente de la Asociación de Periodistas Económicos por tres periodos. Es fundador y presidente del Grupo Nuevo Lunes, que edita los semanarios El Nuevo Lunes, de economía y negocios y El Siglo, de información general.