¡Vaya gente! / Mara del Prado
Mallorca ha vuelto a ser, casi como en los buenos tiempos, esa isla mediterránea bañada por el sol, el mar y los apellidos de gran sonoridad monárquica. Como el de Mafalda Sajonia-Coburgo-Gotha, que ha reunido en su boda a las infantas Elena y Cristina y sus buenos amigos Kyril, Kubrat y Konstantin de Bulgaria.
La novia es hija de Kyril y Rosario Nadal, una guapa pareja a finales de los 80 y unos ex civilizados y bien avenidos en el enlace de su hija con Marc Abousleiman, hijo del exministro de Trabajo del Líbano, Camille Abousleiman.
La joven de 27 años es cantante, su ya marido, financiero. El sí quiero se lo dieron en la finca de la madre de ella, Son Pons de Cardaix, en Llucmajor, al este de Palma. Aunque, explica Hola, se trataba más bien de un blessing oficiado por un cura amigo de Rosario Nadal; semanas atrás se casaron en Boston por lo civil y, aunque ambos son cristianos, no forman parte de la misma iglesia.
En un escenario tan campestre, el dress code también lo era. No hay más que ver lo bien que lo interpretó Olivia Palermo, la influencer por antonomasia –lástima que no estuviera Victoria Federica de Marichalar, le habría preguntado tantas cosas– que asistió acompañada por su marido, el modelo Johannes Huebl. O Mette-Marit de Noruega, con un vestido largo floreado. Sin duda lo hizo Carla Royo-Villanova, tía de la novia, con un modelo vintage de Josep Font. Y lo intentó la infanta Cristina, que regresaba a una isla que le trae tantos recuerdos –la Copa de Vela, el yate Fortuna, el ducado de Palma, la Audiencia Provincial, la retirada del título nobiliario– con su hijo Miguel y luciendo un camisero midi estampado.
La infanta Elena, en cambio, optó por uno de sus pretendidos guiños a una españolidad de pega –pantalón negro de grandes lunares blancos– para participar de un acontecimiento cargado de nostalgia y ausencias. La del fallecido Kardam de Bulgaria, que dejó viuda a la también tía de Mafalda, Miriam de Ungria, la de los reyes Juan Carlos y doña Sofía, que no estuvieron acompañando a los abuelos de la novia y viejos amigos, Simeón y Margarita de Bulgaria, y la del rey Felipe, antiguo miembro de una pandilla de la que apenas queda un recuerdo de lo que fue.