Simon Neuhaus
Miles de personas han participado el pasado domingo en una marcha convocada por el líder de la oposición polaca, Donald Tusk, en contra del gobierno conservador del partido Ley y Justicia (PIS). La manifestación se dirige en contra de una nueva ley del gobierno de Andrzej Duda que pretende investigar la influencia rusa en políticos y periodistas y permite eliminar a ciudadanos de cargos públicos durante 10 años.
Muchos polacos ven en esta ley otro ataque en contra de la democracia de la joven República Polaca por parte del gobierno actual y un intento de eliminar a Donald Tusk como líder de la oposición en las próximas elecciones. No sorprende que la fecha elegida por los organizadores de la marcha fue el día 4 de junio, el 34º aniversario de la vuelta de la democracia y de las elecciones en Polonia. Los planificadores hablan de 500.000 manifestantes que han acudido a la marcha en la capital polaca, aunque la mayoría de las estimaciones suponen que el número de participantes fue más bien 300.000. De todos modos, ha sido una de las manifestaciones antigubernamentales más grandes en Polonia desde la vuelta de la democracia.
La preocupación por la nueva ley, que se hace llamar “Ley Tusk”, también ha sido manifestada por EE. UU. y la Comisión Europea, que ve en ello otro golpe contra la independencia de los tribunales polacos. El comisario de justicia, Didier Reynder, promete que la Unión Europea no dudará en tomar medidas si la ley entra en vigor.