Alfonso Fernández Mañueco ha pulsado el botón electoral. El presidente de Castilla y León ha disuelto las Cortes y ha anunciado la convocatoria anticipada de los comicios en la región para el próximo 13 de febrero. La jugada del barón popular no puede ser más propicia para Pablo Casado, que tiene la oportunidad de ponerse en modo campaña contra Pedro Sánchez y a pesar de Isabel Díaz Ayuso y, en poco más de mes y medio, comprobar si la ola conservadora que vaticinan las encuestas apuntalan su liderazgo dentro y fuera del PP.
Dice Inés Arrimadas que habló un día antes con Alfonso Fernández Mañueco y le aseguró que no habría adelanto electoral en Castilla y León. Tan sorprendidos están en Ciudadanos que Francisco Igea estallaba en una entrevista en Onda Cero nada más conocer la noticia. “¿Qué cojones piensas de tu población? Esto es una desvergüenza”, espetó, acusándole de “actuar a sus espaldas” por “interés partidista” de forma “inmoral” e “irresponsable”.
La disolución de las Cortes fue acompañada de la remodelación del Gobierno y la consiguiente salida de los consejeros de Ciudadanos, incluido el propio vicepresidente y responsable de Transparencia, Ordenación del Territorio y Acción Exterior y, en plena sexta ola de Covid, de la consejera de Sanidad.
La campaña permite a Génova desviar la atención sobre la Puerta del Sol
La excusa esgrimida por el barón castellanoleonés es que los socialistas volverían a presentar una moción de censura el 10 de marzo –como hicieron este año, sin resultado alguno–, una posibilidad que Inés Arrimadas ha negado rotunda y ha puesto el ejemplo del Ayuntamiento de Madrid, “la joya de la Corona” donde “el PP no se inventa supuestas mociones de censura”.
El PP, por su parte, ha negado que se trate de una estrategia dirigida desde la dirección nacional, aunque se reconoció al tanto de los planes de Mañueco. “El presidente de la Junta de Castilla y León tiene todo el apoyo del presidente del Partido Popular, Pablo Casado, en su decisión de convocar elecciones, de la que fue puntualmente informado”, señaló en un comunicado.
Así las cosas, todos los populares salen ganando. O casi todos, porque la lectura inmediata que Cs y las formaciones progresistas han hecho de la noticia es que la operación permite a Casado liberar presión interna transcurridos cuatro meses desde que Isabel Díaz Ayuso planteara una batalla que no tiene visos de terminar a corto plazo.
Elecciones, otra vez

Desde que asumiera la presidencia del PP, Casado no ha vivido ni un solo año sin elecciones. Ni Pedro Sánchez. El tono permanente de campaña ha marcado los dos primeros años de la legislatura y, en pleno ecuador del periodo de sesiones, el líder conservador corría el riesgo de desfondarse sin más expectativas que las andaluzas, que deberían haberse celebrado a finales de 2022.
El adelanto en Castilla y León y el previsible anuncio de Juan Manuel Moreno, que ya ha mencionado una posible convocatoria para el mes de junio, insufla oxígeno al jefe de las filas populares, que confía en que las urnas confirmen las previsiones demoscópicas y en que los éxitos de sus barones ejerzan un efecto balsámico.
De puertas para afuera, tratando de desembarazarse de Ciudadanos en las instituciones y conteniendo el ascenso de Vox. En clave interna, bajándole los humos a Ayuso que, desde su contundente victoria del 4-M, se ha erigido en la líder de oposición de facto al Gobierno de coalición desdibujando el papel de Casado.
En el ecuador de la legislatura, las elecciones de 2022 meten presión al Gobierno
La eventual victoria de Fernández Mañueco, que en las encuestas se acerca a la mayoría absoluta –en los comicios de 2019, el PSOE fue el partido más votado aunque sin apoyos para gobernar– pese a que ninguna le permite prescindir de Vox, que sube, o de Ciudadanos, que cae pero se mantiene, se percibe en las filas conservadoras como una oportunidad para desviar el foco que de forma permanente apunta a la Puerta del Sol de Madrid, desviándolo al resto de territorios gobernados por el PP y al Palacio de la Carrera de San Jerónimo donde Casado se afana en cada sesión del control al Gobierno en ejercer su liderazgo.
Aprobados los Presupuestos para 2022, Pedro Sánchez tiene dos años por delante para tratar de revertir la tendencia conservadora que pronostican las encuestas a lomos de la previsible recuperación económica que deberían permitir las cuentas expansivas y los fondos europeos.
Pero, ahora que Alfonso Fernández Mañueco ha dado el pistoletazo de salida a un ciclo electoral que se prolongará con las autonómicas y municipales, las europeas y las generales en 2023, el contexto de campaña es propicio para que Casado pueda mantener el tono sobre la lengua en las aulas catalanas, la situación epidemiológica o el precio de la luz para tratar de frustrar los planes del presidente del Gobierno. Y, de paso, para que se hable un poco menos de su guerra interna en la Comunidad de Madrid.