Juana V. Meizoso (Santiago de Compostela)
Acaba de publicar ‘Mi vacío’ (Hercules de ediciones, 2020), álbum ilustrado en donde nos muestra la ausencia que sentimos cuando perdemos a un ser querido, realidad que miles de personas han experimentado y experimentan en España debido a la pandemia del coronavirus. Marcos Viso (Ourense, 1973), ilustrador y aparejador en A Coruña, reflexiona acerca de la ausencia con las palabras siguientes. “Es el vacío, la ruptura en y con aquello que nos completaba. También es el motor que nos hace buscarnos para conseguir ser quienes necesitamos o deseamos ser”. Su obra, impregnada de encanto y de seducción, alienta nuestra capacidad de asombro y logra sumergirnos en un océano vivo y único, el nuestro.
¿Qué le movió a realizar el álbum ilustrado titulado, Mi vacío?
Supongo que como todos mis proyectos, me movió la necesidad de gestionar algo presente en mí, en este caso el miedo a la muerte. Había tratado este tema en otros proyectos pero no había llegado a materializarse en un libro. Esto era algo que tenía pendiente.
¿Cómo fue el proceso de creación? ¿Surgió primero el texto o la ilustración?
Siempre comienzo dibujando. A menudo realizo ilustraciones porque necesito ilustrar muy a menudo. No tengo encargos editoriales todos los días, de modo que de esta manera trabajo mucho en la búsqueda de una mejor comunicación. En este proceso de búsqueda, a veces hallo una ilustración que me gusta y tras la que siempre hay una historia. Y tiro del hilo.
“La esencia literaria de ‘Mi vacío’ es, tal vez, descubrir que no somos islas”
¿Cómo maduró Mi vacío y cómo fue creciendo?
Una vez que hallo la técnica, la plástica, comienzo a trabajar el texto. En ocasiones escribo la historia de una sola vez, otras la voy solapando con las ilustraciones, dependiendo de lo que éstas me sugieran. En el caso de Mi vacío escribí la historia visualizando las ilustraciones. De hecho, suprimí parte del texto en alguna secuencia, que preferí ilustrar. Pienso que es ahí donde reside el encanto del álbum ilustrado. Respecto al proceso, o crecimiento de la obra, me sirve para ir definiéndolo todo. No realizo bocetos. Voy creando los dibujos digitalmente desde la nada, como si fuesen esculturas. Les doy muchas vueltas. Vuelvo hacia atrás cuando quiero incorporar algo que me gusta. Modifico el texto muchas veces, cambio los colores y, una vez terminado, si me dan tiempo, ¡lo rehago todo!
¿Recuerda algún momento especial del proceso de creación de este álbum ilustrado?
Cuando terminó Mi vacío pasó algún tiempo hasta que la editora, Laura Rodríguez Herrera, me llamó para decirme que el libro ya formaba parte del plan editorial. Aproveché ese momento para sugerirle algún cambio. Le conté que había pasado mucho tiempo durante el que había seguido trabajando en la técnica y que no sentía como propio lo que había creado anteriormente. Lo entendió y pienso que rehacerlo fue un acierto.
¿Qué le aporta el uso de la técnica digital?
La rapidez de mi método, junto a la técnica digital, me posibilita sacarle un mayor rendimiento a una corta, es mi caso, jornada de trabajo. Otra ventaja es la facilidad que aporta esta técnica para arriesgarse al realizar mezclas y armonías en la paleta de color, esto me ayuda en mi proceso de búsqueda.
¿Cuál es la esencia literaria de Mi vacío?
Tal vez descubrir que no somos islas.
En reflexiones recientes ha hecho usted referencia a la ausencia, como tema fundamental de Mi vacío ¿Qué es la ausencia para usted?
El vacío, la ruptura en y con aquello que nos completaba. También es el motor que nos hace buscarnos para conseguir ser quienes necesitamos o deseamos ser.
Usted también ha hecho referencia, al hablar de su libro, al duelo, a la pérdida de seres queridos, realidad que han experimentado y experimentan muchas personas durante la pandemia de coronavirus, que ahora sufrimos.
Mi vacío no pretende ser un manual ni un protocolo para superar el duelo. Nace con el afán de hacer literatura ilustrada, de contar una historia. Sin embargo, tras el confinamiento, ojalá que los lectores recuerden con una sonrisa serena.
“El nivel de alfabetización visual de los adultos es muy triste”
¿Qué son los recuerdos para usted, que valor les otorga y cómo los trata en su libro?
Los recuerdos son reminiscencias de a donde pertenecemos, del camino en el que nos vamos construyendo. En el libro forman parte de las guardas dos ilustraciones en las que se halla representado todo el proceso de ausencia-regeneración que propicia rememorar la presencia de aquello que ya no está y de quien no está.
¿Por qué resulta tan difícil superar la pérdida de un ser querido?
No sé si resulta difícil o fácil. Creo que sí es doloroso. Creo también que esta superación es un proceso que cada uno vive de acuerdo con su personalidad. Pienso, así mismo, que en ese dolor hay mucho ego. En este proceso de superación también hay mucho de ese sentirnos víctimas ante la muerte, o ante la lejanía, en caso de una ruptura, de ese ser querido, y en lugar de dar un paso firme hacia delante nos vence la tristeza y también, a veces, el rencor por sentirnos abandonados. Es entonces cuando la melancolía nos envuelve. Y la melancolía tiene algo que es muy difícil de abandonar: su calidez.
“El miedo a la muerte es el que me movió a realizar este álbum ilustrado”
¿Qué es la muerte para usted y cómo trata el tema de la muerte en este álbum ilustrado?
La muerte es la inexistencia, la nada, el vacío más absoluto. Es eso contra lo que todos luchamos todos los días, al levantarnos, buscando algo que nos dé vitalidad. En el libro, la muerte está presente en la pérdida de ese barquito de papel que queda para siempre en el fondo de un estanque. La lucha se halla en desenterrar el ego para ver si necesitamos de los demás porque a veces no somos todo lo objetivos que quisiéramos ser. Es ahí donde aparecen unos pececillos en mi libro.
El amor también forma parte de su libro. ¿Cómo entiende usted el amor, qué es para usted?
El amor es el arma que tenemos para vencer precisamente esa sensación de inexistencia. El amor es eso que nos hace sentir vivos y que nos conecta a los demás, a todo en general.
Al ser un álbum ilustrado Mi vacío también llega a los más pequeños. ¿Es necesario enseñar en los colegios a comprender nuestros sentimientos y emociones?
¡En los colegios es necesario enseñarlo todo! Y si es mediante la literatura ilustrada, mejor porque es muy triste el nivel de alfabetización visual que tenemos los adultos. Hay que enseñar a reflexionar propiciando el descubrimiento y la crítica. Todo lo demás es transversal.
Usted es también aparejador. ¿Cómo son los espacios interiores y exteriores de Mi vacío?
No lo había pensado. Supongo que los espacios interiores son como cuevas, como escondites que reservamos para nosotros: el interior del protagonista donde nace ese vacío o el interior de la ballena, de donde salen los pececillos. Por otro lado, el espacio exterior es un horizonte infinito, donde todo está en silencio. Un horizonte infinito, que favorece la escucha y la reflexión, y está exento de todo lo no importante.