
La Economía desde mi Observatorio / Carlos Berzosa
Hablar de buenas noticias en el contexto actual lleno de incertidumbre y con la guerra de Rusia-Ucrania al rojo vivo, puede parecer que es pecar de optimismo. No es así ni mucho menos, sino simplemente el reconocimiento de una realidad que resulta más meritoria precisamente por la situación tan tensa en la que estamos inmersos. No me resulta de todos modos fácil ser optimista a un medio y largo plazo después de haber leído la entrevista a Roubini, uno de los pocos economistas que acertó en la crisis de 2008, en el suplemento Negocios de El País el domingo pasado. La entrevista se hacía con motivo de la publicación reciente de su libro Megamenazas (Deusto, 2023) en el que expone las diez mega amenazas que acechan a la Humanidad. Sin negar esas amenazas, me resulta su análisis un tanto catastrofista, hasta el punto de que uno desea que no se cumplan y que esta vez no acierte en el pronóstico como lo hizo con la crisis que estalló en 2008.

El PIB creció un 5,5% respecto a 2021 por encima de todas las predicciones realizadas por instituciones públicas y privadas, incluso la del propio Gobierno, al que en su momento acusó la oposición de irrealista
Pero pasemos del análisis estructural que hace Roubini, que no hay que perder de vista, al coyuntural, que es el que nos ocupa. La primera buena noticia es el crecimiento que ha tenido la economía española en el año 2022: el PIB creció un 5,5% respecto a 2021 por encima de todas las predicciones realizadas por instituciones públicas y privadas, incluso la del propio Gobierno, al que en su momento acusó la oposición de irrealista. La economía de la zona euro creció en 2022 un 3,5% y consiguió no caer en la recesión que algunos analistas anunciaban. La economía española lo ha hecho por encima de la media de la zona euro.
La segunda es la revalorización de las pensiones contributivas un 8,5% tomado como referencia el índice de precios de consumo (IPC) medio. De manera que los pensionistas hemos visto aumentar nuestra nómina al cobrar a finales del mes que acaba de terminar. Una alegría tras superar la elevada cuesta de enero. Hay que recordar a los desmemoriados y votantes del PP jubilados, que esta subida se debe al gobierno de coalición, pues el PP eliminó la revalorización de las pensiones de acuerdo con el IPC que sustituyó por un índice de sostenibilidad que, de haberse mantenido, y habida cuenta de la inflación que ha tenido lugar, el aumento hubiera sido mucho menor.
La tercera buena noticia ha sido la aprobación por el gobierno de la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) un 8%, un poco por debajo de la inflación media. El SMI ha subido un 47% en cuatro años y alcanza 1.080 euros. El alza ha sido pactada con los sindicatos, pero no con la patronal CEOE, que se negó a asistir a la mesa de negociaciones. La patronal, que ha dado varias excusas para no asistir, propuso en su día un alza del 4% para 2023, hasta 1.040 euros. El aumento del 8% se ha hecho de acuerdo con el informe de los expertos en la banda alta de la propuesta.
La mala noticia ha sido el repunte de la inflación. El indicador adelantado del IPC sitúa su variación anual en un 5,8% en enero, una décima por encima de la registrada en diciembre. Esta evolución es debida, según el INE, principalmente, a que los precios de los carburantes suben más que en enero de 2022, y que el descenso de los precios del vestido y calzado es menor que en el año pasado. En sentido contrario, destaca la bajada de los precios de la electricidad, mayor que en enero de 2022. La subida de los precios de los carburantes se debe a la supresión de las subvenciones del Gobierno a partir del 1 de enero. Sin embargo, mi compañero de la facultad Miguel Sebastián considera que la subida se debe a un cambio de metodología, como ha sido la ponderación que incorpora los mercados libres del gas y la electricidad. No se ha dado, por tanto, una subida como tal, sino por este cambio. En suma, más cosas positivas que negativas, aunque la inflación, haya subido o no, es aún preocupante, sobre todo el alza de los alimentos.
Catedrático Emérito de la Universidad Complutense y presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Ha sido Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense (1984-1998) y Rector de esta Universidad (2003-2011). A lo largo de su carrera docente ha impartido enseñanzas de Estructura Económica Mundial y Desarrollo Económico. Tiene numerosas publicaciones entre las que destacan los libros ‘Los desafíos de la economía mundial en el siglo XXI’ (Nivola,2002) y los escritos conjuntamente con José Luis Sampedro ‘Conciencia del subdesarrollo veinticinco años después’ (Taurus, 1996) y ‘La Inflación (al alcance de los ministros)’ (Debate, 2012).
Hay un dicho clásico en periodismo: «Una buena noticia no es noticia» «El arte de la guerra se basa en el engaño» nos dice Sun Tzu. En la película «La caza del Octubre Rojo» (1990), un submarino nuclear soviético, que pretende llegar a las costas de EE:UU, lanza señuelos para desviar los torpedos que le lanzan los norteamericanos. Las guerras modernas se iniciaron mediante la propaganda de la prensa. Son clásicas las campañas que hicieron en USA los magnates de la misma: Hearst y Pulitzer en contra de los españoles para justificar la guerra de Cuba y expulsarnos de la isla. Engaño que culminó con el hundimiento del obsoleto acorazado Maine.
Una buena noticia que afecta vitalmente a miles de españoles no es coreada como el error del «sí es sí» que afecta emocionalmente a unos pocos cientos. Pero unos comunicadores de «éxito» de un programa festivo (El hormiguero) causa mas impacto mediático y llega a más gente. Los lobos están al acecho sin descanso. No lo digo yo. El aviso está en el evangelio, raíz de nuestra cultura occidental.