
Mari Carmen Martínez
Vivimos días singulares. En pleno verano, estamos a las puertas de unas elecciones generales anticipadas por el capricho expreso de un presidente a quien no le tembló la mano a la hora de estallarle las vacaciones a los españoles, y con los ecos de un debate que más pareció un partido homenaje a la poco edificante ‘política del zasca’.

Ocurren cosas entre bambalinas en el Congreso que he vivido y que el ojo no llega a ver: los acuerdos que se alcanzan gracias a la capacidad negociadora de determinados diputados. Porque sí, también se llega a acuerdos en la Cámara Baja. Que, en algunos de los casos, ha desembocado en verdadero aprecio personal entre diputados que representan a partidos con ideologías absolutamente dispares
Es justo en estos días cuando vuelve a retumbar en mi mente una pregunta que tantas veces escuché allá por 2018, año en que decidí lanzarme a esta piscina: “¿Por qué lo dejas todo para dedicarte a la política?”. No podría hacer una cuenta siquiera aproximada de todas las veces que me lo preguntaron en aquel momento: mi familia, mis amigos, mis compañeros de profesión, los periodistas de mi ciudad, los afiliados del partido…Y sólo tenía una respuesta: quería trabajar por y para todos los andaluces. Cosas de la vida, a los pocos meses me vi bajando por la Carrera de San Jerónimo camino del Congreso de los Diputados. Para trabajar por y para todos los españoles, desde el escaño que me concedieron los gaditanos.
Han sido cinco años en política, y se puede decir que he vivido prácticamente de todo (pandemia, guerra y volcán, incluidos). Pero soy positiva por naturaleza, y por eso quiero quedarme con algunas de las mejores cosas: un cambio real en Andalucía tras casi 40 años, liderar la candidatura por Cádiz al Congreso, ser parte de aquel resultado electoral que nos situó como el tercer partido a nivel nacional…Y más importante que todo esto: aquellos pequeños grandes logros que hemos conseguido un grupo de sólo nueve diputados guiados por un equipo técnico asombroso.
Siendo portavoz de cinco comisiones en el Congreso de los Diputados, he tenido la suerte de poner muchos granitos de arena a los sectores por los que he trabajado. Conseguimos que se aprobara en la Comisión de Hacienda una bajada del IVA de las mascarillas en plena pandemia. Negociamos con el Ministerio de Agricultura para que los agricultores tuvieran la posibilidad de contar con una doble tarifa eléctrica. Logramos en los Presupuestos Generales del Estado que el sector turístico fuera declarado como estratégico. Y reforzamos, a través de enmiendas, muchas normas como la Ley de Cambio Climático, la Ley de Pesca Sostenible o la Ley que permite el funcionamiento en España de la nueva PAC.
Hace unos días, mi querido Ferran Bel (PDeCAT) tuiteaba el ránking de diputados con mayor número de intervenciones en esta legislatura. La clasificación la encabezaba él mismo, con 962. Para mi sorpresa, en el 2º puesto leí mi nombre, con un total de 952. Es en ese preciso instante cuando en realidad soy consciente de todo el trabajo del que hoy les hablo. Y es que tanto tuve que correr de sala en sala para llegar a tiempo a todas las comisiones que, al poco de arrancar la legislatura, cambié los zapatos de tacón por unas zapatillas de deporte.
Los más futboleros recordarán ‘Lo que el ojo no ve’, una sección del programa El Día Después (Canal +), en la que las cámaras apuntaban a las gradas para contar breves historias de los aficionados en los campos de fútbol. Eso es lo que quiero señalar hoy. Porque ocurren cosas entre bambalinas en el Congreso que he vivido estos años y que el ojo no llega a ver: los acuerdos que se alcanzan gracias a la capacidad negociadora de determinados diputados. Porque sí, también se llega a acuerdos en la Cámara Baja. Que, en algunos de los casos, ha desembocado en verdadero aprecio personal entre diputados que representan a partidos con ideologías absolutamente dispares. Ese cariño, también me lo llevo.
Y tengan claro que todo esto ha salido adelante gracias a ese grupo de personas que, como les comentaba anteriormente, forman parte del equipo técnico más completo que verán los Leones del Congreso. Un trabajo silencioso, anónimo y pocas veces reconocido de estos chicos y chicas que, con sus corazones y sus cabezas, han permitido que todo lo anterior fuera posible.
Gracias por estos años.
María del Carmen Martínez Granados (Jerez de la Frontera, 1979). Diplomada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Huelva. Diputada en el Congreso de los Diputados por Cádiz desde 2019. Previamente ocupó un escaño en el Grupo Parlamentario de Ciudadanos en el Parlamento de Andalucía. Actualmente es portavoz del GPCs en las Comisiones de Hacienda; Industria, Comercio y Turismo; Agricultura, Pesca y Alimentación; y Transición Ecológica.
Creadora de la marca Miss Catas, proyecto empresarial para acercar el mundo del vino a todos los públicos con catas exclusivas para particulares y empresas. Fundadora y presidenta de la Asociación de Sumilleres de Cádiz. Es también miembro de la Asamblea de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa).