El 40 Congreso Federal del PSOE oficializará el retorno del binomio Moncloa-Ferraz. Roto hace tres años con la llegada de Iván Redondo, empezó a recomponerse con su relevo por parte de Óscar López. Los socialistas no pudieron recibir mejor la sustitución de un agente externo, que venía de trabajar con el PP y que había creado en Moncloa un contrapoder a Ferraz, por un antiguo secretario de Organización del partido. Sobre esta reconciliación, Pedro Sánchez busca reforzar su capital político de cara al ciclo electoral de 2023, rodeado por una nueva generación de dirigentes muy próximos que han llegado al Gobierno y que van a ganar influencia en el partido, con Félix Bolaños, ministro de Presidencia, a la cabeza.
Transmitir una imagen de concordia inédita desde hace años. Ese es el principal objetivo de Pedro Sánchez en el 40 Congreso Federal, que se celebrará en Valencia entre el 15 y el 17 de este mes, un punto y aparte en la historia del PSOE sobre el que el presidente preparará su reelección. La cita servirá para escenificar la unidad de acción entre Moncloa y Ferraz, entre el gobierno y el partido, fundamental para revertir unas encuestas que, desde hace unos meses, acercan a Pablo Casado a la victoria.
El relevo de Redondo y Ábalos es todo un símbolo de la nueva etapa que se abre en el PSOE
La reconciliación entre Moncloa y Ferraz sólo ha sido posible tras el cese de Iván Redondo, que compensó en parte el shock que produjo la salida, completamente inesperada, de José Luis Ábalos. El relevo de ambos es todo un símbolo de la nueva etapa que se abre en el PSOE en este Congreso. El del primero, porque supone la salida de una influencia ajena al socialismo, al que siempre se contempló con recelo, entre otras cosas por venir de las filas del PP. El del segundo, porque pone punto final al ‘Espíritu de Xirivella’, la localidad valenciana donde Ábalos ejerció de anfitrión de Sánchez en su primer mitin como candidato a la secretaría general en las primarias de 2017. Sánchez ya no es un outsider con todo en contra, en combate contra el aparato del PSOE. Es un presidente del Gobierno que, con todo en contra, ha conseguido consolidar su proyecto político y que busca su reelección en 2023.
En los peores momentos de la relación entre Ferraz y Moncloa, durante los tres años que Redondo ha estado al frente del gabinete del presidente, en el partido resumían la cuestión con un “nadie quiere llevarse mal” con él. No por voluntad propia, sino porque sabían que mandaba, y mucho. En el partido, incluso tuvieron que ver cómo Redondo se ‘colaba’ en los maitines del núcleo duro socialista en Ferraz, en lo que quizá fuera un intento de mejorar una coordinación difícil de tejer. Un escenario lleno de desencuentros que nada tiene que ver con el que se abre con Óscar López al frente del gabinete del presidente.
López formó parte de la desbandada de colaboradores que sufrió Sánchez tras su dimisión forzada. Pasó de ser portavoz en el Senado y amigo íntimo del ahora presidente del Gobierno a ser uno de los máximos apoyos que tuvo Patxi López en la carrera por la secretaría general. Tras unos años de purgatorio en la presidencia de Paradores, Sánchez lo repesca porque pocas personas en el PSOE tiene la experiencia política y el conocimiento del partido que tiene Óscar López, secretario de Organización en la etapa de Alfredo Pérez Rubalcaba. Habrá que ver si termina formando parte de la ejecutiva, pero, aunque sólo sea desde Moncloa, su influencia en el devenir del partido va a ser clave.
El 40 Congreso supone también el ascenso de una nueva generación de dirigentes socialistas
El 40 Congreso supone también el ascenso de una nueva generación de dirigentes socialistas. Culminará la renovación abierta por Sánchez antes del verano con la remodelación del Gobierno y de los grupos parlamentarios en el Congreso y en Senado, de la mano de Héctor Gómez y Eva Granados, respectivamente. Con Adriana Lastra y Santos Cerdán en el puente de mando del partido -el segundo ha asumido la secretaría de Organización tras la salida de Ábalos- se dibuja la nueva nómina de líderes socialistas con los 12 coordinadores de las ponencias temáticas que articulan el congreso y las 2 coordinadoras de la ponencia marco, Hana Jalloul y Lina Gálvez.
Un sustancial en la nueva unidad de acción entre Moncloa y el partido lo va a desempeñar el nuevo ministro de Presidencia, Félix Bolaños, que se ocupa de una ponencia clave en el Congreso, la del rumbo político socialista, ‘PSOE 2030, un partido de futuro’. Bolaños es de los pocos socialistas -junto con Lastra- que acompañan a Sánchez desde su primera etapa al frente de la secretaría general del PSOE. De probado pedigrí socialista, su papel como vicepresidente político ‘de facto’ no despierta las suspicacias en el partido que seguro habría levantado Redondo. Antes del infausto Comité Federal de octubre de 2016, Bolaños estaba al frente de la Comisión Federal de Ética y Garantías y participó activamente en el segundo asalto sanchista al liderazgo del partido. Ya en 2017, coordinó la elaboración del nuevo Reglamento Federal de Desarrollo de los Estatutos del PSOE, y, justo antes de su desembarco en Moncloa, fue secretario de la Fundación Pablo Iglesias.
Hay otros dos ministros con muchas papeletas para entrar en la nueva ejecutiva y engrasar las relaciones Moncloa-Ferraz y que también se hacerse cargo de sendas ponencias en el 40 Congreso. Uno es el nuevo ministro de Exteriores, José Manuel Albares, coordina la ponencia que lleva por título ‘España en Europa y en el mundo’. Militante del PSOE madrileño –nació en el distrito de Usera- y hombre clave en negociaciones discretas y en gestión de asuntos delicados, este diplomático de carrera de 48 años, ejerció de ‘sherpa’ de Sánchez en todas las cumbres internacionales durante la anterior legislatura.
El armisticio con los críticos es el otro movimiento clave, simbolizado en la presencia de Felipe González
La otra es la nueva ministra de Educación, Pilar Alegría, al frente de la ponencia relativa a esa área: Universidades, Cultura y Deportes. La elección de Alegría como ministra y ponente para el Congreso Federal da idea de cómo Sánchez quiere aprovechar el 40 Congreso para cerrar oficialmente las heridas abiertas en 2017 por su enfrentamiento con Susana Díaz, de cuya candidatura a las primarias Alegría fue portavoz. De paso, le manda a uno de los barones más díscolos, Javier Lambán, el mensaje de que podría tener su relevo preparado. El caso de Alegría es parecido al de Isabel Rodríguez, que tras apoyar a Díaz en las primarias salió de la dirección del grupo socialista en el Congreso. Su elección como ministra de Política Territorial recorta también el margen de acción de Emiliano García-Page, en su papel de líder de los barones críticos con Sánchez y de opositor a cualquier gesto de acercamiento con la Generalitat.
El armisticio con los críticos es el otro movimiento clave de este 40 Congreso, simbolizado en la presencia en la cita de Felipe González, que acudirá a dar su respaldo a Sánchez junto a los otros dos ex secretarios generales, José Luis Rodríguez Zapatero y Joaquín Almunia. González no ha perdido ocasión de mandar recados a Sánchez. Por ejemplo, rechazó la posibilidad de aprobar los Presupuestos con ERC y EH Bildu, porque “no son interlocutores válidos”. Y llegó a afirmar que a veces tiene un “sentimiento de orfandad” con respecto al PSOE actual. Su enfrentamiento con Sánchez -Adriana Lastra vino a pedirle que se guardara sus opiniones porque “ahora nos toca a nosotros”- llegó a ser jaleado por la derecha, Vox incluido. Otros críticos, como Joaquín Leguina y Nicolás Redondo Terreros, que han criticado a Sánchez en la misma línea que el expresidente del Gobierno, llegaron a apoyar a Isabel Díaz Ayuso en la campaña del 4-M.
Pero González, que si algo tiene es olfato político, hace algunos meses empezó a detectar que los vientos políticos cambiaban, que Pedro Sánchez y su gobierno de coalición se consolidaban y que tocaba empezar a acercarse a su sucesor en el Gobierno y en la secretaría general del PSOE. Hace meses que González ha bajado el tono de sus comentarios, incluso con respecto a los indultos a los líderes políticos catalanes. El Congreso Federal servirá para escenificar una reconciliación largamente deseada por los socialistas y para cerrar una vía de agua en el partido celebrada y aprovechada por las derechas.
Iván Redondo se queda desnudo

Hubo un tiempo en que Iván Redondo consiguió construir en torno a sí un aura de hechicero de la política. De alguien conocedor de los arcanos demoscópicos, capaz de llevar al triunfo a políticos de toda clase. Pero si algo quedaba de eso tras su salida de Moncloa, la entrevista con Jordi Évole parece haber puesto el último clavo en el ataúd de su prestigio profesional. En eso coincidían un buen número de periodistas y analistas políticos y eso celebraban muchos en el PSOE, conscientes de que han ganado el pulso contra una persona a la que consideraban una amenaza. A Redondo, en la entrevista con Évole, se le vieron las costuras en trucos que pretendían ser epatantes y se escoraron hacia lo ridículo –se ve que suele ir con dos piezas de ajedrez en el bolsillo- y, además, infringió una regla sagrada para quien ha estado tan cerca de los gobernantes: la confidencialidad. Revelar que el presidente te ofreció un ministerio quizá se pueda hacer en tus memorias, muchos años después de haber abandonado el cargo, pero no tres meses después. Se reivindicó y subrayó –en contra de las evidencias- que se fue él, que no le echaron. También desveló que a partir de ahora será columnista de ‘La Vanguardia’.
En sectores muy amplios del PSOE nadie olvida de dónde viene Redondo. Tienen muy presente que comenzó trabajando con el PP, que llevó a la alcaldía de Badalona a Xavier García Albiol –en esa polémica y recordada campaña que vinculaba la delincuencia a inmigración- y que consiguió que José Antonio Monago arrebatara a los socialistas la presidencia de Extremadura en 2011. Tampoco se olvidan de que durante unos meses, a finales de 2015 y principios de 2016, cuando los morados peleaban por sorpassar al PSOE, mantuvo muy buenas relaciones con Pablo Iglesias. Más recientes están los resultados de las elecciones de noviembre de 2019. Un par de días antes de las elecciones, Redondo aseguraba a quien quisiera escucharle que la repetición electoral beneficiaba al PSOE y que estaría en los 130 diputados. Unas predicciones que chocaron con la realidad y por las que muchos dedos socialistas le señalaron en la noche electoral.