Destacado Económico / N.L. ■
Una de las principales conclusiones del estudio LLYC titulado ‘Mujeres sin nombre’ es que durante el último año se han publicado 2,5 más noticias sobre hombres que sobre mujeres. Un hecho importante porque La visibilidad del talento femenino, y de la mujer en general, supone un acelerador de la igualdad.
Otro hallazgo del informe es que la mención explícita al género es 2,3 veces más frecuente en el caso de las mujeres que en el de los hombres. Es lo que LLYC ha bautizado como el “apellido femenino”, que se utiliza para incluirlas a ellas cuando se habla de talento, liderazgo o deporte, por ejemplo, como si al no incluir tras estas grandes temáticas la palabra “femenino”, por defecto, no se las estuviera tomando en cuenta. Y lo cierto es que, en general, no se está contando con ellas.
La igualdad no ha llegado aún al lenguaje
El nombre propio de las mujeres aparece en general un 21% menos en los titulares que el de los hombres (es decir, una quinta parte menos) y su nombre propio aparece un 40% menos que el de los hombres en los titulares de las temáticas más relevantes desde el punto de vista del estudio, como el deporte, la ciencia, el liderazgo o el cine.
Es decir, el lector se sienta frente a noticias de mujeres sin nombre. Leeríamos, por ejemplo, “Una mujer podría ser la nueva presidenta de Estados Unidos”, en lugar de “Nombre real + apellido real, firme candidata a la presidencia de Estados Unidos”.
Parece economía del lenguaje, pero lo cierto es que transmite sesgo, no es informativo e invisibiliza. Porque esa mujer tendrá un nombre, y además será altamente reconocida y estará sobradamente cualificada como para ameritar mención de su nombre en el titular, y no su condición de mujer.
Los hombres firman más
En la mayoría de países del mundo, los hombres firman un 50% más de noticias que las mujeres. En el análisis de autorías por países observamos que hasta el 80% de noticias se publican sin autor. Sin embargo, las noticias que están firmadas tienen, en su mayoría, rúbrica masculina. República Dominicana tiene la mayor brecha de autoría: los hombres firman tres veces más noticias que las mujeres. Panamá, Chile, EE UU y Argentina también tienen una brecha significativa. En EE UU, donde la mayoría de noticias se firman, los hombres lo hacen ocho puntos porcentuales más que las mujeres. En Portugal y Ecuador, la brecha es mucho menor, siendo Portugal el país donde hombres y mujeres firman noticias prácticamente por igual. Colombia es el único país donde existen más mujeres que hombres firmando noticias en cinco de las ocho secciones analizadas.

Los datos obtenidos son congruentes con la reducida proporción de mujeres en posiciones de liderazgo dentro de las redacciones periodísticas, así como la marginación de las mujeres expertas, según el estudio comisionado por la fundación Bill y Melinda Gates ‘La perspectiva olvidada de las mujeres en los medios’. En el análisis de las noticias en las que se señala un autor o autora observamos que existe una diferencia entre hombres y mujeres determinada por las temáticas de la publicación.
Las secciones de salud, sucesos y sociedad son donde más firman las mujeres, en torno al 45%. Deporte, tecnología y economía son las secciones con menos redactoras femeninas, en torno al 25%. Aun firmando más los hombres que las mujeres, en México, Portugal y Ecuador lo hacen por encima de la media.
De acuerdo con el informe del Instituto Reuters, que analiza la desigualdad de género en el liderazgo de las redacciones, proporcionalmente hay menos mujeres que lideran que las que ejercen la profesión. Concretamente, apenas el 21% de los puestos jerárquicos pertenecientes a los doce mercados analizados por Reuters corresponden a mujeres, pese a que ellas representan el 40% de los profesionales ejerciendo el periodismo (Reuters, 2022).
Más ausentes en la economía o la tecnología
El hecho de que las mujeres periodistas escriban más sobre determinados temas como la salud y la sociedad, pero estén mucho más ausentes en temas como la economía o la tecnología, puede relacionarse con los estereotipos de género en los medios de comunicación. Los resultados de este informe sostienen la tesis de que el género desempeña un papel en la credibilidad percibida de un artículo periodístico.
En el estudio ‘Woman’s got to write what a woman’s got to write’ los investigadores descubrieron que los artículos de noticias escritos por periodistas hombres se percibían como significativamente más creíbles en general, pero especialmente cuando el artículo tenía una temática tradicionalmente ligada a lo masculino, como la tecnología. Las secciones con más firmantes masculinos, como “Deporte” o “Economía”, abusan más del apellido femenino. Por ejemplo, en el ámbito del deporte, sucede en los casos del baloncesto femenino y el fútbol femenino (98% de mención “femenino”) y en economía, en los casos del emprendimiento, el talento y el liderazgo (80% de mención “femenino”). Mientras, en las secciones en las que las firmantes femeninas destacan más (aun siendo menos que los hombres), se mencionan más nombres propios. Por ejemplo, en el caso de periodistas (2% de mención “femenino” frente a 79% de mención a sus nombres), o personajes de la tele o en las secciones de “Cultura” y “Sociedad”. Estos datos ponen de manifiesto que en las temáticas menos maduras en materia de igualdad también hay menos firmantes femeninas
La economía, la política y el periodismo son cosa de hombres
Este estudio analiza tres categorías profesionales que son un ejemplo de la brecha de representación en los medios de comunicación. De la muestra de noticias que referencian “mujer” o “femenino”, las políticas suponen un 10,1%, las empresarias el 3,2% y las periodistas el 1,2%. Cuando analizamos los datos en noticias que mencionan al hombre, el porcentaje es menor que el femenino en todas las categorías.
Este hallazgo se explica a través de una de las tesis principales de la investigación: “Mujer” y “femenino” se referencian más porque a las profesionales femeninas se las asocia más con su género y condición de mujer. Por lo que respecta al análisis de la temática “familia”, en política es donde hay menos diferencias familiares con respecto a los hombres.
Sin embargo, en la categoría que más habla de la soltería, el matrimonio o el divorcio de las mujeres, un 40% más. “Empresa”, por otro lado, es la categoría que más asocia a la mujer con su familia.
Bellezas exitosas, pero sin liderazgo
La imagen es otra temática donde aparecen sesgos de género para las periodistas, las empresarias y las políticas. De hecho, las mujeres en política son expuestas por su belleza física un 10% más que los hombres. Un dato muy valioso para la investigación es que las mujeres políticas, aun siendo las lideresas más asociadas al éxito, son también las menos asociadas al liderazgo y menos confiables como autoridad.
Podemos afirmar que las suposiciones basadas en el género son en gran medida responsables de esta representación de las mujeres políticas. Asignar a las mujeres rasgos como la compasión y la calidez mientras se describe a los hombres en términos de competencia y asertividad tiene un gran impacto en lo que percibimos como “material de liderazgo”
En los medios de comunicación, y también a nivel sectorial, empresarial y asociativo, se ha tendido a adjetivar con el término “femenino”. Así, se han creado secciones específicas en los medios, plataformas de notoriedad colectiva y numerosas agrupaciones sectoriales, algo que ha sido y sigue siendo muy importante.
Estos avances nos deberían facilitar dar ahora el siguiente paso: la visibilidad más allá del apelativo “femenino”. Porque esta herramienta, que ha ayudado a crear referentes y evidenciar brechas, sesgos y estereotipos, tiene también efectos negativos.
Un rol secundario y anecdótico
Cuanto más se menciona el “apellido femenino” en una temática particular, existe una menor tendencia a mencionar el nombre propio de las protagonistas en esa sección (correlación de -72%).
Esto produce un fenómeno de “subordinación semántica” que relega a la mujer, como ciudadana individual y no solamente como miembro de un colectivo, a un rol secundario y anecdótico.

Esa mención al “apellido femenino” con respecto al masculino se produce dos veces más en noticias generales y hasta diez veces más en ámbitos como el liderazgo, el talento o el deporte, mientras que cuando se expresan en genérico se presuponen esencialmente masculinas. Además, el nombre propio de las mujeres en estas prominentes temáticas estudiadas aparece un 40% menos que el de los hombres en titulares, pero “mujer” y “femenino” figuran cuatro veces más que “hombre” o “masculino”.
En uno de cada 15 mensajes sobre mujeres se menciona explícitamente “mujer” o “femenino”, más del doble de lo que aparece “hombre” o “masculino” en noticias sobre hombres.
En los doce países estudiados, las mujeres son más mencionadas que los hombres de manera explícita; es decir, a través de esos sustantivos o adjetivos. En concreto, un 18% más. Pero esta es la media, y hay algunas diferencias entre países, ya que esto se produce sobre todo en los de lengua hispana.
En concreto, en español, tres de cada cinco noticias (un 60%) que hablan de un género apuntan a la mujer. Y en Argentina y México se menciona “mujer” y “femenino” incluso más, el doble que al hombre. Sin embargo, en EE UU, Brasil y Portugal se menciona más al hombre, especialmente en EE UU, donde la mención al género masculino es un 30% superior al femenino.
Ese adjetivo introduce sesgos y limita los marcos comparativos de los referentes femeninos donde parece que sólo se puede medir con otras mujeres. Homogeneiza y despersonaliza a un grupo poblacional que en realidad es diverso y que supone más del 50% de la población mundial. Y perpetúa los roles de género que oprimen a las mujeres. La adjetivación de ciertos conceptos como “femeninos” suele ir acompañada de sesgos temáticos, como una mayor asociación a la familia, el activismo, la sostenibilidad, la cultura o incluso la salud mental. Por eso, asegura LLYC, que promueve una visibilización de la mujer diversa y, ante todo, representativa.
Esposa y madre
Como ya detectamos en el anterior informe sobre igualdad de LLYC, que analizaba la visibilidad de la mujer en las redes sociales, la conversación social asocia a las mujeres con sus familias mucho más que a los hombres. Pues bien, esa situación de las redes sociales se repite también en los medios de comunicación.
En concreto, en los medios se menciona un 36% más a la familia en noticias sobre mujeres que en noticias sobre hombres, y lo hace de manera cosificadora: si la protagonista es una mujer se traslada “es la esposa de” un 10% más que “tiene como marido a”, y si el protagonista es masculino se publica “tiene como esposa a” el triple que “es el marido de”.
En resumen, “esposa” se menciona siempre más que “esposo” o “marido”, al que se le atribuye pertenencia o posesión. Además, se ha registrado la desorbitada cifra de 366% más de menciones a la familia en noticias sobre empresa asociadas a la mujer que al hombre (es decir, cuatro veces más).
En el caso de estas empresarias, la familia de sangre aparece en noticias hasta 30 veces más que el estado de sus relaciones de pareja en comparación con los empresarios. En el mencionado estudio sobre redes sociales se detectó que las relaciones familiares de las empresarias de habla hispana eran mencionadas un 62% más respecto a ellos. En el caso de las noticias sobre ciencia, cuando se trata de científicas se menciona la familia un altísimo 191% más (dos veces más) que cuando se trata de científicos. Y los ascendientes y descendientes de las periodistas se mencionan, también dos veces más en el caso de ellas que en el de ellos.
Se destaca el estado civil de las mujeres
A su vez, la política es el ámbito en el que se dan menos diferencias familiares con respecto a los hombres. Curiosamente, el estado civil de estas mujeres sí parece suscitar interés: es donde más se habla de la soltería, matrimonio o divorcio de las mujeres, un 40% más que en el caso de ellos.
Estas mujeres políticas son asociadas a la familia por encima de los hombres (un 30% más que ellos); es prácticamente la misma proporción que la ya detectada en redes sociales en el anterior informe de LLYC (en la conversación digital, la diferencia era de 34,8%).
En cuanto a regiones, en Iberoamérica se asocia la familia un 45% más a la mujer que al hombre. Sin embargo, en EE UU es un 6% más habitual asociar la familia al género masculino en las noticias, asociándose los hijos un 8% más, los padres un 50% más y los abuelos dos veces más a las noticias sobre hombres que sobre mujeres.
Dentro de los distintos formatos de noticias, destacan las entrevistas por ser los espacios que ligan más a la mujer con su familia. Comparando entre formatos, en las entrevistas se exponen aspectos familiares de la entrevistada un 20% más que en las noticias.
Esta mayor asociación entre familia y mujeres en las entrevistas sugiere que este formato, en el que la cobertura surge del diálogo entre entrevistador y entrevistado, tiene un mayor riesgo de ser estereotípico en cuanto al género que otros formatos de noticias.
Según el estudio ‘Las Mujeres y los Medios de Comunicación’ del Instituto de la Mujer de México se sigue observando una representación estereotipada de las mujeres, las cuales son asociadas a la esfera privada, la familia y el hogar.
Esclavas del espejo
En los doce países, la moda se asocia más a noticias que refieren a la mujer que al hombre. De promedio, el modo en que visten las mujeres se refleja en una de cada 25 noticias sobre ellas. EE UU es el país que más asocia a la mujer a la moda. “Moda”, como término que refleja una percepción del diseño y el estilo en el vestir, es un 27% más frecuente en noticias sobre mujeres, pero la “ropa”, que refleja una percepción más práctica y funcional, se asocia un 13% más a noticias masculinas.
Los calificativos o complementos vinculados a la moda no presentan un volumen significativo, aunque algunos, como “elegante”, se aplican un 42% más a las mujeres. En la esfera de la empresa, las mujeres también son vinculadas a la moda tres veces más que los hombres.
El tratamiento de las mujeres políticas es un buen ejemplo de la prevalencia de la cobertura mediática sobre su imagen. Nuestros resultados son coherentes con la investigación del Consejo de Europa sobre la cobertura mediática de las elecciones, en la que se afirma que el color del pelo, la pérdida de peso y la indumentaria son temas que suelen ser más comentados que las decisiones políticas de las mujeres políticas, su historial electoral y sus programas.
Mujeres emprendedoras, hombres expertos
En noticias relacionadas con empresa y economía, a las mujeres se las vincula con el emprendimiento un 216% más que a ellos, y presentan una mayor asociación con sectores concretos como el turismo o la industria. Los hombres figuran más en noticias sobre pérdidas y ganancias, inflación, mercados, stock, paro, negocio o dinero.

En concreto, en los medios se menciona un 36% más a la familia en noticias sobre mujeres que en noticias sobre hombres, y lo hace de manera cosificadora: si la protagonista es una mujer se traslada “es la esposa de” un 10% más que “tiene como marido a”, y si el protagonista es masculino se publica “tiene como esposa a” el triple que “es el marido de”. / EP
De estos resultados se puede inferir que la mujer es incluida en la información económica para hablar de proyectos o actividades concretas, mientras que son fuentes masculinas las que acaparan posiciones como expertos o analistas para temas financieros y de macro o microeconomía. Sin embargo, las páginas salmón en EE UU reflejan una mujer mucho más cercana a la idea de negocio y compañía, referencias más débiles en Iberoamérica (es decir, en el resto de países analizados, incluidos España y Portugal).
Sin cuota de mediocridad
No es suficiente con ser buenas: parece que las mujeres necesitan hacer algo extraordinario para ser noticiables. El referente de mujer que reflejan los medios es, con mucha frecuencia, de éxito y excepcionalidad. Las noticias sobre mujeres políticas, por ejemplo, destacan un 50% más sus aciertos y minimizan sus errores en comparación con los dirigentes masculinos. Y esto a pesar de que las políticas son las lideresas menos asociadas al liderazgo y menos confiables como autoridad, aunque las noticias exponen más sus aciertos.
Parece paradójico que esto pueda tener implicaciones negativas. Sin embargo, cuando es tan notorio que sólo sean reseñables sus grandes logros, que no pueda existir una cierta “mediocridad”, la imagen que se proyecta de la mujer es de perfección. Esto alimenta el síndrome de la impostora, la inseguridad y el ‘burnout’.
Los resultados recabados de las noticias sobre ciencia también apoyan esta tesis de la excepcionalidad: una de cada cinco noticias que expone liderazgo resulta inspiracional, con términos como “líder”, “reconocida” o “representa”. El éxito femenino, en este campo, viene dado por ser la primera en inventar o descubrir algo, pero no se da el mismo valor a la continuidad, la mejora o el progreso en tendencias científicas. Para la científica, a diferencia de la lideresa deportiva, el fracaso no es significativo
Así fue investigado
Este estudio ha sido realizado por Luisa García, Miguel Lucas, Bárbara Guillén, Beatriz Rodríguez, Lola Quintero y Alejandro Burgueño.
Para realizar este análisis, el equipo de Deep Digital Business de LLYC ha buceado en más de 14 millones de noticias del último año con mención explícita al género, y acudido a más de 78.000 fuentes de información en doce países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, México, Panamá, Perú, Portugal y República Dominicana).
El trabajo se ha abordado desde 17 campos semánticos de estudio: doméstico, familia, abusos, sexual, deporte, crimen, policía, militar, ciencia, tecnología, moda, derechos humanos, contenido audiovisual, empresas, emprendimiento, periodismo y política, subdivididos en ocho secciones de prensa o grandes temas: tecnología, economía, sucesos, deporte, sociedad, medio ambiente, cultura y salud.
Tras la exploración, se han estudiado de manera aislada los tres grupos referentes más destacables por predominancia femenina, evolución histórica o variabilidad con respecto al promedio: ciencia, deporte y profesionales de la seguridad (policías, militares o fuerzas armadas), cuya tendencia se estudia en los últimos cinco años (una ventana temporal cinco veces superior a la inicial) y se coteja semánticamente con respecto a los perfiles de líderes analizados en el último informe sobre igualdad realizado por LLYC, procedentes de los ámbitos de la empresa, la política y el periodismo.
Se han analizado más de 200.000 noticias por cada uno de estos referentes, y se han evaluado aspectos perceptivos como liderazgo, equipo, éxito, fracaso, valores y atributos. Finalmente, para corroborar la presencia tanto masculina como femenina en contraste con la mención explícita de su género, los autores han analizado manualmente cinco años de noticias asociadas a los referentes y los líderes previamente mencionados.