
Joan Capdevila
Con este provocativo título se presentaba el documento de referencia para los debates de una sesión maratoniana que me llevó a Washington hace unos días. Tuvo el presidente de la Comisión de Economía del Congreso el buen tino de proponer, y la Mesa de dicha Cámara aprobar, la participación de los portavoces de los grupos parlamentarios junto a parlamentarios procedentes de más de 60 países en el mayor Foro Parlamentario Mundial jamás celebrado, con el que se iniciaron las Reuniones de Primavera del FMI y el Banco Mundial de este año. Veníamos convocados por el Rt. Hon. Liam Byrne, MP del Reino Unido y presidente de la Red Parlamentaria sobre el Banco Mundial y el FMI y por un documento de referencia sobre la reforma de la financiación mundial del desarrollo (https://www.parlnet.org/wp-content/uploads/2023/04/Memo-PN-Bridgetown-Agenda.pdf) . Acudíamos a escuchar y tomar nota, para de regreso a nuestras cámaras orientar nuestros esfuerzos en un mayor y más eficiente impulso en razón de la sostenibilidad del planeta y de fomento del desarrollo, pero ante todo por humanidad, para vehicular la redistribución suficiente de riqueza que permita vidas con dignidad y derechos en todo el mundo. A destacar la casi nula presencia de las grandes potencias ‘donantes’, quizás con algunas excepciones, y por tanto con una parcial fuerza sobre el objetivo fijado. A destacar ninguna alusión al principio de subsidiariedad: aquello es una reunión de grandes expertos con visión de grandes estados…
El FMI llama insistentemente a la cooperación multilateral ya que el endurecimiento de las condiciones financieras puede tener un impacto dramático en los mercados emergentes y las economías en vías de desarrollo
Las previsiones del World Economic Outlook presentadas por el FMI no dejan de ser, a pesar de todo, esperanzadoras porque la economía mundial se está recuperando del ‘crack’ de la pandemia y de la guerra de Ucrania, aunque la inflación y las recientes turbulencias del sistema financiero no nos dejen respirar tranquilos. Las noticias en datos siguen siendo buenas: el crecimiento económico mundial sigue con unas perspectivas que rozan el 3%, aunque en la zona euro nos moveríamos en el 2023 y 2024 en el 1%. España se mantendría algo por encima, en el 2%. La mala noticia es una inflación mundial desbocada que no permite a corto plazo volver a zonas de confort, porque después del 8,7% de 2022, se espera un 7% a final de 2023 y cerca de un 5% para 2024. La buena noticia es que los mercados laborales siguen fuertes en las economías avanzadas, lo que facilita la labor a unos responsables políticos que tendrán que lidiar con la pesadilla de mantener en paralelo la estabilidad financiera y la necesidad de proveer de recursos a la poblaciones más vulnerables.
El FMI llama insistentemente a la cooperación multilateral ya que el endurecimiento de las condiciones financieras puede tener un impacto dramático en los mercados emergentes y las economías en vías de desarrollo. Las previsiones de crecimiento a largo plazo (cinco años) son pesimistas puesto que la gran economía china sigue desacelerando su crecimiento y las cicatrices de la pandemia siguen todavía vivas en las cadenas de suministros. Al FMI le preocupa mucho la fragmentación del mundo y la incapacidad para tejer grandes consensos que acaben cumpliéndose, especialmente ante los retos del cambio climático o la preparación ante una nueva pandemia. Tampoco ayuda una deuda pública que la pandemia dejó en una ratio respecto al PIB impensable hace unos años, y que con la subida de tipos de interés se agravará. De aquí la llamada a unas políticas fiscales “más restrictivas” que sin duda será acogida con fuertes reticencias en muchos países y que, expresada así sin más, suena a receta que no ha funcionado en otras ocasiones.
En fin, que la temida recesión no se ve, al menos según el FMI, por ninguna parte. Y la estanflación consiguiente, tampoco. Eso sí, no tenemos tiempo que perder (‘no time to lose’) y nos toca hacer bien los deberes: acabar con la guerra, actuar contra el cambio climático, la desigualdad y la inflación. Vaya, seguir actuando como si la recesión estuviese a la vuelta de la esquina. Casi nada.
Presidente de la Comisión de Industria del Congreso de los Diputados y portavoz en la de Transición Ecológica. Veterinario y empresario pyme durante 25 años. Ahora Diputado a Cortes (pero no me lo tengan en cuenta) independiente en el G.P. Republicano (ERC). Licenciado en la UNEX, tengo un Máster en la UAB y un Programa Ejecutivo en Deusto BS.