
Sin maldad / José García Abad
Se te reconoce un buen currículo desde tus antecedentes como abogada laboralista, como los de Felipe González. Sin embargo, el propio Felipe, que aportaba más como atracción electoral que el propio partido, reconocía que el líder no es nadie sin un buen partido.
Es necesario, además, un hueco en el mercado que Felipe lo encontró en las siglas históricas del PSOE, cuyos ancianos dirigentes en el exilio tras la Guerra Civil estaban desconectados de la España de los setenta. Felipe se percató de la permanencia en la memoria ciudadana de dichas siglas, contra la hipótesis general de que, tras la muerte de Franco, sería el PCE el mayoritario de la izquierda.

No te fallan las ganas, condición obligada. Quieres ser presidenta, la primera presidenta de este país. Has comprobado que el cajón del feminismo está lleno a reventar por lo que has optado como supremo gancho por tu condición de mujer
Y, ¡ojo!, en el PSOE fracasaron los intentos de segregación que se produjeron de militantes que reivindicaron más pureza o más izquierda. En el PP también fracasaron los que se levantaron con planteamientos similares, hasta que lo consiguió Santiago Abascal creando Vox, que vio el granero potencial de la ultraderecha en ascenso en toda Europa.
Pablo Iglesias vislumbró su hueco apropiándose de un mercado, el de los negacionistas, que denunciaban a los que entregaban su voto como cómplices del engañoso sistema de la democracia burguesa. Un grupo de gran tradición española, el de los anarquistas, que se negaba a votar y que sólo cambió de posición, a regañadientes, en vísperas de la Guerra Civil.
Exhibes, Yolanda, una buena gestión al frente del Ministerio de Trabajo, en tu esforzada negociación con los interlocutores sociales y has mantenido fuertes posiciones sociales en el gobierno de coalición con el temple necesario para no hacerlo peligrar.
Tu discurso de guardar las formas, rebajar la crispación, de agrupar las fuerzas de la izquierda, de Sumar, es simpático, de buena educación, pero no suficiente para alcanzar el objetivo supremo. No ofreces una cruzada que agite multitudes, una oferta más concreta y atrayente que la que has formulado: ”Recuperar la esperanza” en nombre de tus abuelas, tus nietas y tu hija, Carmela.
Has comprobado que el cajón del feminismo está lleno a reventar, por lo que has optado como supremo gancho por tu condición de mujer. “Porque –razonaste– es el tiempo de las mujeres. Queremos ser las protagonistas de la historia y la España de las mujeres es imparable”. Mujeres como Irene Montero, Ione Belarra, María Jesús Montero o Nadia Calviño.
En tu intento de superación partidaria apuntas a los sindicatos. Yo de ti no me fiaría de ellos, que, obviamente, se apoyan en la ministra para sus negociaciones con la patronal. Ya no son lo que eran; sin ir más lejos cuando Cándido Méndez era, de facto vicepresidente tercero de Zapatero; o yendo un poco más atrás en aquellos felices tiempos en que Willy Brandt en Alemania y Olof Palme en Suecia arreglaban la política económica de sus respectivos países tomando cada lunes sendos cafelitos con los dirigentes sindicales.
Ciertamente no te fallan las ganas, que es condición obligada. Ya has dicho que quieres ser presidenta, la primera presidenta de este país. Como Tamames, salvando género y edad. No dudo que tendrías posibilidades, mucho más que Ramón Tamames, si llegara un día que ante el hartazgo del abuso partitocrático se convocara una oposición abierta para el empleo de presidente, o presidenta, del Gobierno.
Iván Redondo, que parece patrocinarte, ha sido más obsequioso en ‘La Vanguardia’, donde se exilió: Sostiene Redondo: “Sumar debe soñar con la presidencia este año o antes del 2028. ¿Por qué no? Yolanda Díaz quiere ser presidenta y en política quien quiere, puede. Hay piloto. Ante el PP-Mercedes y el PSOE-Ferrari, si Sumar quiere ser el Aston Martin, sólo faltan los ingenieros y el coche. Y un dominio en carrera del reglamento o ‘ley D´Hondt”.
Lleva ejerciendo la profesión de periodista desde hace más de medio siglo. Ha trabajado en prensa, radio y televisión y ha sido presidente de la Asociación de Periodistas Económicos por tres periodos. Es fundador y presidente del Grupo Nuevo Lunes, que edita los semanarios El Nuevo Lunes, de economía y negocios y El Siglo, de información general.