Juan José Omella ha pedido perdón por los abusos a menores en el seno de la Iglesia. Lo insinuó hace meses presionado por el Papa Francisco y las conferencias episcopales de los países de nuestro entorno. Pero hacía falta que fuera más explícito y, sobre todo, responder a las iniciativas políticas, como son la comisión de investigación parlamentaria promovida por Unidas Podemos, ERC y EH Bildu, la investigación emprendida por la Fiscalía y la investigación encargada al Defensor del Pueblo.
Así las cosas, el presidente del Episcopado (CEE) ha acompañado su arrepentimiento por la forma en que la institución católica ha ocultado las denuncias de pederastia con el anuncio de una auditoría independiente a cargo del bufete de abogados Cremades & Calvo Sotelo. Una propuesta que no ha gustado a las víctimas porque consideran de parte.
El presidente de la firma de abogados, Javier Cremades, ha reconocido en una rueda de prensa que es “católico, miembro del Opus Dei. Por eso tengo pleno convencimiento de que la Iglesia debe ir hasta el final, hasta el fondo, investigar, pedir perdón si es necesario y rectificar todo aquello que sea necesario”.
Él, que creó con Antonio María Rouco Varela la Fundación Madrid Vivo en 2006 formada por las grandes fortunas del Ibex-35 para acabar financiando la Jornada Mundial de la Juventud que trajo a Madrid a Benedicto XVI en 2010, considera que este vínculo no implica que “haya un conflicto ni dificultad”.
Las víctimas de religiosos que abusaron de ellas siendo menores se fían más de las investigaciones que acaben emprendiendo las instituciones que, dijo Omella en la rueda de prensa del martes donde anunció la auditoría, contarán con la colaboración de la Iglesia para aportar la información de que disponga.