Plácido Domingo acaba de reconocer que acosó sexualmente a las mujeres que desde el pasado verano han denunciado al tenor, aún a riesgo de que políticos españoles o compañeras de profesión hayan empañado su buen nombre en una encendida y en ocasiones incendiaria defensa del cantante.
La conciencia o los consejos legales de algún equipo jurídico han dado un vuelco a la versión de Domingo, que primero habló de los usos y costumbres de los hombres hacia las mujeres y ahora admite “toda la responsabilidad” de sus acciones, en alusión a los casos de abuso que ejerció presuntamente contra veinte compañeras de profesión en los 80.
En una carta remitida a la agencia Efe pide perdón “por el dolor causado” y del que, tras “varios meses” de reflexión, admite ser responsable. Curiosamente, tras la condena al productor Harvey Weinstein de dos delitos sexuales y cuando una investigación oficial del sindicatos de músicos de ópera de Estados Unidos concluye que el tenor acosó sexualmente a varias mujeres y ejerció abuso de poder.
La confesión o probablemente la investigación han tenido sus primeras consecuencias en España, donde el artista cancelaba su actuación prevista en La Traviata antes de que el Teatro Real la anulara, el Festival Internacional de Música y Danza de Úbeda hacía lo propio con el concierto previsto el 3 de mayo y la comisión ejecutiva del patronato del Palau de les Arts retiraba el nombre de Plácido Domingo de su Centro de Perfeccionamiento.