Alba del Prado
Podemos busca alternativas a la postura de independencia total que ha adoptado Yolanda Díaz que, al menos de momento, marca distancias con los ‘morados’. A la vista del fracaso en sus llamadas y presiones -incluida su ausencia en la foto del nacimiento oficial de Sumar- para que la plataforma de la vicepresidenta del gobierno y ministra de Trabajo cierre una alianza preelectoral, la formación que dirige Ione Belarra busca alianzas que le permitan concurrir a las elecciones con ciertas garantías de éxito.
Podemos quiere explotar una de sus fortalezas: su buena relación con dos de los socios más importantes para reeditar el bloque de la investidura, ERC y EH Bildu, con los que pretende ejercer de llave y bisagra ante diferentes iniciativas parlamentarias de fin de legislatura como la tan traída y llevada reforma de la Ley del ‘solo sí es sí’.
Como se ha confirmado esta semana al cerrarse el plazo de enmiendas a la propuesta del PSOE para reformar la ley del ‘solo sí es sí,’ ERC, Bildu y Podemos han presentado enmiendas prácticamente idénticas y hacen piña frente a la propuesta de reforma planteada por el PSOE.
Es evidente que, ante la votación -la próxima semana- de la Ley de Libertad Sexual -la próxima semana- la coalición de gobierno mira más a las municipales y autonómicas que a asegurar un buen clima interno. Tanto es así que si no llegan a un acuerdo sus grupos parlamentarios, el PSOE no descarta sacar adelante la reforma de la ley estrella del Ministerio de Igualdad de Irene Montero, con los votos del PP.
Ante la votación de la Ley de Libertad Sexual -la próxima semana- la coalición de gobierno mira más a las municipales y autonómicas que a asegurar un buen clima interno
Los independentistas plantean elevar las penas en ciertos casos, pero con una propuesta alternativa a la que ya registró el PSOE y que dio lugar al mayor enfrentamiento entre las dos fuerzas que componen el Ejecutivo después de que la diputada ‘podemita’, Lucía Muñoz, criticara la propuesta socialista en estos términos “Se alían con PP y Vox para que vuelvan a preguntarnos si cerramos bien las piernas”.
Los grupos parlamentarios de ERC (13 diputados) y Bildu (seis) han sido claves para la aprobación de diversas reformas y leyes del gobierno de coalición como los Presupuestos Generales del Estado o la reforma de las pensiones en la que los catalanes incluyeron dos mejoras que inciden en la reducción de la brecha de género en la jubilación. La participación de Podemos, ERC, Bildu y CUP, por ejemplo sirvió para sacar adelante también la ley de bienestar animal. En otras ocasiones, ‘morados’ e independentistas han presentado en el Congreso iniciativas que, sopor haber fracasado en su tramitación, no han sido señaladas, como el plan para ceder inmuebles de Sareb a comunidades y ayuntamientos.
La presión se le ha vuelto en contra a Podemos que juega ya la baza de consolidar institucionalmente las buenas relaciones personales con los líderes de ERC y Bildu; tanto con Gabriel Rufián como con Mertxe Aizpurua. La posible ‘alianza’ de Podemos con catalanes y vascos puede ser una de sus armas en la batalla electoral que se avecina.
Dividir resta
Las encuestas (especialmente el CIS) ya le han dicho a los morados que la división en la izquierda no les favorece pero, desde dentro y fuera del partido, se insiste en exigir a Sumar que se comprometa, antes del 28-M, a la celebración de primarias abiertas para elegir los candidatos de las listas conjuntas que llegaran a formar para las próximas generales .
Díaz se mantiene firme en que no es momento de hablar de listas ni de métodos de confeccionar las candidaturas sino sólo de adherirse a su proyecto. Y eso lleva a ‘maltraer’ a un Podemos que este fin de semana celebra su Fiesta de la Primavera en Zaragoza en uno de sus momentos más ‘bajos’ de relaciones con otras fuerzas a la izquierda del PSOE.
Morados, catalanes y vascos han coincidido, frente al PSOE, en la ley del ‘sí es sí’, la de bienestar animal o la “ley Mordaza”
Desde el partido de Irene Montero no se ve con buenos ojos la red de relaciones que la Ministra de Trabajo ha tejido en los últimos años con formaciones como la propia Izquierda Unida de la que procede o, para escarnio de los morados, con el Más País de uno de sus ex, Íñigo Errejón, por no hablar del nuevo líder de Compromís, Joan Baldoví.
Aunque, quizá más que ninguna otra, la excelente relación de Díaz con la líder de Barcelona en Comú, Ada Colau, es la que más duele en Podemos, habida cuenta de que la actual alcaldesa de Barcelona fue su candidata insignia en los anteriores comicios.
De hecho, la renovación del ‘Acuerdo del Turia’ en Canarias que, además de Podemos y Compromís, reunió a la nueva formación de Alberto Rodríguez (también ex de Podemos), Proyecto Dragó, con representantes de Verdes Equo, Més per Mallorca, Coalición por Melilla, Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía de Ceuta, además de la Chunta Aragonesista han acabado de inquietar a los morados. El líder in pectore de la formación, Pablo Iglesias, no tuvo empacho alguno en atacar desde su perfil de Twitter a alguno de estos líderes en respuesta a una foto que le ‘perteneció’ en las anteriores elecciones y que ha perdido a manos de una iniciativa, Sumar, en cuyo nacimiento no ha figurado Podemos.
Desencuentros
La formación morada, por su parte, pretende reforzar su alianza con catalanes y vascos sobre la base de los desencuentros de Yolanda Díaz con ERC. El voto en contra de los independentistas catalanes a la reforma laboral no es algo que la ministra de Trabajo haya olvidado. La reforma salió adelante por un solo voto (y equivocado) de un poco atento diputado del PP.
Es más, durante su tramitación parlamentaria, el portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), en el Congreso, Gabriel Rufián, llegó a decir que: «Esta reforma es la que hubiera negociado y votado Albert Rivera de haber sido vicepresidente”.
Quizá por ello, durante la presentación de Sumar, Yolanda Díaz fue lapidaria a la hora de saldar cuentas con los republicanos. La próxima candidata a la Moncloa señaló que: «La política útil no es votar en contra de una reforma laboral con el PP y Vox por puro politiqueo”.
Por su parte, Rufián respondió con dureza a la vicepresidenta y ministra de Trabajo al asegurar comprender “que útil es pactar con Garamendi y con Cs [Ciudadanos] una Reforma Laboral sin unos salarios de tramitación y una indemnización digna a cambio del aplauso y la financiación suficiente para apuñalar a quienes te pusieron donde estás”.
Aunque la reforma laboral no ha sido el único ‘frente’ entre ambos políticos. Uno de los primeros fue la postura, intencionadamente ambigua, mantenida por Díaz ante la defensa del llamado ‘derecho a decidir’ en Cataluña; mientras Podemos -sobre todo a través de Pablo Iglesias- siempre ha defendido sin ambages la celebración de un referéndum en Cataluña para conocer cuál es realmente el estado de opinión de la ciudadanía catalana respecto a la independencia.
Pero no solo de rivalidades vive el acercamiento entre Podemos y los independentistas de izquierdas. Sus coincidencias durante la legislatura han sido especialmente productivas para los objetivos de los tres partidos. Es el caso de la frustrada reforma de la Ley Mordaza, que no salió adelante por los votos en contra de ERC y Bildu. En esta ocasión, aunque Podemos apoyó la propuesta del PSOE, las posteriores declaraciones del portavoz ‘morado’, Pablo Echenique, marcaron importantes diferencias en la coalición. Echenique reclamó al PSOE cesiones en los cuatro puntos de discrepancia con sus aliados parlamentarios: la redacción de la desobediencia, las faltas de respeto a la autoridad, lo concerniente al uso de pelotas de goma por las fuerzas de seguridad y las devoluciones en caliente de inmigrantes ilegales en la frontera, especialmente la que separa a España y Marruecos.
El voto en contra de los independentistas hizo fracasar la votación de la reforma; por lo que la Ley de Seguridad Ciudadana, que aprobó el Gobierno de Mariano Rajoy en 2015 sigue en vigor.
No obstante, la tramitación dejó también un rastro de enfrentamiento entre Pablo Iglesias y Enrique de Santiago, portavoz de Interior de Unidas Podemos y un fiel apoyo de Yolanda Díaz. Como suele ser habitual en el exvicepresidente del gobierno, las redes sociales fueron el foro. En ellas, Iglesias aseguraba que: “Tienen toda la razón ERC, Bildu y Podemos al exigir que la derogación de la ley mordaza, que el PSOE se niega a hacer, acabe de una vez con las balas de goma en España”.
Mientras Santiago le respondía que: «La Ley Mordaza no menciona una sola vez las pelotas de goma, es materia de la leyes de policía autonómicas y del Estado. Tampoco en Cataluña hay una ley prohibiendo las pelotas de goma. UP [Unidas Podemos] ha trabajado para eliminarlas, pero no conseguirlo aún no justifica cuatro años más de Mordaza”.
Tensión a la izquierda
La tensión desatada antes de la presentación oficial de Sumar se mantiene. Más allá de las mutuas acusaciones respecto a quien tiene la culpa de la falta de unidad de la izquierda, Podemos reivindica su fuerza social frente a los que piensan que están «alejados de la mayoría» y condenados a estar en una «esquinita del tablero». En otro extracto asegura que representa a los militantes de izquierda que «se indignan» cuando ven que «sus ministros se ponen de perfil» con la deriva de la OTAN y la guerra de Ucrania, mientras que «solo» su líder, Ione Belarra, dice lo que estos colectivos piensan.
Podemos reivindica su fuerza social frente a los que piensan que están «alejados de la mayoría» y condenados a estar en una «esquinita del tablero»
En un vídeo de promoción de su Fiesta de la Primavera, Podemos se reivindica como una formación que es ”mucho más que sus dirigentes de ayer y de hoy. Podemos es mucho más que un partido. Es mucho más que dos ministerios», en alusión a las carteras que ocupan dos de sus dirigentes: Irene Montero (Igualdad) (Irene Montero) y Ione Belarra (Derechos Sociales). Aunque obvia las tres que ocupan miembros de Izquierda Unida: Yolanda Díaz (Trabajo), Alberto Garzón (Consumo) y Joan Subirats (Universidades).
Podemos venía a responder de alguna manera a la foto del Estadio Magariños de Madrid, donde se presentó Sumar, en la que aparecieron numerosos antiguos miembros de la formación morada como Íñigo Errejón, hoy líder de Más País. O Jorge Lago y Ariel Jerez. El primero formó parte del núcleo que hizo posible la campaña de 2014 primer responsable del think tank Instituto 25M, que abandonó después de que en 2016, en Vistalegre II, Pablo Iglesias impusiera sus tesis a las de Errejón. Por su parte, Ariel Jerez, profesor de la Universidad Complutense, trabajó con Pablo Iglesias antes de lanzar Podemos, del que fue diputado por Guadalajara.
En el Magariños también estuvo el exdiputado Miguel Vila o uno de los ideólogos del partido en sus inicios, Santiago Alba; Nacho Escartín, portavoz hasta hace pocos meses de Podemos en Aragón, cesado por la secretaria general, Maru Díaz, después de que asistiera a un acto de Yolanda Díaz en Zaragoza. Escartín sucedió en 2017 a Pablo Echenique como secretario autonómico. Lander Martínez (ex secretario general autonómico de Euskadi de Podemos), vinculado a la creación de Sumar, o antiguos miembros destacados como Pablo Bustinduy o Segundo González fueron oros de los destacados ex ‘morados’ en el bautismo de la formación de Yolanda Díaz. Como el asturiano Daniel Ripa, expulsado hace apenas unos meses del partido por un incumplimiento del código ético que él en cambio asocia a una purga. Ripa promovió la candidatura de Covadonga Tomé en las primarias celebradas para las listas autonómicas del Principado, opción que salió vencedora frente a la candidata afín a la dirección nacional.
Yolanda Díaz fue lapidaria a la hora de saldar cuentas con los republicanos por su voto en contra de la reforma laboral. Señaló que: «La política útil no es votar en contra de una reforma laboral con el PP y Vox por puro politiqueo”
Además, en una estrategia ya habitual en la formación morada, los principales líderes de Podemos airean sus diferencias ante la opinión pública y han desencadenado todo tipo de críticas hacia su compañera de gobierno, La número dos de Podemos, Irene Montero, ha subrayado su preocupación por el hecho de que Yolanda Díaz no esté por ahora «tan comprometida con la unidad”.
El nerviosismo ante la indefinición de las coaliciones electorales con las que los morados pretenden renovar sus actuales cuotas de poder municipal es evidente. Los ataques a Díaz se prodigan como vía para intentar forzar una alianza que la ministra de Trabajo parece no tener prisa por cerrar. De hecho, mientras Montero insinuaba que la líder de Sumar es una de las dirigentes que se «pone de perfil» en debates sobre la OTAN o la guerra de Ucrania, más tarde, desde círculos próximos a Pablo Iglesias, se destacaba la intervención de Yolanda Díaz en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros en las que eludió pronunciarse sobre las negociaciones en torno a la ley de vivienda y la reforma de la ley del solo sí es sí.
Falta por ver cómo reacciona el votante a esta estrategia de doble enfrentamiento que Podemos parece haber desencadenado con peleas encontradas tanto con el PSOE (algo comprensible ante procesos electorales) como con Izquierda Unida y Sumar.