El 14 de febrero, salvo sorpresa, se celebrarán las elecciones que pueden poner punto final a un ciclo político en Cataluña y España. Si Pere Aragonès hace buenos los pronósticos de las encuestas y consigue que ERC sea la fuerza más votada, tendrá vía libre para poner en práctica la agenda pragmática que ya deja entrever. Sólo lo puede impedir Laura Borràs, que liderará la candidatura de JxCat para intentar mantener el pulso con el Estado. Sobre la mesa, la posibilidad de un Govern progresista liderado por Aragonès y apoyado por el PSC de Miquel Iceta y los Comuns de Jessica Albiach. El alto número de indecisos, hasta un 22%, según el último sondeo del Centre d’Estudis d’Opinió, deja todas las opciones abiertas.
Pere Aragonès: el retorno del peix al cove
“Hay que priorizar gobernar bien por encima del conflicto simbólico. Hemos de ofrecer confianza en que las instituciones están en buenas manos”. Así se expresan Oriol Junqueras y Marta Rovira en el libro ‘Tornarem a vèncer (I com ho farem)’ –‘Volveremos a vencer (Y cómo lo haremos)’-, publicado recientemente. Esa es la divisa con la que han operado los dirigentes de ERC en los últimos tiempos, y quién mejor para liderarla que el hombre que tituló su biografía política ‘Pere Aragonès, l’independentisme pragmàtic’. En la obra, escrita por la periodista Magda Gregori, Aragonès subraya que el independentismo no debe “olvidar la represión, pero al lado debemos tener la agenda económica y social”. Y en ello está, implicándose en la gobernabilidad del Estado, apoyando los PGE en Madrid y tejiendo una alianza con el president valenciano, Ximo Puig, para dar la batalla fiscal contra Madrid.
En una entrevista a La Vanguardia, Aragonès afirma que “aquel PSC con el que nos entendimos ya no existe. Los que defienden aquel PSC de Pasqual Maragall hoy están en ERC”. Con el PSOE se entienden mejor, dice, porque “es un partido de otro país” y descarta “totalmente” cualquier acuerdo con los de Miquel Iceta
Las encuestas le dan como principal favorito a la presidencia de la Generalitat. Una de las últimas, la del Centre d’Estudis d’Opinió -el organismo equivalente al CIS- señala que ERC ganaría las elecciones con 36 o 37 escaños, respecto a los 32 actuales. Pero no es la primera vez que las encuestas dan la victoria a los republicanos para, tras abrir las urnas, ver cómo la posconvergencia, en cualquiera de sus múltiples marcas electorales, se ha llevado el gato al agua. La gran incógnita es si los votos le darán a Aragonès para optar por las dos mayorías de gobierno posibles: la actual, junto a JxCat y apoyada desde fuera del Govern por la CUP; o una progresista junto a los comuns y con el PSC como aliado parlamentario -tanto entre los republicanos como entre los comunes tienen asumido que los socialistas no tienen intención de reeditar los tripartitos de los tiempos de Pasqual Maragall y José Montilla-.
En una reciente entrevista con La Vanguardia, Aragonès señalaba que el próximo Govern “debe tener alianzas más allá del independentismo”, y cita concretamente a los comuns. Sobre el PSC, señala que “aquel PSC con el que nos entendimos ya no existe. Los que defienden aquel PSC de Pasqual Maragall hoy están en ERC”. Con el PSOE se entienden mejor, dice, porque “es un partido de otro país” y descarta “totalmente” cualquier acuerdo con los de Miquel Iceta porque “no hay ningún proyecto compartido. El suyo es incompatible con lo que defendemos nosotros”.
De momento, comparece en la campaña sacando pecho por haber sentado al gobierno en una mesa de diálogo en la que, aseguran, al menos han podido trasladar su demanda de amnistía y autodeterminación. Una amnistía que no será tal, pero que en no muchos meses cobre la forma de un indulto que ponga en la calle a los políticos presos, con Junqueras a la cabeza. Su lastre, que no tiene mucho tirón. Su carisma, comparado con el del propio Junqueras, su mentor, es sensiblemente inferior. En la entrevista con La Vanguardia, Aragonés, cuestionado por este asunto, afirma: “yo no soy de la política espectáculo. Me gustan más los hechos y creo que así se avanza”.
Su perfil es el de un aparatchik de la cantera de ERC, en la que destacó pronto, primero como portavoz de las juventudes del partido y luego como diputado en el Parlament. Fue con Junqueras al frente de la conselleria de Economía cuando su carrera política vivió un punto de inflexión. Le entregó la secretaría general de Economía y en ella siguió tras la aplicación del 155. De hecho, fue el único alto cargo no cesado en esa conselleria, esquivando, además, la persecución de la justicia, a diferencia de sus compañeros en la cúpula del departamento, como Lluís Salvadó, secretario de Hacienda, o Josep Maria Jové, mano derecha de Junqueras. Aragonès tiene ante sí el reto final del junquerismo, acceder a la presidencia de la Generalitat sometiendo a los herederos de Convergència.
Laura Borràs: la heredera de Torra desplaza a Puigdemont
Laura Borràs será la candidata de JxCat tras haber arrasado en las recientes primarias celebradas por la formación impulsada, en principio, por Carles Puigdemont. La actual portavoz en el Congreso obtuvo el 75% de los votos, muy por delante de su rival, el conseller Damiá Calvet. Sobre ella caerá la responsabilidad de tratar de dar la vuelta a las encuestas y mantener su posición como primera fuerza. El CEO le adjudica entre 28 y 30 escaños, por los 34 que tiene actualmente, aunque en el sondeo recorta cierta ventaja sobre ERC en relación a encuestas previas.
Con Borràs, el torrismo ha desplazado a la corriente más moderada, representada por Calvet, y a los más fieles a Puigdemont, diluidos en el proceso de primarias.
El triunfo de Borrás no es la mejor noticia para un Carles Puigdemont que ve cómo pierde pie en el día a día del independentismo. Y es que Borràs, una oradora emotiva y con mucho tirón en la posconvergencia soberanista, pertenece al núcleo duro del último president, Quim Torra. Con ella, el torrismo ha desplazado a la corriente más moderada, representada por Calvet, y a los más fieles a Puigdemont, diluidos en el proceso de primarias. Desde Waterloo, Puigdemont todavía está a tiempo de liderar la candidatura simbólicamente, aunque el expresident todavía no se ha decidido.
Sobre Borràs, eso sí, se cierne la posibilidad de ser procesada por su gestión al frente de la Institució de les Lletres Catalanes, aunque quizá sea un punto fuerte para el independentismo más recalcitrante, un mérito que demostraría la persecución política por parte del Estado. La ahora candidata de JxCat se las habría ingeniado para favorecer a un amigo con contratos que, en total, le reportaron casi 260.000 euros entre enero de 2013 y enero de 2018. Unos contratos divididos que como mucho alcanzaban los 18.000 euros cada uno, evitando así la obligación de concederlos mediante concurso público. La causa -falsedad documental, fraude, prevaricación y malversación de caudales públicos- la estaba llevando hasta ahora el Supremo, como corresponde con una diputada, pero el abandono del escaño y su ingreso en el Parlament provocará que el proceso quede en manos del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
De momento, Borràs llega a la campaña sin comprometer su apoyo a ERC en el caso de que los republicanos ganen las elecciones. Aragonès y los suyos se han zafado de forma relativamente fácil del amago de JxCat de convertir estas elecciones en otro plebiscito, pero el perfil de Borràs deja claro que su campaña consistirá en insistir en la independencia y en el conflicto con el Estado. Eso es lo que han votado los miembros de JxCat, descartando el perfil de gestión que representa Calvet, en la línea de lo que Aragonès simboliza en Esquerra.
Dentro de la familia posconvergente, la elección de Borràs, pone las cosas más fáciles al PDeCAT para entrar en el Parlament con un escaño, como le augura el sondeo del CEO. Su candidata será Àngels Chacón, la exconsellera cuyo cese por parte de Torra marcó un punto de inflexión para un PDeCAT que, desde entonces, ha dado un giro de 180 grados en la estela de ERC, apoyando los PGE en Madrid y tratando de retomar el pragmatismo de CiU. Quien se quedaría fuera del Parlament es la tercera grieta posconvergente, el Partit Nacionalista de Catalunya, liderado por una Marta Pascal que fue clave para articular la mayoría de la moción de censura, enfrentándose abiertamente a Puigdemont, pero cuyo mensaje se ha quedado sin sitio con el giro del PDeCAT.
Miquel Iceta: ¿vuelta al Govern?

El alto número de indecisos que recogen los sondeos -y el desplome de Ciudadanos-, deja abierta la posibilidad, lejana pero no descabellada, de que el PSC de Miquel Iceta pueda ser la fuerza más votada. Con esa ilusión preparan los socialistas catalanes una campaña en la que, a priori, recuperarán la tercera posición, con 22 o 23 escaños, según el CEO. Iceta será su candidato por tercera vez consecutiva, después de que el nombre de Salvador Illa sonara como relevo en los mentideros políticos y mediáticos de Madrid. Es posible que ese fuera el plan de Pedro Sánchez el año pasado, cuando ERC bloqueó el nombramiento de Iceta como senador autonómico, el paso previo a su candidatura como presidente de la Cámara Alta. Pero con Iceta en Barcelona e Illa como uno de los ministros mejor valorados tras hacer frente a la pandemia, el hipotético relevo queda para más adelante.
Sin perder de vista su flanco izquierdo, el principal objetivo de Iceta es recuperar al electorado que se marchó a Ciudadanos en las elecciones de 2017. De ahí que vete cualquier alianza con ERC. En una entrevista concedida a El Mundo, el primer secretario del PSC asegura que “nosotros con quien quiera la independencia o un referéndum de independencia no pactaremos. Y ERC dice que no pactará con nadie que no sea independentista”. Punto final… O no. Cuando se abran las urnas y se cuenten los votos quizá alguno de estos vetos tenga que revisarse. De momento, Iceta presume de que “somos el único partido que pacta con todos”, tanto con ERC en Madrid para sacar adelante los PGE, como con JxCat para liderar la diputación de Barcelona, con los comuns -en el ayuntamiento de la capital catalana- y hasta con Ciudadanos -por ejemplo, en el pueblo de Junqueras, Sant Vicenç dels Horts-.
Carlos Carrizosa: el sucesor de Arrimadas para frenar la debacle

Malas perspectivas para Ciudadanos que, según apuntan todos los sondeos, dejará de ser la primera fuerza política de Cataluña para ser la cuarta, con 13 o 14 escaños, según el CEO, muy por debajo de los 36 que consiguió en 2017. Enterrada ya la coalición electoral con el PP -la España Suma, sobre la que Pablo Casado afirmó que “estamos en otra etapa”-, que hubiera maquillado el descalabro, le toca a Carlos Carrizosa minimizar el daño. Un Carrizosa, por cierto, que será candidato después de que la dirección encabezada por Inés Arrimadas descabalgara a la persona que iba a ejercer ese rol, Laura Roldán, tras haber ganado holgadamente las primarias. Unas primarias que se celebraron con Albert Rivera todavía al frente del partido.
El argumento proporcionado este verano, cuando se tomó la decisión, es que Roldán ya ocupaba la portavocía en el Senado y, por tanto, se optaba por una persona que «tendrá exclusivamente cargo público en Cataluña”, explicaba el comunicado de la formación naranja, “para que no pueda ser identificado como un candidato de siglas y difumine cualquier idea de partidismo, facilitando así la futura coalición constitucionalista”. El relevo levantó ampollas en el sector crítico del partido y algunos cargos llevaron el nombramiento ante el tribunal de garantías del partido, que ha terminado respaldando a la dirección y a Carrizosa hace algunas semanas.
Carrizosa ha dado el pistoletazo de salida a la precampaña tirando del leit motiv de Ciudadanos: ser el azote del independentismo. Y es que Ciudadanos ha remitido a la Fiscalía varios correos de Borràs que, según la formación naranja, acreditarían que la candidata de JxCat maniobró para conceder contratos a dedo a un amigo cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes.
Jessica Albiach: la bisagra de la suma ERC-PSC

Tres años después, los comuns llegan a las urnas con el mismo objetivo que en 2017: quebrar la entente entre ERC-JxCat y tejer un nuevo Govern con el apoyo del PSC. El problema de ese proyecto es que sus principales defensores son el eslabón más débil de esa hipotética entente. Según el sondeo del CEO, la formación liderada por Ada Colau se mantendría en una horquilla de entre 7 y 9 escaños, al nivel de los 8 con los que cuenta en la actualidad. Una buena noticia para una formación que se ha ido erosionando sensiblemente a lo largo de los últimos años, con la salida del sector soberanista liderado por Elisenda Alamany y Joan Josep Nuet, -encuadrado ahora en ERC- y el abandono de la portavocía por parte de Xavier Domènech, el gran líder con el que contaban los comuns tras Colau.
La candidata en los comicios del 14-F, Jessica Albiach, heredó el timón del grupo parlamentario en la cámara catalana tras la renuncia de Domènech y ha conseguido evitar que Catalunya En Comú cayera en la irrelevancia. Bajo su mando, los morados han cerrado el acuerdo presupuestario con el Govern que señalan como “la primera piedra” del gobierno progresista por el que abogan. Para marcar ese perfil progresista, la gran novedad de la lista es el exdirigente de CCOO Joan Carles Gallego, que será el número dos de Albiach. Rosa Lluch, hija del histórico ministro de Sanidad asesinado por ETA, será la cabeza de lista en Girona.
Alejandro Fernández e Ignacio Garriga: la batalla de la derecha

PP y Vox van a librar una batalla crucial en Cataluña, por el simbolismo que pueda tener el hecho de que la formación liderada por Santiago Abascal quede por delante de los populares. Los dos partidos, según el CEO, se benefician del desplome de Ciudadanos y se quedan en una horquilla de entre 7 y 8 diputados. Un escenario igualadísimo en el que candidato de Vox, Ignacio Garriga, tiene mucho que ganar y nada que perder. Exactamente lo contrario que su rival en el PP, Alejandro Fernández.
Garriga tuvo su bautismo de fuego en la moción de censura presentada por Vox el pasado mes de octubre. Él fue el elegido para defenderla, en detrimento de otros portavoces más consolidados como Iván Espinosa de los Montero o Macarena Olona. Este odontólogo de 33 años salió airoso del envite y tendrá la posibilidad de asestar un golpe moral importante al que fue su partido durante cincos años, hasta 2010.
Enfrente, compitiendo por los mismos votos, tendrá a un Alejandro Fernández al que le toca gestionar la ruptura -dialéctica- con Vox que certificó Pablo Casado en el debate de la moción de censura. Consciente de lo que se juega, Casado se va a volcar en la precampaña catalana. El líder de los populares tiene intención de visitar esa comunidad todas las semanas de aquí hasta el 14-F. Un buen resultado en Cataluña -quién sabe si hasta sorpassando a Ciudadanos, se preguntan en el PP- daría un impulso importante a nivel nacional a un partido que no está en su mejor momento tras la aprobación de los PGE y la previsión de una legislatura larga.
Dolors Sabaté: favorita para liderar a la CUP
La exalcaldesa de Badalona, Dolors Sabater, ha cobrado fuerza en los últimos días para liderar la candidatura de la CUP el 14-F. Todavía está por ver que las negociaciones con la plataforma municipalista que lidera Sabater lleguen a buen puerto -unas negociaciones que además debe refrendar la militancia- pero parece que quedan relegados los nombres que han estado encima de la mesa hasta ahora, como los de Carles Riera, portavoz en el Parlament, o Eulália Reguant, concejal en el Ayuntamiento de Barcelona.
En las quinielas también estuvo el nombre de David Fernàndez, uno de los líderes más reconocibles de una organización que apuesta por la coralidad y la rotación de cargos. Él fue el primer portavoz que tuvo la CUP en el Parlament, cuando decidió dar el salto del municipalismo a la política catalana en 2012. Sin embargo, habría rechazado la posibilidad de volver a liderar las listas.
Siguiendo su método de trabajo, lo que sí ha hecho ya la CUP -a la que el CEO concede entre 7 y 8 diputados- es presentar su propuesta política para las elecciones del 14-F. Un texto en el que destaca su compromiso para hacer un nuevo referéndum antes de 2025. “Nos hace falta volver a coger la iniciativa en la confrontación con el Estado para defender nuestros derechos y libertades como pueblo”, subraya el documento.